La leyenda de San Miguel
La suave y embriagante brisa llena de frescura nutria los cerros de Villa Escazú en un día nublado y frío de Octubre; se respiraba la calma trasmitida por el campo, el arrullador movimiento de las copas en los árboles, que su encantador sonido hipnotizaba los sentidos al punto de fundir el espíritu más austero con el corazón más cálido. Poco a poco la neblina descendía hasta cubrir los caminos empedrados de la joven villa que en su embellecedora y oscura arquitectura dejaba ver un pasado enriquecido con grandezas no muy distantes teñido de influencias barrocas y góticas en sus edificios, balcones y puentes colmados de momentos acuñados en la memoria de la historia; pero la joya por excelencia en cuanto a diseño y aires de majestad era la parroquia de San Miguel de Escazú , uno de los primeros templos construidos en toda la nación; un orgullo silencioso en su presencia atraía la atención de cualquier que con un sublime tacto de sentimiento podría intuir el alma encarnada en la piedra preciosa del templo. Como la caricia noble de un amor constante, así de frágil y poderosa al mismo tiempo era la emoción que embotaba de gusto en presencia de toda la villa, colmando de una dulce melancolía y esperanzador aire al espíritu. El campanario principal de la parroquia había sido cubierto por la neblina dejando a la vista en la cornisa las imágenes de mármol de los tres arcángeles principales a los que residentes eran devotos, las estatuas habían sido traídas desde Nápoles en 1798 un año antes de concluir la edificación. Poseía en su arquitectura la apariencia de un castillo con sus tres torres en forma triangular, tan elevada y puntiaguda que parecían rasgar los cielos con su imponente hechura, al mejor estilo de los palacios góticos de Europa. Frente al templo se encontraba la alcaldía separada por plaza principal de la villa. Por una de las ventanas de la alcaldía en uno de los pisos superiores, un anciano rozaba con sus manos la tapa negra de un libro con aspecto antiguo, sentado a un lado de la ventana iluminado por el fuego de la chimenea mientras observaba el exterior con serenidad y cálculo. El hombre era el capitán Morazán que durante más de cuarenta años sirvió al ejército nacional y para ese momento fungía como director de la Guardia oficial en la alcaldía, a sus 87 años entendía como nadie los asuntos jurídicos del estado en la nación. Un abrupto golpe azotó la puerta en la oficina donde el capitán descansaba lo que hizo que el anciano aún fuerte se pusiera en pie _Marlon acaso es usted?_ pregunto el capitán, recuperándose del momento de absorto en sus ideas.
_ Si señor perdone no puedo abrir la puerta_ respondieron. El capitán avanzó hasta la entrada y abrió dándole pasó a un joven oficial de piel blanca y cabello pelirrojo con cierta obesidad, podía rondar los 25 años siendo uno de los "novatos" de la Guardia bajo las órdenes del capitán Morazán._Pensé que no estaba acá señor, hemos estado en su búsqueda desde hace ya varias horas pronto pasará por usted el carruaje que lo llevará a San Antonio debe estar listo_ dijo el joven sosteniendo una cálida sonrisa mientras hablaba _No entiendo por qué tanto problema para encontrarme ya deberían de estar acostumbrados a mi manía de rondar en mi despacho por las tardes, debe de aprender a estudiar los patrones de sus allegados señor Marlon de lo contrario cualquiera con un poco más de imaginación puede aprovecharse de sus descuidos y hay mucha gente que proteger acá_ respondió el capitán con gesto serio caminando hacia afuera del despacho al pasillo con el joven oficial siguiéndole _Debe de disculparme señor pero es difícil acostumbrarse a usted, normalmente sorprende a todos con sus ausencias en el cuartel sino le conociera tan detalladamente mal pensaría de su ética militar_ dijo el joven sonriendo aún más, causando una mueca de molestia en los labios del anciano pero paulatinamente dibujando una leve sonrisa con el joven oficial quien seguía mirándolo amablemente , la verdad del caso es que existía una gran confianza entre ambos, pues el capitán confiaba en un aspecto fundamental de Marlon su sinceridad y nobleza. La villa se preparó para un acto cívico importante que se celebraría en San Antonio parte de la zona norte de la villa donde los mayores propietarios de haciendas residían y la Guardia oficial encabezada por el capitán Morazán sería en sí la homenajeada. Todos los participantes civiles con mejores posibilidades sociales habían sido cordialmente invitados, porque si bien la villa era próspera y su economía de las más estables por otro lado muchos lugares entre ellos barrios enteros estaban habitados por campesinos que lejos de participar del derroche empalagoso de Escazú, se veían más ocupados en alimentar a sus familias y subsistir. Tres carruajes esperaban fuera de la alcaldía donde el capitán y el oficial Marlon abordarían dos de estos finos carruajes traían seis oficiales cada uno
_ Podrías decirme quién es el hombre anciano que está en uno de los carruajes Marlon?_ Pregunto el capitán con un gesto de extrañeza. _ Aparentemente es el suegro del tesorero de la Guardia, creo que solicitó que lo trajeran de la capital es muy retirado, creo que usted puede entender este uso llamémosle "extra oficial"_ Contestó Marlon con rostro de indignación. Ambos bajaron las gradas de la entrada principal de la alcaldía y un oficial abrió la puerta para darle paso a Morazán. La tarde caía rápidamente y una llovizna empezó a acompañar a los visitantes al acto oscureciendo el cielo. En la villa el camino más difícil en cuanto acceso era el que conducía a San Antonio púes se hallaba cuesta arriba y antes de entrar dos puertas enormes debían abrirse para dar paso; usualmente a grandes delegaciones provenientes de Villa Escazú o de alguna otra ciudad. Aunque también existían salidas más pequeñas en las murallas este y oeste para mercaderías y el paso cotidiano de los residentes. _ Me muero de cansancio_ dijo el capitán pasando la mano por su rostro. _ Bueno señor francamente nadie tiene mejor oratoria que usted ni mejores experiencias, le pondrán mucha atención, la que es debida en este tipo de eventos, estoy realmente emocionado _ Exclamó Marlon entusiasmado. Con solo dos años en la guardia era una hermosa oportunidad de sentir el reconocimiento _ Han pasado muchas cosas desde que existe la guardia oficial en la villa, fue un honor cuando vi por primera vez a tantas personas organizadas en pos de esta tierra yo era más joven cuando el país entró en guerra y jamás me imaginé que un conflicto traería tanto orden posteriormente. Me pregunto aun así si hemos hecho un buen trabajo_ dijo el capitán bajando la mirada al suelo del carruaje que avanzaba. _ La gente está más segura y confían en nosotros señor, no creé que hemos mejorado en mucho la calidad de vida en general desde aquellos terribles episodios de guerra?_ decía el joven. _ Hemos cambiado las cosas eso es verdad tanto que ya no reconozco la época en la que en la plaza principal corrían niños descalzos y las ferias se organizaban después de misa. Al reponernos de la guerra estaba seguro que se buscaría un mejor oriente, y vi cómo se levantaba una villa diferente, orgullosa, poderosa sin debilidades... Sin pobreza, pero lo cierto es que nos encargábamos de crear el mundo que unos cuantos idearon con otros principios que yo no conocía y me comprometí a protegerlos... porque es mi hogar después de todo_ Marlon guardo un corto silencio al escuchar las palabras de su capitán quien se veía agotado espiritualmente _ Señor usted en una ocasión durante un campamento de entrenamiento en la provincia de Cartago , me mencionó que nunca había visto dos amaneceres iguales en las montañas de Cartago y bueno me parece que... es lo mismo con nosotros fue un amanecer distinto_ Decía Marlon tímidamente _Marlon uno puede cambiar puedes hacerlo realmente lo que es invariable, lo que nunca debe cambiar son tus principios aquello te que formó lo que te dio a conocer cómo persona. Nunca vi dos amaneceres iguales en Cartago pero siempre sentí el mismo aprecio por su inalterable majestad tan sencilla y cautivante. Pero ahora no siento que camino en mi mundo, no espero que me entiendas muchacho tu viste está villa crecer con su nuevo régimen, es loable y se muestra tan digna... pero ya no es mi mundo o al menos no el que una vez vi tan brillante como el sol en las montañas de Cartago_ dijo el capitán silenciando una vez más al joven oficial quien no se animó a seguir debatiendo pues entendía que el viejo capitán ya había observado y sentido el mundo de forma única en un tiempo al que sólo a él le pertenecía. La concurrencia al acto se acrecentaba en la plaza central de San Antonio, teniendo un diseño similar al del centro de Escazu, pues también se había construido un templo un tanto más sencillo pero muy elaborado artística y arquitectónicamente. La guardia oficial de Villa Escazu tenía como sede principal el edificio conocido como " Ángelus Nox" en San Antonio haciendo alusión a la vieja leyenda de la puerta al cielo, una leyenda que como muchas en la villa se pasaban por tradición, aunque esta última generó la muerte y desaparición de cientos de colonos, exploradores y aventureros pues se decía que aquel que encontrará la entrada dominaría su espíritu y el del mundo entero sería como Dios en el aspecto más poderoso del creador, su sabiduría. _El lugar luce espléndido y mejor organizado que los actos presidenciales en la capital _ Decía un joven entre la multitud de personas observando el interior del edificio "Nox" este joven era Antonio Azevedo hijo del tesorero de la guardia oficial de Villa Escazu _ Tienes mucha razón Antonio pero el tiempo no nos favorece tanto, este frío está retrasando la voluntad de más de uno para llegar hasta aca _ Le Contestó una hermosa joven quien acompañaba a Antonio tomándolo del brazo entre la concurrencia y tratando de visualizar algún rostro familiar _ Aún no veo a tu hermano ni a tu padre llegarán tarde a su propio homenaje_ Decía la joven con una encantadora sonrisa _Todavía no puedo concebir lo rápido que mi hermano se adapto a la guardia, tenía por entendido que era casi una hazaña soportar un estricto sistema como el de la guardia oficial y con mayor razón ahora que se estableció el statu quo militar de la escuela superior de los Ángeles verdaderamente me tiene sorprendido_ comento el joven Antonio con un gesto de sorpresa en su rostro y de gusto _ No sé por qué no decidiste entrar con tu hermano eres muy inteligente, hábil, siempre inmerso en los libros de historia nacional pudiste aplicar perfectamente a la colegiatura de la escuela superior siento que desaprovechas una oportunidad mi querido Antonio_ decía la joven _Diana yo prefiero defender lo que quiero con la mejor arma existente la diplomacia, estudiar leyes y vincularme con la administración gubernamental es tener por los cuernos al toro y precisa de un arte especial_ dijo Antonio _ Antonio muchacho como estas! _ Un saludo repentino hizo voltear al joven; el capitán Morazán recién llegaba_ Señor que gusto verlo! supongo que mi hermano viene con usted_ Dijo Antonio observando a sus alrededores la posible presencia de su hermano _ No lo he visto en varios días la verdad me la he pasado muy al margen de la guardia últimamente , deberíamos de tomar asiento ya tengo listos los lugares preferenciales para ustedes_ El capitán los guio hasta los asientos donde familiares y miembros de la guardia ocuparían frente al escenario preparado para la oratoria que el capitán daría capitán a los asistentes. Tanto la joven Diana como Antonio ocuparon su lugar uno al lado de otro mientras Marlon se situaba a un lado del podium desde donde se discursaria para asistir al capitán en cualquier necesidad latente. La mayoría del salón principal estaba lleno _ Mejor inicio de una vez ya pronto serán las siete de la noche y me siento un poco cansado_ El capitán tomo el pequeño libro de tapa negra que había traído consigo desde la oficina en la alcaldía y subio al podium despidiéndose momentáneamente de Antonio. La concurrencia miro al frente fijándose en el viejo capitán; todos los hacendados, funcionarios administrativos de la alcaldía sus familias y desde luego la guardia oficial de los que en su mayoría era una generación muy joven esperaban atentos el discurso.
El capitán Morazán alzó su vista al público en general y suspiro profundamente como quien en su corazón desencadena una pena anclada de antaño; colocó delicadamente el pequeño llibro negro y abrió sus desteñidas páginas deslizando sus dedos entre las hojas y leyendo algunos nombres que se hallaban escritos en el _ Con dos mil quinientos hombres armados con sus herramientas de campo y una voluntad inquebrantable hace treinta y cuatro años vencimos la ambición expansiva de las grandes potencias extranjeras quienes aprovechaban el desequilibrio político junto con la nula solidaridad que reinaba en las naciones vecinas para intentar apoderarse de nuestra amada tierra y socavar la paz que es la herencia de nuestros antepasados_ El capitán enunciaba enérgico su discurso mientras su voz resonaba como un golpeteo seco y poderoso en todo el salón _La guerra nos unificó para defender lo único que teníamos nuestra libertad, evitando hacernos parte de la miseria y el dolor que aún se respira en algunas naciones a nuestro alrededor...; hace más de treinta años me hallaba en la zona norte de nuestro país en las praderas planas de la provincia de Guanacaste rumbo al límite de nuestra tierra en las cercanías de Rivas, donde como todos saben se dio la batalla decisiva. Partimos desde la capital atravesando montañas y caminos realmente duros muchos de los que me acompañaban eran campesinos, caminaban descalzos con fusiles, otros con sus machetes al hombro, cargaban un poco de comida en sus alforjas de cuero. Recorrimos más trecientos kilómetros hasta llegar al punto de encuentro donde nuestros enemigos a guardaban, descansamos unos días esperando la llegada de nuestro presidente en aquél entonces el querido por muchos Don Juan Rafael Mora Porras y olvidado por otros. Cuando combatimos por primera vez vi orgullosa a la nación que me vio nacer derrotando con mucha facilidad las tropas invasoras obligando a los sobrevivientes a huir a las naciones vecinas creo que... nunca antes sentí tanta emoción al ver la voluntad determinante, hoy celebramos dos grandes acontecimientos, aquel glorioso día y la fundación de nuestra guardia oficial de Villa Escazu comprometidos a protegerlos_ El capitán detuvo su discurso y observó al alrededor a todos los presentes algo le incómodo de repente; la gente que observaba no era ni la sombra de aquellos compañeros suyos que lucharon para salvarles la vida de las generaciones venideras, están eran las generaciones que habían salvado pero no eran ni por poco la esencia pura de la nación libre que el vio nacer _ Recuerdo una mañana en particular después de la batalla en Rivas, nos quedamos toda la noche reuniendo y apiñando cuerpos para poderlos sepultar en una fosa común...; era un día hermoso en los campos planos de la provincia de Guanacaste, un sol brillante, nubes blancas y un cielo teñido de un profundo azul. Me concentre mucho en el paisaje, en la belleza que nos rodeaba; porque tenía que olvidar de alguna forma que estaba enterrando a mis amigos; que la sangre seca en mis manos les pertenecía y trataba de fingir indiferencia ante las muecas de dolor marcadas en los rostros inertes de mis amigos...; murieron pensando en que sus convicciones valían su vida y lo llevaron hasta su final_ Morazán saco el pequeño libro negro y abrió sus páginas; haciendo una breve pero efectiva pausa en su discurso frente a la multitud atenta y serena_ Ahora que después de todos estos años nuestra Villa se levantó como un fénix yo me pregunto: ¿Y todo esto para qué?... para convertir la dignidad de un héroe en basura!, para convertir los corazones que ardían de pasión por su patria en cunas mercantilistas en los grandes hacendados que ahora gobiernan los estómagos hambrientos de los campesinos! Porque hubo un tiempo en que esos campesinos que ahora residen en los peores barrios de nuestra villa; eran los Amos de la tierra, y ahora son un poco más que animales ante los ojos de muchos acá y tienen menor valor humano que los hijos de todos los hacendados. Quiero permitirme decirles algo; ¡hoy tenemos lo que tenemos gracias a esos campesinos! Pues los que combatieron no eran muchachos instruidos en nuestro colegio superior, o militares entrenados en la capital con títulos universitarios graduados en Santo Tomas, eran hombres sencillos con principios reales y amor real a su tierra_ Haciendo un suspiro profundo el capitán se dispuso a leer el contenido del libro que tenía consigo, mientras la multitud ahora muy desconcertada le veía con extrañez murmurando entre sí, Antonio Azevedo observaba fijamente al capitán con un gesto serio, y atento.
_Andrés Villalobos del poblado de Tres Ríos en la Provincia de Cartago, Juan Garita de San Antonio de Padua en Villa Escazú, Lucas Cervantes de San Miguel en villa Escazú, Tomás Durán del poblado de Santa Ana en Villa Escazú...; Tomé el nombre de más de doscientos cincuenta aquel día me gustaría decirles soldados, pero sería incorrecto llamarlos así, ni siquiera eran capaces de distinguir entre sus fusiles y las bayonetas que recién nos habían traído de la capital. Pero con toda esa ignorancia lucharon, y anote el nombre de ellos, sí, y los que les leí eran de mis amigos con quien me crie... ¡Pero ahora es inconcebible y duro aceptar que todo ese sacrificio fuera un esfuerzo inútil! Convirtieron en un gran desperdicio sus muertes; hace mucho que ustedes dejaron atrás la dignidad original que llenaba de orgullo natural esta villa, pero no podíamos decir que no al poder ni a las riquezas con las que construyeron este nuevo mundo. Las fiestas patronales en la plaza no se diferencian a los carnavales de Venecia, ya no existe una feria donde los campesinos nos brinden sus productos porque mientras más lejos se encuentren de nuestra vista mejor, y mientras menos tengamos que mezclarnos con seres tan sucios y aberrantes más clase tendremos como aristócratas vestidos de bufones, ¡Qué clase de libertad es esa! ¿A quién le importa tener por hogar y patrimonio una prole tan asquerosamente falsa?.. Saben algo: ¡Creo que a mí ya no me importa!_ El murmullo entre el público aumento de volumen y muchos de los presentes comenzaron a inquietarse. Los hacendados algunos de ellos se levantaron de sus asientos muy ofendidos con la intención de abandonar el salón del edificio. Un hombre de edad madura se aproximó al pódium donde Morazán discursaba. _Disculpe capitán creo que debería de bajar ahora para que le demos continuidad al evento; la gente está muy incómoda con lo que dice_ dijo el hombre acercándose al oído del capitán, Morazán le miró fijamente con firmeza y se dirigió al hombre _ ¿Dice usted que se sienten incomodos? , Don Pedro no es para menos, no hago más que decir lo que nadie es capaz de aceptar con facilidad: La verdad._ El hombre miro a Morazán con molestia, este hombre era el tesorero de la guardia oficial y padre de Antonio Azevedo _ Don Pedro disculpe, pero no debería de interrumpir al capitán a estas alturas ha dicho suficiente; la gente que desee irse que se valla y los que no que escuchen; deje concluir _Dijo Marlon sosteniendo del brazo a Don Pedro quien se sacudió para soltarse del joven oficial __¡Suélteme! Estamos acá para hacer un homenaje no un ajetreo ni mofa de nuestra villa; no me importa que sea el capitán Morazán el director de la guardia, nada le da derecho a comportarse así ¡Esto se acabó! Señor Morazán baje del pódium por favor__ Grito exasperado Don Pedro, mientras algunos ya habían abandonado el salón y abordaban sus carruajes en las afueras del edificio Nox __No se preocupe Don Pedro ya he terminado, no sería capaz de vociferar más; porque muchos de sus allegados acá presentes no serían capaces de soportarlo__ Diciendo esto el capitán Morazán se dispuso a bajar de pódium por las gradas que conducían al escenario mientras que Marlon le siguió dejando atrás a Don Pedro quien se quedó molesto observando al capitán. Antonio y Diana permanecieron en sus asientos como muchos otros que esperaban a que el acto oficial continuara __Antonio ¿No crees que deberíamos irnos? Tu padre está solo allá en el escenario y claramente a nadie le interesa seguir presenciando esto.
__ ¿Qué dices Diana?, ¿Qué acaso no ves que no todos nos hemos ido? Hasta donde puedo ver, se ha insultado solo a una porción del público; no tiene nada que ver ni contigo ni conmigo, papá sabrá resolverlo no tienes por qué alterarte mantente en calma__ Le contestó Antonio a Diana, y ella le veía incomoda pues Antonio se encontraba muy serio y relajado manteniendo la mirada fija hacia el frente, esperando la continuidad del acto cívico __Amigos, no nos detendremos en este dichoso día para conmemorar la creación de nuestra gloriosa guardia oficial en la villa, el gobierno nos ha concedido el derecho de regirnos por los principios fundamentales que nos caracterizan desde nuestro origen como un pueblo luchador y lleno de dignidad; así que quiero que le den la honra nuestra guardia que cumple más de treinta años desde su sencillo pero potencial nacimiento y sus nuevas generaciones que hoy en día cuentan con el Colegio Militar Superior de los Ángeles, donde su preparación es la clave de su exitoso desempeño, ¡Guardia oficial preséntense!__ Don Pedro hizo esta introducción ocupando el lugar que tenía Morazán en el pódium, acto seguido los jóvenes oficiales empezaron a subir al escenario en una formación coordinada detrás del señor don Pedro, la guardia uniformada de un azul oscuro profundo manga larga, tenían como detalla hombreras bordadas con hilo dorado y fondo negro, un escudo representando la flor nacional ; la orquídea blanca con su tallo entrelazado en una lanza de mango dorado y punta plateada apuntando hacia arriba, haciendo alusión a la lanza de San Miguel el arcángel como símbolo de poder y justicia bordado en su hombro izquierdo, también vestían gorras de carabineros color azul, un cinturón negro cubierto por una banda de tela blanca en la cintura como detalle y con botones dorados que se extendían desde el pecho del uniforme hasta el abdomen, cada uno estaba armado con un sable en un costado con mango blanco y sus respectivas carabinas reposando en su hombro derecho mientras permanecían en formación. Don Pedro como tesorero y funcionario de la guardia vestía de gala como la mayoría en el evento __Estos jóvenes son la última generación de la guardia y por la que todos nos reunimos hoy saludémoslos__ dijo Don Pedro, al tiempo que un tambor redoblante comenzó a sonar y la audiencia presente aplaudió y se puso en pie. Recorriendo los pasillos internos del edificio Morazán se sentía molesto como en su consciencia algo había despertado un celo arrollador en él, Marlon le seguía _ ¡Capitán! Deténgase por favor_ gritaba Marlon _ ¿Qué fue lo que le sucedió allá?_ Pregunto Marlon seriamente preocupado. El capitán tomo aire y se dio media vuelta enfrente del joven oficial; llevo su mano a su rostro y presiono con todas sus fuerzas el pequeño libro de tapa negra que traía consigo. _Soy un viejo melancólico y para mi familia, mis nietos un tonto que viste elegante, hay más respeto de tu parte y de los oficiales de la guardia que el de mi familia hacia mí; y es duro Marlon ver que aquello quien hizo de mí el hombre íntegro que he procurado ser hasta el día de hoy, simplemente no valga nada por esta clase gente que olvido y que sigue olvidando todos los días de donde vienen... no tienes idea de cuanta sangre se ha derramado frente a mis ojos; como para que ahora el comportamiento frio de esta generación lo deseche, perdóname muchacho tú, tu eres distinto no viviste en mis tiempos de juventud pero sientes en tu corazón.
Debo agradecerte porque nadie más escucharía a este viejo _El capitán dejo salir unas lágrimas y se recostó sobre la pared, Marlon puso su mano sobre su hombro _No se a ciencia cierta nada sobre su pasado, pero estoy seguro que habría sido un honor servir a su lado en esa guerra, hoy me es un honor servir bajo su dirección, le agradezco inmensamente esa oportunidad Señor, yo no tuve la mejor de las guías en mi hogar, hasta que entre en la guardia conocí el respeto de mis padres, creo que les lleno de orgullo poder decir a sus amistades, que su hijo es parte de la guardia oficial, y bueno no es algo fácil yo estoy orgulloso de mi, pero no podría estar tan bien de no ser por su apoyo, creo que hizo bien en poner en su sitio sus ideas delante de todas esas personas, nadie más estaría calificado para hacerlo, usted es quien debe ser homenajeado hoy usted y sus amigos; la memoria de ellos su sacrifico; la guardia es importante, pero solo es el resultado de sus sacrificios de lo que una vez hicieron por esta nación_ Marlon levanto y tranquilizo el espíritu conmocionado del capitán. En las afueras del edifico las calles solitarias de San Antonio lucían amplias, humedecidas por la lluvia que había pasado; pero la neblina permanecía cubriendo prácticamente la villa entera desde San Antonio hasta San Miguel, la luz en los postes de alumbrado público era la única noción de vida que figuraban en los caminos, recientemente la villa contaba con iluminación pues en la década anterior, la nación se hizo de energía eléctrica reemplazando las antiguas lámparas de canfín habituales. El homenaje a la guardia resonaba como un murmullo en el viento en las afueras del edificio Nox, de pronto el relativo silencio de la noche era interrumpido por el trote elegante de un caballo que a ritmo pausado se acercaba a la entrada del edificio Nox, un joven que vestía botas y guantes negros una capa, y un atuendo azul en su pantalón militar y camisa manga larga bajaba de su corcel, alzo la vista al edificio quien en su exterior lucia como un templo griego imponente cual catedral. Unos soldados al notar la presencia de este joven bajaron las gradas que se dirigían a la entrada _Disculpe pero no puede entrar...ah perdone usted no le había reconocido_ dijo uno de los guardias abriéndole el paso, mientras el otro guardia quien había bajado la mitad de las gradas subió rápidamente a abrir la puerta principal en la entrada _Es muy amable pero no necesito tantas atenciones yo mismo habría abierto la puerta gracias_ dijo el joven al guardia sonriéndole mientras este otro acentuaba con la cabeza en gesto de agradecimiento. En ese momento, don Pedro Azevedo quien había ocupado el lugar del capitán Morazán terminaba de presentar a la guardia, pero el ruido ocasionado por la entrada del joven hizo que las últimas hileras en la sala dirigieran su atención para ver quién era el perturbador del evento. El joven descendió lentamente en el salón buscando un sitio para sentarse, los murmullos en el auditorio no se hicieron esperar y don Pedro fijo su mirada en el intruso frunciendo el ceño por la interrupción. Diana que aun permanecía sentada junto a Antonio volteo y sonrió ampliamente al ver al visitante como quien se le ilumina el rostro de plena alegría. _ ¡Antonio mira!_ decía Diana apretando con fuerza el brazo de su acompañante; Antonio miro apresuradamente con algo de molestia por la presión de la joven y la forma brusca en que le sacudió _Vaya creo que ya era tiempo que se apareciera por acá_ respondió Antonio algo indignado.
El joven se dirigió justo donde estos dos muchachos estaban sentados buscando con la mirada un sitio para acompañarles _Hola ¿Cómo estas hermano?_ dijo el Joven hablándole a Antonio _Me tenías pensando en la hora en que ibas a venir, me da gusto verte_ Antonio se puso en pie y abrazo al muchacho afectivamente rompiendo un poco con la seriedad que le caracterizaba. _¡Bernardo! Que gusto verte_ Dijo Diana abrazándolo y besándolo cálidamente en la mejilla. _¨¿ Que acaso no tenías pensado venir?¨_ Pregunto Diana mientras sostenía a Bernardo de la cintura y Bernardo la sujetaba igualmente _Pues me retuvieron tus padres en tu casa desde temprano fui a verles tenía la esperanza de poderte ver, me dijeron que viniste temprano con mi hermano y ellos no asistirían; y ya conoces a tu padre es un gran conversador aprovechamos la tarde para charlar ya sabes_ contesto Bernardo mientras sonreía a Diana _ Y se puede saber de qué charlaron_ Decía la joven mientras que Antonio empezaba a inquietarse pues distraían a la audiencia restantante _Charlamos sobre el futuro de lo brillante que puede ser cuando uno encuentra con quien compartir los mejores momentos de la vida_ Bernardo miro fijamente a Diana, ella se sonrojo y bajo su mirada _Sera mejor que se sienten ustedes dos Papá nos está mirando y no me agrada cuando nos ve así_ Dijo Antonio con voz firme; a lo que ambos jóvenes se sentaron rápidamente. _Creí que el capitán Morazán encabezaría a la guardia en el evento ¿Enfermo acaso?_ Pregunto Bernardo buscando con la vista al capitán _Bueno, si no hubieras llegado tan tarde te habrías dado cuenta del bochornoso momento que acabamos de vivir todos, gracias al capitán_ Dijo Antonio seriamente dirigiendo su mirada al pódium donde su padre discursaba _ ¿Qué paso hermano?_ pregunto Bernardo_ Pues el capitán tuvo un extraño arranque en contra del auditorio los acuso de indignos y fríos a todos los presentes, además parece no estar de acuerdo con los grandes hacendados, dijo que son simples mercantilistas, en otras palabras ofendió a muchos, pero bueno no tiene que ver con nosotros la ofensa es para quien la sintió a mi parecer, no me lo esperaba no una actitud tan desafiante de parte de él_ Decía Antonio mientras su hermano le veía incrédulo y sorprendido al mismo tiempo; pues el capitán Morazán había sido quien le enseño los principios básicos de la patria y los principios que debía defender. Escuchar estas palabras de Antonio solo le hacía preguntarse qué sucedía en la mente de Morazán para referirse así a un pueblo al cual él mismo enseño a amar y proteger; Bernardo se inquietó _ ¿Dónde está el capitán?_ Pregunto Bernardo a Diana_ No te molestes en irlo a buscar hermano Papá no tomara bien que te retires en este momento hazlo durante la cena en el edificio después del acto_ Dijo Antonio poniendo su mano sobre el brazo de Bernardo quien estaba sentado a su lado y Diana al otro lado junto a Antonio, hizo un gesto a Bernardo para que se tranquilizara y no abandonara su lugar. Bernardo se relajó y se quedó postrado en su asiento volviendo su atención a su padre quien estaba a punto de concluir su discurso agradeciendo a los presentes e invitándolos al segundo salón en el interior del edificio donde se había preparado una cena especialmente para cada uno de los asistentes al acto cívico. Bernardo pensaba en el capitán y se cuestionaba el comportamiento aventurado del que fuera su maestro y mentor.
La multitud la cual aún era considerable pese al abandono de muchos a causa del discurso de Morazán, se dirigía a paso lento al segundo salón del edificio, donde se les había asignado mesas a los presentes para que disfrutaran de una velada amena. Los principales productores de la villa eran hacendados en su mayoría cafetaleros y gente dedicada a la siembra de cacao el cual se exportaba junto con el café a Inglaterra; así que los productores "minoritarios" quienes en su mayoría pertenecían a la "clase" campesina dependía del consumo local en la villa; o en las provincias cercanas que con un gran esfuerzo hacían llegar hasta ellas; producían legumbres como frijoles, lentejas y garbanzos; además traían de los mercados de la capital productos para vender en sus barrios. A pesar de las complicaciones que solían darse, la clase campesina que constaba de mejores tierras dedicaba cierta producción a familias con dificultades en sus cosechas como cuando las fuertes lluvias rebalsaban el rio y arruinaban las siembras, pues en San Antonio y San Miguel las haciendas estaban bien resguardadas de las inclemencias externas. Por otro lado los campesinos utilizaban los espacios más cercanos a las planicies donde constantemente tenían perdidas. Esa noche durante la cena gran mayoría de los alimentos fueron patrocinados por el campesinado de la villa, Bernardo caminaba ahora con Diana quien le sujetaba fuertemente del brazo, mientras Antonio se había alejado de ambos en búsqueda de su padre que se había hecho ausente de la cena para retirarse a uno de los despachos del edificio, Antonio conocía muy bien el carácter orgulloso de su padre y sabía que se hallaba ofendido y conmocionado por su roce con Morazán. Pronto Bernado y Diana tomaban asiento en la mesa asignada para la familia Azevedo, Diana decidió hacerles compañía ya que sus padres o asistieron al acto cívico. El segundo salón estaba tras una puerta doble hecha con caoba de más de ocho metros de alto por seis de ancho, labradas con decoraciones alusivas a los tres arcángeles protectores de villa Escazú y sus legiones descendiendo del cielo. _Tu familia se propone a ser social ¿No lo crees?_ Le decía Diana Bernardo, pues eran los únicos en su mesa y los demás comensales esperaban el servicio de la cena. _No tengo la más remota idea de donde se metió Antonio ni mi padre, pero es casi seguro su molestia Papá tiene la virtud del honor en sus principios y cuando se le cuestiona dicha honradez, es como fastidiar a un león o algo por el estilo_ contesto Bernardo observando por todas partes _Pero no me lo tomes a mal solo que en todo este tiempo que llevamos conociéndonos he sabido de los arranques de ira de tu padre contigo por absurdos, no me parece muy apropiado que viva criticándote, ya has demostrado lo que vales_ Diana sonreía dulcemente acariciando el brazo de Bernardo con sus guantes de tela blanca que hacia conjunto con su vestido. Bernardo sonreía también con la sola idea de hablar con el capitán __Buenas noches ¿Qué tal su velada? Espero no interrumpir_ Una dulce voz femenina se hizo oír frente a los dos jóvenes _ ¡Raquel! Que sorpresa verte por acá_ Contesto Bernardo poniéndose de pie y saludando a esta muchacha. Una joven de una gran belleza piel blanca, ojos profundamente negros y un cabello igualmente negro ondulado tan largo que sobrepasaba su cintura, sus pómulos resaltaban graciosamente en su rostro y su sonrisa era picara y muy dulce lucía un vestido largo rojo con guantes , Raquel Tinoco Quirós era su nombre perteneciente a una de las más poderosas familias en toda la villa.
_Hace dos días vine a la villa, la capital se torna aburrida en muchas ocasiones; ya sabes una casi no puede divertirse con nada, y menos con las incomodidades que se dan durante las campañas de candidatos, así que mi madre y yo venimos; ahh ¿Cómo estás Diana?_ Dijo Raquel dirigiendo su mirada a la joven quién le veía con recelo y algo de descontento, pues sabia de buenas fuentes la clase de mujer que esta chica era de sus aventuras continuas, además tenía gran influencia social, no solo por su exquisita belleza sino por los negocios textiles que su madre promovía en la mayor parte de las nación. _Estoy bien gracias, tenía mucho de no saber nada de ti desde que salimos del colegio superior_ Dijo Diana con un poco de frialdad en su tono de voz _Sí y ¿Tus padres todavía cuidan de ti como su muñequita de porcelana?_ Raquel le decía esto sonriendo de forma burlesca de Diana. _Bueno...si aún cuidan mucho de mí, tú has de entender lo importante que resultan ciertas cosas; ellos siempre han cuidado lo importante, tú has de continuar en la libertad que te dio tu madre, nunca la vi muy interesada en ti, ella es una mujer llena de ocupaciones cualquiera de sus bellas telas le son más valiosas que tu_ Dijo Diana devolviéndole la sonrisa _Bien que bueno que estás por acá_ Interrumpía Bernardo pues noto las tensiones entre ambas _Sí estaré cerca Bernardo quiero hablar contigo después en otro ambiente más privado_ le dijo Raquel, mientras se retiraba sonriéndoles a ambos _ Es realmente molesto enterarse que Raquel está cerca nunca hemos tenido una buena relación, desde que éramos más jóvenes, me causo problemas en el colegio superior. _Debes tomarlo de la mejor forma, ahora ambas son mujeres y tú has cambiado no debes cederle espacios, pero no seas tan grosera no es tu estilo_ Dijo Bernardo sonriendo ampliamente.
_ ¡Entontes crees correcto que una tipeja se quiera pasar de lista conmigo!_ Respondió Diana alterada.
_ Tranquiza te solo digo que eres muy tierna, y bella como para rebajarte a sus juegos. Diana debo buscar al capitán, tendrás que disfrutar parte de esta cena sin mí. Bernardo se incorporó de nuevo de su asiento colocando su capa y sable en una de las sillas en del salón a un lado de Diana.
_De acuerdo, pero trata de no tardar mucho_ La joven le dijo estas palabras dulcemente pues el alago de Bernardo y casi cualquier palabra que él pronunciaba; le eran de mucho agrado y le hacían sentirse cómoda. En el interior del edificio la noche trajo un aire frio muy especial que inundaba los pasillos largos y solitarios, haciendo sentir en el ambiente una desolación y ausencia de vida muy enmarcadas. Antonio había irrumpido entre los pasillos internos en los pisos superiores en búsqueda de su padre, el edificio constaba de siete pisos y justo en el último se hallaban las oficinas de administración de la guardia donde Antonio estaba seguro su padre se encontraba. _ ¡Papá estas aquí! _ Decía Antonio alzando la voz, gritando en el último pasillo del séptimo piso; su voz resonaba en un eco que se extendía a lo largo del espacio. Pero nadie contestaba, de pronto Antonio sintió una fuerte presión en su pecho como si algo le oprimiera el corazón, no sentía dolor alguno pero si una emoción extraña, una emoción que nunca antes en su vida había experimentado. Pese a no tener miedos por los constantes relatos de espectros que abundaban en la villa, de leyendas antiguas que perturbaban la consciencia atemorizando el espíritu, Antonio por primera vez sentía temor a lo incierto como si su corazón le susurrara algo, lo que le hizo dudar para volver a llamar a su padre. Unas cuantas lámparas iluminaban a lo largo del pasillo y la alfombra aterciopelada color rojo con bordes dorados se extendía elegante en el piso; Antonio empezó a caminar a paso lento según recordaba la oficina principal se hallaba al final de los cuartos, pues los otros eran recamaras para los guardias que se alojaban en el edificio. _ ¡Antonio ven rápido!_ La voz del padre de Antonio se escuchaba fuerte llamándolo en un grito de desesperación; Antonio dejo de caminar lento para empezar a correr en encuentro de su padre, tal como lo había supuesto se encontraba en el último de los cuartos. Empujando con todas sus fuerzas forcejeo para abrir la puerta, la manija tenia llave; los gritos del padre de don Pedro empezaron a escucharse en el interior mucho más fuertes, al tiempo que Antonio trataba de abrir la puerta sintió de nuevo esa extraña presión en su pecho y la puerta emanaba un frio que tocaba los huesos, sin embargo Antonio ignoraba estos malestares y continuaba luchando, así que resolviéndose a sí mismo tumbar la puerta retrocedió para luego impulsarse y de este modo la tiro abajo; el impacto fue tan fuerte que hizo que Antonio cayera al suelo. El golpe le aturdió y le tomo unos segundos incorporarse, miro en el escritorio de la oficina y escucho alaridos de su padre como si algo aterrara a don Pedro terriblemente. Se aproximó con prontitud al escritorio, don Pedro se hallaba postrado en el suelo al pie de un librero en posición fetal temblando, titiritando, y gritaba como si un profundo miedo le atormentara. Antonio trato de levantar a su padre que no hacia otra cosa que temblar y gritar de un modo escalofriante; Antonio sentía un viento helado soplando la habitación y su pecho se estremecía de sentimientos de temor y angustia; pero intentaba mantenerse inmutable, no podía poner en pie a don pedro ya que su cuerpo oponía resistencia pues estaba tenso y pesado; Antonio lo recostó boca arriba a como pudo...el asombro no se hizo esperar en el rostro del joven Antonio grito temeroso al ver la apariencia en la cara de don Pedro; su piel se hallaba tan pálida como la de los muertos, sus labios se tornaron azules y se habían rasgado sangrando escurriéndose por su cuello, sus ojos completamente enrojecidos con sus corneas rotas y balbuceaba, pidiendo auxilio.m_ ¿¡Padre que le ocurrió!? ¿¡Qué clase de bastardo le hizo esto!? _ Preguntaba Antonio desesperado, lo terrible es que don Pedro seguía gritando aterrado y llamando a su hijo como si este no estuviera con él, se hallaba ausente en sus pensamientos. Antonio entendió el severo daño que le habían hecho a su querido padre, y empezó a pedir ayuda. _ ¡Ayuda por favor! ¡Que alguien venga, necesitamos ayuda han herido a mi padre!_ Su voz pese a ser fuerte no atraía a nadie, ya que los pisos superiores debido al evento se encontraban vacíos de personal, todos los oficiales de la guardia e invitados estaban en las primeras dos plantas.
El joven desesperado intento salir a buscar ayuda; observo por las ventanas del despacho las cuales eran enormes, para ver si visualizaba a algún guardia que casualmente fijara su atención en arriba, pero ni siquiera podía ver a los guardias de la entrada principal pues se encontraban justo en la puerta lejos de la vista de Antonio. El joven se detuvo a pensar ya que no quería dejar de nuevo a su padre solo en el cuarto y decidió llevarlo con el hacia afuera, pero, el estado de don Pedro no le permitía estar en pie; sus fuerzas le flaqueaban, Antonio casi entraba en una crisis nerviosa no por el hecho de que nadie conociera su estado sino por los constantes gritos y apariencia tétrica de su padre. Antonio le tomo de los brazos y empezó a arrastrarlo por el piso hasta la salida del despacho para llevarlo consigo hacia abajo. La travesía recorriendo el pasillo no era en lo absoluto fácil, tanto la rigidez del cuerpo de don Pedro así como su peso natural complicaban su movilización; Antonio arrastraba a su padre a duras penas soportando sus gritos incesantes que trastornaban la paz del joven, la distancia a recorrer era grande debía bajar por las escaleras principales que conectaban los pisos, Antonio hacia llamados de auxilio con la esperanza que alguien le socorriera. _Papá tranquilícese, ¡Por favor reaccione! Estoy acá con usted, debe volver en sí, ¡Pero qué clase de mal le han hecho no lo puedo concebir!_ Antonio sentía que sus fuerzas le abandonaban, llegó al pie de las gradas que le conducirían al piso inferior, levanto a su padre y lo sobrecargo sobre su cuerpo poniéndole en posición para bajarlo por las escaleras. Empezó a descender difícilmente sosteniéndose del pasamanos dio sus primeros dos pasos hacia abajo y su padre temblaba y gritaba; Antonio comenzaba a entender que no sería posible bajar tan libremente y podía causar un terrible accidente, pues el también corría peligro. Pensó por unos minutos en dejarlo ahí y buscar ayuda, pero algo le decía que no debía dejarlo solo; prefirió abstenerse de bajar y observo las ventanas que se hallaban en el pasillo; regresó con su padre y le coloco en el piso, a un costado por la pared se hallaba una pequeña mesa adornada con un florero; Antonio decidió llamar la atención rompiendo la ventana con la base del florero; se aseguró de que alguien estuviera afuera en las calles o en la entrada, pero como la última vez no vio a nadie, ni a un solo guardia. Sin embargo, esto no le detuvo tomo la base del florero vaciándolo al suelo y le arrojo rompiendo el vidrio, el impacto devasto por completo el vidrio haciéndole caer vertiginosamente, abajo uno de los guardias tuvo la intención de asomarse apresurado, sorprendido por el ruido, los fragmentos de que descendían cortaron su rostro y manos al intentar cubrirse; el guardia que le acompañaba fue en su auxilio, después de mirar hacia la ventana rota en el séptimo piso logro divisar a Antonio que por primera vez veía a alguien afuera.
_ ¡Vengan mi padre está herido, suban inmediatamente!_ Gritaba Antonio. El guardia no entendía con claridad y en los nervios de ver a su compañero ensangrentado saco su rifle y disparo contra Antonio lo que inmediatamente llamó la atención de los guardias cercanos; Antonio logro ocultarse antes de ser herido por el disparo pues noto la intención agresiva del guardia, el tiro impacto en la pared destruyendo una lámpara. _ ¡¿Qué sucede, por qué dispara Hernández?! Y ¡¿Qué diablos le ocurrió a Cañas ?!_ Dijo el capitán Morazán que observaba con extrañez todo el entorno; los rastros de sangre y los trozos de vidrio. _Allá arriba, alguien nos atacó e hirió a Cañas_ Contesto el guardia. _ ¡Suban y no dejen que nadie salga de ahí!_ Morazán dio la orden a un grupo de cinco guardias que le seguían mientras dos más atendían al herido que no dejaba de quejarse por los vidrios incrustados en su cuerpo. _Vallan pero no hagan un escándalo adentro hay muchos comensales en la cena, tampoco me interesa perturbarlos_ Dicho esto Morazán dejó ir a los guardias ir y ordeno que se llamara al médico de la guardia oficial quien estaba en la cena. Antonio se sentó en el piso con su padre aun en trance, analizando que pronto vendría a buscarle pues aquel alboroto llamó la atención de muchos guardias. Antonio sentía como un frio recorría su espalda congelándole y haciéndole titiritar casi como su padre que temblaba incesantemente. Antonio miro a su entorno confundido, después observo el exterior a través de la ventana rota; la noche había disipado la espesa niebla que lo cubría todo, el joven quien estaba a punto de quebrantar sus nervios diviso la copula principal de la iglesia de San Miguel a lo lejos; la cual lucía extrañamente imponente, combinado su majestuosidad con una terrible visión espectral que solo Antonio percibía, como si aquel (anhelara) en su corazón la llegada misma del diablo, y en todo esto el joven no temía; solo vaticinaba en su espíritu el nacimiento de las sombras, como el presentimiento de la muerte en los moribundos que descienden paso a paso al hades, Antonio no tenía idea de lo que sucedía, pero al mismo tiempo entrañaba una presencia extraña pues esa misma era (el anochecer de la villa).
Serva me, servabo te
Cercana la media noche don Pedro se hallaba en el tercer piso del edificio Nox, recostado en uno de los cuartos de enfermería; Oscar Guillen el médico de la guardia atendía cuidadosamente las lesiones en las corneas y los labios rasgados en don Pedro el cual permanecía inmóvil, inconsciente; pero al menos tranquilo y reposando. El medico se había asegurado minuciosamente de enviar a traer el equipo médico necesario para tratar a su paciente; el cual anestesiado tenía un aspecto demacrado poco usual en don Pedro quien a sus cuarenta y siete años solía verse ante los demás vigoroso, pero su rostro sin color y sus heridas cambiaron por completo su forma, en realidad parecía otra persona. En las afueras de la habitación el capitán Morazán, Antonio y Bernardo esperaban la respuesta del doctor, Antonio ya se hallaba mucho más calmado muy introvertido de brazos cruzados, sin generar mayor movimiento que el de su pie izquierdo inquieto en demostración de espera; no quitaba la mirada del piso inmerso en sus pensamientos. Bernardo estaba recostado en la pared al lado de la puerta donde atendían a su padre con sus brazos hacia abajo dando golpeteos suaves con su puño en la pared con la misma ansiedad de su hermano por averiguar el estado de don Pedro y lo que más inquietaba a todos; ¿Qué había sucedido? El capitán Morazán se paseaba despacio de lado a lado lentamente en el pasillo donde de vez en vez de detenía a pensar _ ¿Ya te sientes mejor Antonio?_ Preguntaba Morazán. Antonio alzo la mirada rápidamente saliendo de su trance introspectivo. _Sí, ya me encuentro mejor; lo que me hace pensar mucho es el estado de papá, no logro entender nada, solo le vi ahí tan seriamente dañado y no hallo lógico, su aspecto, sus gritos; casi fue como una pesadilla de las peores que he tenido en mi vida, con la variable que no dormía sino que lo viví en carne_ dijo Antonio quien en su voz se percibía la conmoción presente un tanto distante. Bernardo observaba detenidamente tanto las palabras de su hermano así como a Morazán. _Al parecer usted también se encuentra más tranquilo capitán_ Dijo Bernardo interrumpiendo a Antonio y acercándose a ambos. _ ¿Qué yo me encuentro más tranquilo muchacho?_ contesto Morazán _Sí, por supuesto; se me dijo de su reacción tan inesperada en el discurso de apertura del acto cívico, y de cómo hablo refiriéndose despectivamente de los que han forjado esta tierra tan hermosa, la cual usted mismo me enseñó a proteger durante mi entrenamiento; o acaso cada principio cada valor esencial que aprendí de su maestría como capitán, como director de la guardia, y de mi nación no valen nada; quiere decir que defiendo una mentira, es eso lo que usted quiere darme a entender señor_ Bernardo confrontaba al capitán mientras poco a poco se encendía en cólera, Antonio noto que su hermano estaba muy contrariado así que vio prudente interponerse entre Morazán y él. _ Muchacho no te preocupes tu hermano tiene razones de sobra para sentirse molesto conmigo_ Morazán tranquilizo la acción defensiva de Antonio haciéndole entender que se quitara de en medio _ Además sería incapaz de dañarme, es un hombre de honor e integridad yo mismo me encargue de pulir ese talento que lleva dentro_ continuo Morazán diciendo a Antonio, mientras miraba fijamente a Bernardo que poseía un gesto noble y digno con un aire de molestia muy enmarcado. _ No se trata de que le hagan daño capitán, es que es una cuestión de respeto; mi hermano le debe todo a su persona y aunque tenga derecho a sentirse ofendido nada le justifica el encararle así, tal como si usted fuera un criminal de guerra_ respondió Antonio manteniéndose firmemente en su lugar entre los dos. _¿Faltar al respeto Antonio? ¿Crees que le faltó al respeto, y lo que él hizo con todos, que piensas tú qué es? Primero hace que crezcamos como representantes dignos del orden y la justicia, que le demos un significado a nuestra existencia a través de nuestros principios, para que ahora nos diga que no somos lo suficientemente aptos ni dignos para defender y representar el sacrificio de los héroes nacionales, ¿Y soy yo el que le falta al respeto? Tenía mucha ilusión de saludarle hoy durante el evento capitán, cuando supe lo sucedido me dirigí a buscarlo porque quería entender de sus propias palabras la razón le llevó comportarse de ese modo, es muy confuso sabe; de camino en su búsqueda esta noche me encontré a Marlon y me dijo que me tranquilizara, pues no era el momento para discutir, aparentemente usted supo persuadir la razón de Marlon a su favor capitán porque lo defendió como el mejor abogado, ¡Vaya! Ni mi hermano pudo hacerlo mejor como abogado en un tribunal de la corte en la capital Pero yo quiero saber la razón por la que usted ahora se halla tan en contra de toda esta ideología que alguna vez nos enseñó ¿Tiene alguna respuesta satisfactoria para mi capitán?_
_ Tengo una respuesta definitivamente hijo, sí que la tengo_ decía Morazán_ Pero no creo que sea satisfactoria para ti, lo que alguna vez te enseñe a ti y todos los jóvenes de la guardia; no es más que la realidad en cuanto a valores, principios, sacrificio y honor, pero, me di cuenta hoy que esas piedras preciosas con las que me pulí para colocarlas con exacta precisión en el espíritu de ustedes y embellecerlo con el mejor tesoro que les podrá hacer compañía a lo largo de sus vidas, en verdad que no estaba haciendo con la intención correcta ni en el norte con el que mis compañeros caídos alguna vez creyeron salvarían al mundo a nuestra tierra, nuestra villa en un lugar mejor, y próspero para nuestros hijos, le dije a Marlon lo duro que es en verdad, tú tienes razón yo te enseñe a ser quien eres hoy, créeme no me arrepiento; pero trata de entenderme hoy vi una villa muy distinta al a de mis días, tu sabes la manera en que la gente poderosa trata a los campesinos, cuando ellos mismos de alimentan del producto que los campesinos cosechan, toda esta opulencia que nos rodea es tan fría Bernardo tan impropia; que no sé cómo proseguir , no lo sé ni entiendo aun lo que sí sé es que no es justo para nada_ El capitán se expresó tranquilamente, con mucha sinceridad con Bernardo; tanto el joven como Morazán se pusieron cara a cara para hablar, Antonio se había separado, limitándose a obsérvalos seriamente. _Sabe algo, es difícil para mí ver a mi mentor tambalear porque a fin de cuentas usted se convirtió en mi padre, durante todo el tiempo que estuve en el colegio superior aprendiendo el arte del combate, y fomentando en mí el valor, necesario para salir adelante en la vida; usted estuvo presente durante toda esa juventud que tanto aprecio; es lo más importante que tengo_ Contestaba Bernardo con su voz un poco alterada. _ Me gustaría que me comprendieras hijo, pero para eso tendrías que prácticamente vivir un calvario en tu propia experiencia, tan solo para empezar; después te tocaría ver como pisotean el recuerdo y la buena voluntad, todas la persona que no comprenden la magnitud del sacrificio de tus amigos, pero Bernardo no te enfades conmigo, sé que no me entiendes, no entiendes a este viejo; pero, tienes que creerme; no se puede juzgar una situación como simple espectador hay que vivir, sentir para despertar y darte cuenta que un día tu vida quedo atrás junto con todo aquello que alguna vez amaste, no sabría que más decirte al respecto.
_Tan solo me es muy extraño; usted me dice que debo entenderlo y estoy tratando de hacerlo, ahora usted debe entenderme yo creo ciegamente en algo: En la esperanza, en la gente que se esmera por dar lo mejor de ellos por este suelo sagrado para mí, es por eso que nunca me rendí en el entrenamiento militar que es muy rudo; adoptar la filosofía de justicia que caracteriza a nuestros cimientos como nación, y comprometerse al máximo, ¡Esas fueron sus palabras, lo recuerda! "Comprometerse al máximo" y es lo que hice, lo convertí en mi vida, creo en los héroes nacionales, de los que usted mismo dice "se han olvidado", creo en que podemos ser tan grandes como nadie partiendo con lo que tenemos, siendo grandes con nuestra nación; además, usted mejor que nadie sabe lo que ayudamos a los campesinos, ellos no están marginados son parte de nosotros; y se atreve a decir que somos malos con ellos y los desplazamos._Bernardo, debes bajar la voz; papá está muy mal deberías de respetar por lo menos hazlo por él_ interrumpió Antonio a su hermano; mirándole con un gesto muy serio. Unos pasos se acercaban donde los tres hablaban; así que la atención se concentró en el visitante que se acercaba. _Buenas noches, espero que todos estén bien_ se escuchó abruptamente, Marlon llegaba de la cena que recientemente había finalizado, nadie se había percatado de lo sucedido a don Pedro y se prefirió dejar la situación sin hacer mucho alboroto del asunto; Marlon se dirigió hacia el capitán Morazán y le saludo oficialmente quedando justo al frente de Morazán _La mayoría en el salón se está retirando, han preguntado por la ausencia del señor don Pedro; además su esposa vino tarde a la cena y no le he comunicado aun de su estado; preferí aguardar a que usted mismo o sus hijos acá presentes se lo hagan saber. ─Bien creo que es el momento de hablar con ella y tanto Bernardo como tu Antonio deben hacerles saber lo que ocurrió; deben apoyarle; yo los esperare acá para hablar con el medico en ─cuanto termine de revisar a don Pedro─ Indico Morazán a ambos hermanos. ─No se preocupe demás capitán, sabremos como sobrellevar esto; no son necesarias sus instrucciones─ dijo altaneramente Bernardo al capitán quien guardo silencio, y caminando hacia Marlon, Bernardo se puso delante de él joven oficial ─ ¿Dónde está mi madre Marlon? ─ En la mesa que se les asigno para la cena tanto ella como la señorita Diana, están ahí. ─De acuerdo, muchas gracias; capitán, espero poder hablar con usted en otro momento; sinceramente me encantaría comprender su postura actual con la guardia─ Dijo Bernardo mientras se retiraba airado y prepotente. ─ Parece que Bernardo tiene mucha ira contenida hacia usted señor─ Marlon observaba como Bernardo se marchaba e inmediatamente apenas perdió de vista al joven, camino hacia Antonio. ─ Necesitamos saber qué fue lo que ocurrió Antonio, su padre fue extrañamente herido, ocupamos conocer cada por menor del asunto; usted sabe, él es un funcionario de la guardia.─ dijo Marlon seriamente al joven Antonio, quien se sorprendió por la petición inquisitiva del joven oficial. ─ Mi padre está enfermo, hasta donde lo puedo entender, casi llegue a creer que alguien le hirió pero ¿Qué clase de criminal sería capaz de dañar a su semejante de ese modo? Y suponiendo la posibilidad de que exista un rufián que fuera capaz entonces, como lo hace.─ Antonio contesto a Marlon. ─ Lo único realmente relevante en esta cuestión es el hecho, es muy probable repito que esto haya sido inducido por alguien o según se investigue pudo ser causa de algo más, mientras tanto necesitamos saber lo que podamos─ Dijo Marlon ─Solo queremos ayudar, muchacho ─interrumpió Morazán─ espero no sientas que sopesa mucho este protocolo oficial, a cualquiera que sea miembro de la guardia y que sufriera algún daño se le haría lo mismo. ─Estoy de acuerdo, recuerde que soy abogado, ya me he acostumbrado a seguir protocolos; no me es para nada cansado ni extraño responder si es necesario a sus requerimientos─ dijo el joven positivo y calmado.
La puerta donde atendían a el señor don Pedro se abrió, el medico Oscar Guillen del cual la guardia se prestaba de sus servicios salió al encuentro de todos afuera. El doctor Guillen era conocido por su carácter amable y tranquilo, tenía la capacidad de volver situaciones turbias y complejas en asuntos simples, fáciles de digerir para las personas, por ejemplo dar noticias delicadas sobre el fallecimiento de alguna persona; aunque curiosamente no estaba acostumbrado a dar noticias fuertes respecto a miembros de la guardia pues, esta misma nunca había entrado en ningún tipo de guerra o peste que les aniquilara. Además era joven, un hombre que rondaba treinta y ocho años muy alto, delgado cabello corto castaño, sus facciones eran delgadas muy finas, y casi por lo general cargaba sus lentes de lectura. ─La estrategia es el fuerte de los oficiales, pero al parecer el silencio no es su especialidad──Dijo el doctor Guillen en voz un poco baja y sonriendo ampliamente a los presentes. ─De verdad discúlpenos doctor pasaron ciertos roces inoportunos aquí, ni quisimos molestar. El capitán se excusaba con el médico y el doctor movía la cabeza en negación haciendo entender a Morazán que se evitara las disculpas. ─No tienen de que preocuparse capitán─ respondió Guillen. ─ ¿Qué pasa con papá?── Pregunto Antonio poniendo su mano sobre el brazo del médico─Él está bien, al menos, dentro de lo que respecta su salud en general; en estos momentos descansa pero su visión no se encuentra nada bien; está prácticamente ciego, sus corneas se dañaron seriamente── dijo el médico agravando un poco la voz y sus gestos, que pese a tornarse serios; a la luz de las lámparas seguían siendo las de un hombre noble y sincero. ─ ¡Mi padre está ciego!, pero, ¡A qué se debe eso!── Antonio perdió la calma, Marlon y el capitán se miraron el uno al otro sorprendidos y aún más extrañados del asunto. ─Sus corneas se desprendieron y las retinas están completamente dañadas como se expusieran a algo que desgarro sus ojos literalmente, no entiendo como paso pero ese tipo de daño suele verse personas que sufren ciertos accidentes y las retinas pues se dañan por muchas razones una luz muy fuerte, algún tipo de infección hay muchas formas de dañarlos, el problema es que tu padre se vio expuesto a un daño muy fuerte en sus ojos, no veo la forma de poder rehabilitarlos, una cirugía seria caso perdido con él, siento lo sucedido, además, tu padre tenía un caso de hipotermia parecía que lo habían sumergido en un lago congelado durante horas, tenía sus labios rasgados la piel de sus labios se partió e hizo sangrar a tu padre abundantemente, la verdad no he visto cosa semejante en alguien nunca en mi vida, pero sea lo que sea te aseguro que tu padre vivirá.─ Concluía Guillen, se notaba el medico cierto desconcierto, pues pese a ser un hombre lógico, esto superaba sus límites de coherencia en la medicina, y eso tomando en cuenta la serenidad con que el doctor curo a el señor don Pedro, sin juzgar o cuestionarse que pudo pasarle pues, Guillen había aprendido para ser médico no debía cuestionarse nada a la hora de ejercer su oficio, ya que los pensamientos de esta índole le estorbarían y no lo dejaban trabajas, pero al mismo tiempo una parte de él se preguntaba a sí mismo, ¿Qué era lo que había pasado? Antonio dio media vuelta y golpeo la pared con su puño, muy molesto y lleno de frustración, el doctor muy seriamente no hacía más que callar y respetar la reacción de Antonio. ─Él está bien Antonio, logre hacer que se tranquilizara, al despertar nos dirá lo sucedido─ Dijo el doctor, para poder desviar un poco la carga de la pésima noticia que había transmitido. Dio unas amigables palmadas en la espalda de Antonio. ─Quiero que estés muy tranquilo, Antonio, tu padre necesita del apoyo de su familia, ya de todas maneras perder la vista es duro, que no se te ocurra hacerlo sentir peor solo dale tu mejor aliento─ Dijo Guillen colocando su mano sobre el hombro del joven y haciéndole que le viera a los ojos. Morazán y Marlon permanecían en silencio, Marlon de brazos cruzados muy atento pero inmóvil, y el capitán sentía un dolor muy fuerte dentro de sí, por lo que escucho decir al médico. Antonio no solía mostrar con facilidad sus emociones, pues entre él y su hermano al que siempre se considero el racional y metódico era a él. Antonio enfrió rápidamente su cabeza y como le era costumbre empezó analizando las palabras del doctor, que lo intentaba tranquilizar. ─Lo sé...Lo sé pero papá, simplemente no merecía este daño─ Respondió Antonio al Doctor que le veía de forma noble y solidaria. ─ Y doctor ¿Sabe el estado del oficial cañas? A él se le envió a otro cuarto después de que usted le curara afuera deteniendo las hemorragias por cortaduras por el vidrio── Pregunto Marlon al doctor. ─ Estaba seriamente herido, sobre todo su rostro, pero la hemorragia la detuve por completo, no eran lesiones mortales afortunadamente── Dijo el doctor. ─Quiero ver a mi padre─ interrumpió Antonio, ya más calmado. ─De acuerdo por favor pasa a la habitación─ Contesto el medico mientras abría la puerta. ─ ¿Ustedes no desean pasar?─ Se dirigió al capitán y a Marlon quienes solo observaban. Antonio ya había ingresado al cuarto. ─Preferimos venir en otro momento doctor no queremos perturbar más a Antonio y a su familia─ Respondió Morazán al doctor.
──Como ustedes lo prefiera mis queridos amigos── respondió el medico quien acompaño al joven a la habitación para que viera a su padre. Tanto Marlon así como el capitán se marcharon juntos al salón principal, para encontrarse con Bernardo, su madre y Diana que hacía ya mucho la habían perdido de vista, debido a los imprevistos ocurridos. Mientras ambos se retiraban, Antonio se colocó frente a la cama dentro de la habitación, a los pies de su padre; simplemente seguía sin dar crédito a la forma en que se habían dañado a su padre. Don Pedro descansaba en una cama de sábanas blancas, tenía en su cabeza una serie de gazas envueltas que cubría sus ojos, y el pálido de su rostro recobraba algo de color, pero Antonio no hallaba respuestas, sin embargo al ver a su padre recostado, volvía a sentir en su corazón aquella emoción de oscuridad, como si se hallara tan familiarizado con aquellas emociones desde siempre. ─Es terrible verlo así tan decaído, pero se recuperara conozco su fuerza de voluntad y nunca nos ha decepcionado esta no será la excepción, se pondrá en pie como siempre nos enseñó─ También confió en su fuerza de voluntad─ decía Guillen, el doctor hizo una pausa y camino hacia Antonio ─ muchacho dime que fue exactamente lo que ocurrió con tu padre─ Guillen entendía que Antonio no había sido del todo claro, intuía que las cosas tenían un trasfondo más grande. El joven observo seriamente al doctor reflexionando en que decir, si era conveniente mencionar algo que a ciencia cierta el mismo no llegaba a asumir en su totalidad, pero el medico este hombre le dio una apertura al tema, le facilito una plataforma para comunicar lo ocurrido, Antonio no sentía en su corazón que las cosas volverían a ser como antes nunca más. ─ ¿A qué se refiere doctor, que desea saber? Pregunto Antonio caminando a través del cuarto hasta donde una silla estaba puesta por la mesa de noche cerca de la cama donde don Pedro descansaba. ─Sabes, cuando vine de la universidad de Santo Tomas graduado de regreso a la villa mi abuela solía preguntarme por ciertas extrañezas que según ella ocurrían en la capital, cuando le dije a que se refería, me comento sobre cierta experiencia que vivió de niña─ el medico cambio su semblante completamente a uno de preocupación mientras le relataba a Antonio, y hablándole desde el pie de la cama el doctor se dispuso a abrir su opinión sobre lo que paso─ Mi abuela tuvo que trabajar desde muy pequeña, su familia, mis bisabuelos la dejaron en una casa de una familia italiana adinerada que vivían en la capital, para que les ayudara con todo lo que dispusieran a cambio de que la criaran ya que , bueno como has de entender las cosas no eran tan prosperas en el antaño de nuestra villa, bien, ella me conto que durante las madrugadas debía salir a la plaza principal donde había una panadería que era la mejor y creo que de los pocos negocios que se ubicaban en la plaza principal en aquel entonces, bueno; escucha─ El medico hizo una pausa prolongada y tomo aire─ aparentemente mi abuela ese día se levantó más temprano de la cuenta, a las tres de la mañana y se dispuso a comprar el pan con el dinero que le dejaban la noche anterior sus patrones. Cuando llego a la plaza se llevó la sorpresa de encontrar el negocio cerrado, entonces quiso devolverse pronto; ella me cuenta que durante el camino de regreso los perros de la calle aullaban constantemente, mi abuela me decía con angustia en su voz al recordar, la ansiedad por encontrar la casa y; antes de llegar a la casa de sus patrones escucho tras de ella unos pasos que hacían eco como si las botas de alguien resonaran como cascos de caballo al andar, dice que no pensó nada más que no fuera esconderse, y lo hizo tras un muro que sobresalía de una de las casas cercanas, se acurruco en la esquina y cubrió su rostro mientras escuchaba acercarse a alguien, los pasos llegaron a estar a su lado, ella escucho como se detuvieron a la par de ella y con un valor encomiable levanto su cabeza, solo para llevarse la sorpresa de ver un rostro espectral desfigurado en carne viva, vestía de sombrero y traje negro, además de usar una capa larga que llegaba al suelo, le sonrió a mi abuela en una mueca como de muerto, mi abuela se paralizo, sus ojos eran como brasas infernales y tras hacer un saludo con su la cabeza se dispuso seguir su camino, ya te imaginaras lo que ella hizo─ Antonio escuchaba detenidamente al doctor─ Corrió, a buscar ayuda gritando desesperadamente sin fijarse por donde iba, los perros aullaban a lo lejos con fuerza y el frio se intensifico, por una niebla que bajaba. En su camino diviso un bulto en el suelo, y los pies de mi abuela había un arma de uno de los guardias que rondaban la plaza desde temprano, ella tomo el arma y camino hacia el bulto pues no tenía pensado regresarse, cuando se acercó lo suficiente vio que era el guardia dueño del arma que mi abuela tomo, pero sabes que es en si lo que me hace temblar hoy, tenía el aspecto de tu padre temblaba de frio, perdió la vista por las mismas razones que las de tu padre y sus labios se habían rasgado sangrando. Mi abuela corrió de ahí y no apareció hasta mediodía después de una búsqueda, intensa en los alrededores de la plaza, según ella el cuerpo del guardia no fue encontrado, ni tampoco le creían mucho pero el estado nervioso de mi abuela era inestable no podía ni hablar. Cuando ella me relataba esto y fue más de una vez, le escuchaba atento porque sus palabras eran tan vividas al recordar como si pasara por lo mismo en ese instante; soy un hombre de ciencia Antonio, por todos estos años lo que ella decía no era más que entretenimiento, pero, hoy al ver esto no pude hacer más que sorprenderme y traer a mi memoria ese hecho de su vida, no tienes idea del miedo que sentí al ver a tu padre, por alguna extraña razón sentía en su cuerpo los aires helados de una presencia extraña, no me preguntes como, solo me guie por mi intuición.─
─Usted me quiere decir que cree que algo le hizo esto a papá ─ Dijo Antonio.─No tengo idea por eso te pregunte si sabias algo más, si viste algo más; algo que no de un indicio.─ decía el médico ─No pude ver nada, tan solo... Me sentí tan extraño en presencia de mi padre, como si no pudiera hacer, nada impotente, sentimientos que emanaban de mi a la fuerza, no temía, pero una presión en mi interior me generaba un malestar tan horrible─ Por fin Antonio entendía con mayor claridad las emociones que le saturaron los sentidos esa noche y conforme entraba en reflexión las ideas se tornaban más turbias pues no le resultaba lógico haber pasado por lo que paso, era igual que despertar de un sueño y analizarlo. El doctor observaba al padre de Antonio descansar, y viéndole fijamente, se preguntaba si tener miedo, si creer en lo que durante toda su vida le fue un mito era a fin de cuentas lógico, pese a todo, nunca se cerraba a la posibilidad de algo nuevo., Guillen tenía miedo pero, sentía en su adentros una emoción inesperada en el momento, aquello le empezaba a generar un interés poco usual para un hombre medicina y ciencia como él. Mientras el doctor y Antonio estaban en el cuarto conversando, tanto el capitán como Marlon se encontraban sentados en la mesa que se le había asignado a la familia Azevedo Guerra. El salón ya estaba prácticamente vacío, los oficiales que residían en el edificio Nox se habían retirado a dormir, y ahora, solo ellos se hallaban sentados a la mesa, pero la madre de Antonio y Bernardo les acompañaban, la señora Isabel Azevedo Guerra, era una mujer muy reconocida e influyente en la villa en general, siendo la esposa del tesorero de la guardia oficial y además una mujer madura muy hermosa y elegante, de cuello largo, rasgos finos, y una dulce personalidad. Su hijo Bernardo estaba con ella diciéndole lo ocurrido con su padre pero haciéndole ver que se recuperaría. ─No debemos perder la calma, papá se repondrá de lo que sea madre; usted mejor que nadie conoce la voluntad que tiene── Decía Bernardo, Diana aun le acompañaba y tomaba la mano de la madre de Bernardo para consolarla. ─Pero por que pasan estas cosas, no entiendo ni siquiera sé en qué estado dejaron a tu padre, y me preocupa que en las cercanías ronde algún bandido, Pedro es un gran combatiente eso me consta, no tengo idea quien pudo herirle, así como tú dices── La madre de Bernardo hablaba entristecida pero con tranquilidad. ─Señora tenga por seguro que su esposo, se repondrá, su hijo es un reflejo claro de su fortaleza, no debe dudar de su recuperación── Diana miraba a Bernardo mientras decía esto y le sonreía con dulzura, el joven se encontraba sentado al lado de su madre y Diana al otro extremo, el capitán y Marlon estaban sentados en dos sillas a parte y platicaban en voz baja, tratando de no ser impertinentes en el momento. ─Como siempre eres tan amable cariño, mi hijo te quiere mucho sabes y conforme te conozco le comprendo más el inmenso amor que te tiene ─ La madre de Bernardo estaba agradecida por la compañía de la joven y le quería como a una hija. ─ ¿Amor Señora? Su hijo le ha dicho que me ama entonces.─ Diana sonrió ampliamente y se sonrojo mirado la expresión de pena en Bernardo. ─ Mi familia te quiere mucho Diana no podría sentir mayor gratitud por tenerte cerca siempre y en un momento como ahora tu compañía es más que oportuna y grata.─ Bernardo trato de esquivar un poco sus emociones personales hacia Diana pero eran más que evidentes, la madre de Bernardo sonrió y suspiro, despejándose un poco de su preocupación apreciando el comportamiento de los jóvenes. ─El acto cívico termino ya hace un buen rato Diana tus padres deben saber de tu paradero; te has atrasado lo suficiente como para hacerles pensar ─ Dicho esto la Señora Isabel levanto la mano a un guardia que presurosamente se acercó a la mesa.─ ¿Conoces la hacienda Castella de la familia Borges?─ Pregunto la Señora Isabel al guardia que con mucha atención le atendía.
── ¡Sí! Es la que se encuentra al oeste en dirección a los sembradíos de café en las faldas del cerro Bandera── Contesto el guardia con rapidez.
─Bien pues te pediré un favor toma un caballo de los mejores que tienen, y ve a avisarles a los padres de esta jovencita que ella está con nosotros y que nos encargaremos de llevarlas a su hacienda en unas horas, y explícales la razón por la que está aquí. ─Señora no se moleste en llevarme a mi casa esta noche, ya es muy tarde quiero estar pendiente de los por menores del estado de don Pedro déjeme quedarme en su compañía con usted y con su hijo, si lo tiene a bien desde luego── Diana miro a los ojos a la señora Isabel, con un deseo vehemente de quedarse esa noche; pero la señora Isabel entendía muy bien la causa de ese deseo, quedarse con Bernardo a su lado. A pesar de entender la razón por que la joven solicitaba quedarse accedió, pues ella era a sus ojos la mujer ideal para su hijo, la familia de Diana eran viejos conocidos de los Azevedo, y también una de las familias más prestigiosas de la villa, la educación y clase de Diana eran perfectas para la señora Isabel, además le tenía un gran cariño por su manera de ser para con su hijo. ─De acuerdo, entonces acompáñanos esta noche. Joven por favor diga lo siguiente a la familia Borges: Que su hija se quedar a pasar la noche en nuestra casa que mañana iremos a dejarle a hasta la hacienda, por favor. ─Con todo gusto señora, no me tomara mucho tiempo llegar hasta allá lo hare rápido──Dicho esto el joven guardia dio media vuelta y a paso veloz y firme se dirigió a los establos exteriores de la guardia. Marlon quien se encontraba sentado con ellos estuvo a punto de refutar dicha orden, pues sabía que los caballos así como los guardias solo deben cumplir órdenes oficiales y no responder a peticiones banales a su criterio como esas; pero el capitán Morazán bloqueo los intentos de hablar del Marlon; por que las informalidades eran permitidas basándose en las circunstancias Morazán no era más estricto de lo necesario. ─Muy Buenas noches tengan todos de nuevo─ El doctor Guillen interrumpía llegando al salón junto con Antonio que saludaba de beso a su madre. ─Antonio cariño─ La señora Isabel besaba y abrazaba a su hijo con fuerza, ─Madre es muy bueno verla, espero no esté muy preocupada, el doctor se ha hecho cargo de papá de la mejor forma. ─ ¿Él está bien cierto?─ Preguntaba su madre, mientras le sujetaba fuertemente las manos esperando las mejores noticias, mirándole con esperanza y mostrando una sonrisa cálida. ─Papá está muy bien, no tiene heridas mortales fue un ataque inusual nadie lo provoco, tiene que ver más con alguna enfermedad que con otra cosa── Antonio decía estas palabras sin atreverse a tocar el tema de la vista de don Pedro no sabía por dónde empezar, y la señora Isabel noto la forma retraída de expresarse de su hijo lo que no era habitual en lo absoluto; así que miro inmediatamente al médico inquiriendo con su mirada lo que ocurría; el doctor Oscar Guillen dio tres pasos al frente de la mesa hasta estar lo suficientemente cerca para hablar a todos. ─El señor Azevedo si está bien, no deben de preocuparse como dijo Antonio nada mortal le aconteció, pero, el señor Azevedo perdió la vista, su visión está completamente destruida── El doctor fue directo sin andarse con divagaciones, como deben darse las noticias fuertes según su manera de pensar. ─¡Como perdió la vista!─Grito la Señora Isabel incorporándose de su asiento muy exaltada. ─Como Antonio les adelanto, se debe a una enfermedad, no puedo dar muchos avances sobre el tema debo investigar no es muy común, debo someter a estudios al señor Azevedo── El doctor no quería profundizar en nada de lo que comento con Antonio en privado en la habitación, pues prefería reservarse cosas como esas, que ni el mismo llegaba a entender con precisión, Antonio tampoco decidió comentar nada que pareciera extraño y menos en un momento tan sensible para su familia, de cualquier forma (él entendía lo ocurrido). La consternación embargo a todos decayendo los ánimos aún más, Bernardo no dejaba de culpar en su interior a Morazán pues suponía que las cosas hubieran trascendido ordinariamente de no ser por la irreverencia de su comportamiento. ─ ¿Tú ya sabias que papá estaba ciego Antonio, cuando lo encontraste cierto? ─ No lo sabía Bernardo, él lucia mal pero no tenía idea del daño que recibió.─ Antonio se notaba muy cansado y el ver a su madre tan angustiada le preocupo. ─ Lo mejor es que vaya a dormir madre, bueno el doctor Guillen cuidara a papá, él debe permanecer en reposo en el edificio esta noche, debemos irnos. ─ Me retiro a mis aposentos señores y damas también me encuentro algo cansado, y antes de dormir debo ver cómo sigue Cañas después de sus cortaduras. ─Cañas descansa tuvo que intervenir el personal de asistencia del doctor Guillen para curarle, sus cortaduras eran serias, casi no la cuenta ─ Dijo Marlon con intenciones de retirarse también. ─Bien espero que descansen y sobrepongan fuerzas ya verán que el señor Azevedo se recuperara── Dijo Morazán haciendo un gesto de cortesía en una reverencia a la señora Isabel y a la señorita Diana. ─Ya le dije capitán no se preocupe por nosotros, no creo que hoy sea el día de recibir sus consejos no después de su hilarante participación en el acto cívico─ Bernardo tomo del brazo a su madre y hablo con altanería a Morazán. ─ ¿¡Que ocurre contigo hijo!? Esas no son formas de hablarle a tu mentor ─ Dijo la señora Isabel indignada por el tono y palabras de Bernardo.
─Mi padre no se hubiera retirado a su despacho, ni le hubiera ocurrido nada si el capitán hubiera mantenido la compostura, si no hubiera sido tan ofensivo con todos. ─Bernardo no es el momento vámonos ya todos estamos cansados y tu madre tiene razón tranquilízate por favor── Diana coloco su mano en la nuca de Bernardo acariciándolo y viéndolo directo a los ojos esperando a que se calmara. ─Pasen buenas noches mañana durante el día pueden venir a ver al señor Azevedo ─ El doctor invito a todos a regresar hasta el día siguiente. ─Muy bien no iremos ya, ¿El carruaje espera afuera por nosotros cierto? Y, ¿Abuelo pudo venir al acto madre?─ Sí, pero le envié temprano a casa, estaba cansado y cuando recibí la noticia de lo de tu padre preferí ahorrarle todo el suplicio de tener que escuchar malas noticias, vino desde la capital para disfrutar no para sufrir con nada── Respondió la madre de Bernardo mientras caminaba con su hijo a la salida. Bernardo salía con su madre, Diana y Antonio tras de ellos, Morazán miro alejarse a Bernardo con algo de pena en su semblante, Bernardo regreso la mirada con ira como si acusara y culpara del mal recibido a su padre al capitán; Antonio se acomodó su traje para salir tomando aire, volviendo a ver a el medico quien le observaba serio y se despidió con un gesto con su mano. Los guardias asignados a la entrada ahora abrieron las puertas dobles que conducían a la calle, descendiendo la serie de gradas camino abajo hasta la calle, el jinete del carruaje y servidor de los Azevedo abrió la puerta para que ingresaran. Casi la una y media dela mañana cuando se fueron a descansar un poco.
Vitiis nemo sine nascitur
Las calles empedradas de roca caliza extraídas del rio "Vertiente Roja" chocaban con brusquedad con las ruedas de la carroza que trasportaba a los fatigados jóvenes del acto cívico, en el edificio "Nox". Diana estaba sentada delante de Bernardo en el interior de la carroza; casi entregándose por completo al sueño, dejando caer su cabeza en más de unas ocasión sobre el respaldar del asiento y recobrando la consciencia inmediatamente en un continuo juego entre el sueño y la realidad que de cierta forma entretenía a Bernardo quien reía al ver sus torpes intentos por permanecer despierta. ̶̶̶̶ ̶̶̶̶ ¿Te parezco un chiste acaso? ̶̶̶ Preguntaba Diana con su cabeza recostada en el respaldar y sus ojos claros como la miel virgen entre abiertos.
̶̶ Tú no eres un chiste para mí, eres como poesía, de la más...graciosa ̶̶ Bernardo soltó una ligera carcajada al ver el rostro de leve irritación de la joven.
—Deberías tratar de dormir también, y relajarte un poco así como yo... lo intento al menos—
—Dormiré cuando lleguemos a casa, lo suficiente para tranquilizar mi mente y ver las cosas con claridad— Bernardo decía esto con tono serio, pero trataba de transmitirle a Diana seguridad en su persona.
—No vas a dormir— decía Diana —Te conozco bien; te la pasas divagando en la cama cuando algo te preocupa ¿Recuerdas cuando éramos adolescentes? Te quedabas en mi casa y no podías descansar porque el profesor de matemáticas, según recuerdo, no te dejaba en paz, de verdad que te odiaba; y tú me hablabas de lo mucho que te fastidiaba tenerlo que volver a ver al día siguiente, no hacías otra cosa que enfocarte en eso, te desvelabas tratando de buscar la solución perfecta, luchabas por entender los teoremas y demás trabajos que nos dejaban, y lo hacías a tu manera con la intención de sorprenderlo ganarte su respeto para que te dejara tranquilo; y lo lograste— Diana sonreía dulcemente mientras hablaba esto a Bernardo quien le miraba atento— Pero no dormías, no mientras tu cabeza giraba acomodando las ideas, quiero que duermas hoy, si te ponías así con lo académico no me imagino como has de estar ahora con esta noche tan inesperada y extraña.
—Hoy dormiré, no te sientas angustiada por mí, quieres que te confiese algo— Dijo Bernardo sonriendo, haciendo que Diana frunciera el ceño en señal de intriga.
—Sí en algún momento vencí ese y muchos otros obstáculos en mi juventud temprana, fue en gran medida por ti, eras más hábil que yo en matemáticas; el profesor nunca tenia reproche de ti estabas entre los alumnos preferidos , y yo admiraba calladamente tu capacidad, quería captar tu atención, que te dieras cuenta que no solo era el joven bohemio que recitaba a Shakespeare, y a Oscar Wilde para reírme del rostro atónito de los profesores cuando les contestaba a sus regaños con palabras rebuscadas de mi repertorio de bufón de la clase. Me encantaba hacer reír a todos; me encantaba verte reír, sabía que entre ese tumulto de jóvenes tú estabas disfrutando; no tienes idea de cuánto agradezco a Dios el haberte conocido desde los amaneceres de mi vida, probablemente a estas alturas sin ti sería el más buscado de villa Escazú, ya habría saqueado el Banco o secuestrado a los funcionarios de la alcaldía, al mismo alcalde por que no—Bernardo como siempre hacia sentir a Diana especial, como nadie le hacía sentir, pues si bien era hermosa y no le faltaban pretendientes a granel, ninguno contaba con la honestidad de Bernardo, ninguno le completaba el alma como él, al menos eso es lo que sentía en su corazón; como si un calor le aliviara de cargas con estas galanterías y comicidades que la contagiaban.
—Eres único mi querido Bernardo, no me des el mérito que corresponde a tu talento a tu capacidad de ir en pos de lo que crees y defiendes con todas tus fuerzas— Diana hablaba desde el corazón.
—Debo agradecerte, déjame hacerlo por favor, siento que lo mereces— decía Bernardo— Ya casi llegamos a la hacienda— Dijo Bernardo mirando por la ventana que dejaba entre ver algunos árboles iluminados por las lámparas que se encontraban distanciadas una de la otra en las afueras del camino que conducía a la entrada de la hacienda.
—El carruaje que lleva a tu madre y a Antonio ya debió haber entrado—Exclamo Diana levantándose del respaldar, asomando la cabeza hacia afuera —Sí los guardias de la hacienda abrieron los portones ya— Acabado de decir esto el carruaje entro por completo a los terrenos de la hacienda Azevedo Guerra; todavía debían recorrer al menos cien metros más antes de llegar a la casa, el terreno era enorme, predominaban los arboles altos de variadas especies, entre los que los pinos, arces y cedros se extendían; escondiendo entre su espesura senderos marcados que conducían por bellos paraderos internos en la propiedad de los Azevedo, esta hacienda se ubicaba al oeste de la villa en las afueras del centro de San Miguel y muy distante de San Antonio, un terreno muy exclusivo que debido a su altura hacia ver la hacienda a lo lejos, incluso desde las partes más internas de la villa la cual era enorme. La casa se divisaba cada vez más, un diseño victoriano le caracterizaba de madera blanca en su mayoría, y un techo de tejas negras, que apenas era alcanzado por el alumbrado exterior. Pronto el carruaje que trasportaba a Antonio y a su Madre se detuvo frente a la entrada; una comitiva de criados fueron a su encuentro para ayudarles a bajar, el carruaje de Bernardo y Diana estaba a punto de llegar a la entrada también, quedarían justo atrás del primer carruaje; de pronto, una brisa soplo helada y fuerte por todo el terreno provocando un viento que estremeció el follaje de los árboles, haciéndolos sonar armoniosamente pero con mucha fuerza, Bernardo sintió un especial frio que recorrió su piel haciéndole titiritar, el aire helado roso su piel como toque amable de un amigo que te palmea la espalda.
—Hace mucho frio Diana— Dijo Bernardo, Diana no respondió, tan solo le miro como el joven cruzaba los brazos.
—Es una madrugada fría, Bernardo, sí tienes razón— Diana percibió la forma tan inusual de sentir lo que para ella era una brisa por parte de Bernardo, el joven se frotaba los brazos como si aquel paso del aire viniera de los hielos mismos de la las tierras en el norte del continente. La joven mañana apenas llegaba a la una treinta, acompañando los desventurados espíritus de la familia a un reposo que supondría su sueño; o al menos era lo que se esperaba ese día. La señora Isabel Azevedo, hizo que alistaran una habitación para que la joven invitada pasara la noche, en el segundo piso en el pasillo donde Bernardo tenía su alcoba, las escaleras que conducían a la segunda planta eran de caoba fina, con una envergadura de más de seis metros y conforme se subía el cuerpo de la escalera se curvaba hacia adentro haciéndose de unos cuatro metros en su mitad y recuperando los seis metros de envergadura al llegar a la segunda planta angosto , poseía un diseño elegante con barandas de hierro color negro.
Antonio fue el primero en desaparecer de la vista de todos a su cuarto para irse a dormir, mientras caminaba a sus aposentos no dejaba de divagar en sus propias ideas, cerraba sus ojos, llevando su mano al rostro, como harto de cargar emociones contenidas en su cabeza; las visiones de la noche, los cielos enrojecidos como por las llamas ardientes del infierno, y el espeso líquido que brotaba de las piedras, e inundaban todo en su alrededor, más los agonizantes alaridos de la gente que él no podía ver tan solo escuchar; pero lo preocupante en sus pesadillas vividas en consciencia, era esa angustiante y terrible presencia, como si entre el espeso líquido el cual era negro como la brea que inundaba la ciudad; rondara el espectro más temible nunca antes visto ni concebido por la humanidad siniestra. Antonio abría sus ojos para abandonar el trance repetitivo, y estaba ansioso por dormir, pero temía que estas imágenes se intensificaran en pesadillas, si despierto no controlaba sus miedos, dormido le sería prácticamente cosa imposible. Por fin Antonio entro en su recamara sequito el saco y se sentó a la orilla de cama, en su pecho volvía a sentir aquella extraña presión que no le dejaba tranquilo, retiro de sus pies la finas botas estilo militar que solía ponerse colocándolas a un costado de su cama; y sin cambiarse nada más se recostó; sin percatarse el sudor frio que emanaba, acurrucándose en posición fetal, se dispuso a dormir, la última imagen que logró divisar era el rostro de su padre de aspecto espectral con las cuencas de los ojos vacías como si le observaran directamente. Antonio serró fuertemente los ojos intentando olvidar y borrar dicha imagen, de esta forma forzándose a descansar. La calma, era totalmente aparente en las afueras de la propiedad. El cielo estaba completamente despejado de nubes, las estrellas llenaban por completo el firmamento. Para cualquier admirador de los astros celestes dichas condiciones serian favorables, pero, lo cierto del caso es que la extensión luminosa de las estrellas no dejaba espacio a la negrura del cielo, no había lugar donde mirar, pues las luces de estos cuerpos celestes abarcaban completamente el panorama celestial, nunca antes se había visto algo semejante, algo tan hermoso y tenebroso al mismo tiempo. Entre las estrellas que cubrían la noche "las pinzas del escorpión" brillaban intensamente, como la señal de los cielos de una bienaventuranza próxima, el presagio de (una era) a las puertas de la historia. Dentro de la hacienda cada uno había tomado posesión de su alcoba, la gran cantidad de criados descansaba, el interior de la hacienda se hallaba en silencio, no había nada que perturbara la quietud. La hacienda era tan grande que el viento creaba un ambiente de soledad intensa casi como si se estuviera soplando en el exterior, con la libertad de los campos abiertos. Esa madrugada en especial las condiciones del tiempo mantenían las temperaturas bajas; Bernardo observaba por su ventana el firmamento tan inusualmente amplio y luminoso, mientras estaba recostado en su cama, tal como Diana le pronostico él no dormiría pronto. Pese a no escuchar de vivía voz del capitán Morazán aquel discurso acusador, le indignaba que su maestro pensara así, púes durante mucho tiempo le forjo los más exquisitos principios de patriotismo y abnegación por la tierra que les dio todo. Eso, sumado al daño en la vista de su padre no le dejaba conciliar el necesario sueño; fijo su atención en la constelación de Escorpión. El brillo tan potente que salía de "Las pinzas del escorpión", Bernardo las reconocía; Antonio durante su adolescencia se la pasaba explicándole las diferentes estrellas que poblaban los cielos, a distinguir aquellos planetas con intensa luminosidad como Venus o Marte de las estrellas más conocidas, los equinoccios de la luna, la tierra y la transición del sol, Antonio gustaba mucho estos temas astronómicos entre muchos otros, y compartirlos con Bernardo le era un placer, por este motivo reconocía fácilmente las constelaciones en los cielos. La estrella Zuben Elguenubi y la estrella Zuben Elschemali componían las pinzas norte y sur de la constelación de Escorpión, pero al mismo tiempo formaban los platillos de Libra; Bernardo al ver esto, se olvidaba un poco del inmenso malestar y preocupación por su padre y demás. Casi sentía el sueño alcanzarlo cerró sus ojos para descansar; poco duro el placentero trance pues la puerta de su alcoba fue tocada tres veces con leve fuerza, Bernardo levanto la cabeza dirigiendo su atención a la puerta — ¿Quién llama?— Pregunto con voz fuerte.
—Me permites un momento por favor Bernardo— Contesto una voz femenina, la cual le resulto familiar al joven, se levantó encendiendo una lámpara ubicada al costado de un sillón dentro de la recamara, y se dispuso a abrir la puerta, quitando los cerrojos; al abrir, Diana se halló delante de él, vestía una bata blanca de seda muy fina que pertenecía al guardarropas personal de la señora Isabel, su cuerpo lucia perfectamente enmarcado por la seda, que reposaba sobre su piel tan suavemente que hacía ver el busto firme y los delicados hombros de Diana como obras perfectas de mármol, su cabello largo rizado dejaba entre ver el castaño color que le caracterizaba tenue reflejado por las luces en el pasillo; descalza como procurando el menor ruido posible. — Déjame entrar, sabía que te encontraría despierto— Dicho esto Diana entro inmediatamente, sin darle tiempo a Bernardo de tan siquiera reaccionar. La visita de la bella joven realmente le sorprendió. —Sabía que esas ideas no te dejarían dormir—Decía Diana mientras caminaba por la alcoba hasta llegar a la ventana que comunicaba al exterior, apoyando sus manos en el marco inferior de la ventana mirando hacia afuera. — ¿Tenias algo que decirme? Tu tampoco puedes dormir por lo visto Diana— Bernardo se sentó en su cama intrigado por la respuesta de la joven.— Tengo mucho que decirte en realidad, y la verdad de las cosas no sabría cómo tomaras mis palabras— Diana se volteó en dirección a Bernardo, lucia especialmente hermosa con una luz atractiva. — Todas las cosas que vienen de ti, me son siempre importantes, me son gratas, tú lo sabes muy bien; solo dímelo— El joven hablo con mucha suavidad y honestidad a Diana, como una invitación a la respuesta abierta. Ella no dijo nada, se acercó despacio hacia Bernardo con pasos suaves y delicados sentándose justo a su lado. — ¿Qué estás dispuesto a dar por lo que amas Bernardo?— Él le miro con desconcierto, la pregunta aunque clara era muy particular, encerrando al joven a un sin número de probabilidades en su respuesta. — En verdad hay muchas cosas que amo, daría mi vida por esta nación, por mi familia y por ti— Dijo convencido, mirándola a los ojos como si estuviera seguro de haber dado la respuesta más correcta. —Siempre te óvidas de ti cierto, no podrías entregar tu vida a causa de ti mismo— Continuo Diana profundizando en razonamiento con Bernardo.—Bueno quizá me "olvido de mi" como dices porque todo eso que te dije antes suponen mi vida entera— Bernardo puntualizaba el cuestionamiento de la joven con un aire de irritación; en el fondo le era incomodo que se cuestionaran sus motivaciones, pero Diana quería tener las cosas claras respecto a Bernardo, —Podrás llamarme loca pero, tengo cierto miedo sabes, y tú eres de quienes no quisiera tener que alejarme nunca. — ¿Alejarte de mí? De donde sacas ideas tan radicales, te oyes como mi abuelo, cada vez que nos platica lo pecaminoso que es el mundo— Dijo Bernardo queriendo hacer menos seria la conversación. Pero, las inquietudes de Diana tenían fuerza tanto como su belleza. — De vez en cuando debes poner más atención a las cosas radicales de la vida, no soy pesimista respecto al futuro, ni me interesa divagar en el pasado, solo creo que uno debe estar listo para todo— Dijo Diana acariciando suavemente el rostro de Bernardo — y vine a decirte lo que me importas, siempre me has importado; esta noche es tan bella...— continuaba Diana — siento en mi corazón que no la puedo dejar pasar, no quiero reservarme nada para ti, me ha enamorado tu nobleza, la constancia tu manera de ser que te hace único . Quiero que sepas lo mucho que te amo— Diana se acercó al oído de Bernardo para susurrarle unas palabras, mientras acariciaba con mucha delicadeza, su rostro; Bernardo cerró sus ojos, el calor de la joven cautivo sus sentidos — Te amo, no importa lo que suceda, ten presente que no estarás solo— Diana beso a Bernardo con esos labios como la brisa en el campo cuando toca los pastizales con suavidad, en la mente de Bernardo había una enorme inquietud: entender este encuentro tan fortuito e inesperado, pues el impulso de la joven, si bien era muy ameno, también tenía un matiz como el de la despedida de dos almas previas a su abandono pero, conforme se adentraba más en los brazos de Diana dicha inquietud se disipaba. Nunca antes le beso con tanta libertad, nunca antes sintió intensidad mayor con nadie, púes Diana siempre fue muy importante para él, ahora sus manos tocaban su cuerpo con la consistencia de una joven madura, el vigor de su sexualidad, el calor embriagante de su cuerpo y la ternura femenina que poseía, capaz de disolver las tormentas en el espíritu con tan solo su presencia. Pronto ambos se hallaban inmersos en la intimidad pura de su juventud. El amor entre ellos se intensificaba como el amanecer que aceleraba sus pasos, acercando el nuevo día, desvaneciendo las sombras, lo oculto y misterioso; para darle paso al cálido sol, que es sus albor dejaba al descubierto el verde y vivido suelo de los campos. La mañana avisaba su llegada con los silbidos de los campesinos que en carreta descendían de San Antonio hasta el centro de la villa para abrir sus pequeños puestos en los barrios aledaños de la plaza central de San Miguel; presurosa la servidumbre en la hacienda de los Azevedo se preparaba para su jornada matutina. El aire fresco barría con los senderos empolvados dentro de la propiedad en la Hacienda, con la misma velocidad, un caballo y un jinete atravesaban los terrenos interiores en la entrada de la hacienda, un jinete con un uniforme de la guardia oficial y cargaba con un pequeño bolsito color café, los guardias en la entrada le detuvieron, pero al extender el jinete un documento frente a ellos estos le dejaron pasar sin vacilaciones. Antonio quien recién despertaba observó por la ventana el encuentro con los guardias y el jinete, decidió arreglarse un poco lavándose la cara en uno de los baños en el pasillo de su habitación, colocarse sus finas botas y bajar, para atender al visitante. — Enseguida le comunicaremos con él— decía el mayordomo al joven jinete, Antonio descendía la escalera principal y escucho decir esto a su sirviente.
— ¿Qué ocurre Luis?, ¿Quién es nuestro visitante? — Inquirió Antonio al mayordomo. — Dice tener un mensaje muy urgente para el señorito Bernardo, por parte de la oficina de la guardia oficial — respondió Luis en mayordomo principal de la hacienda Azevedo, un hombre alto ya entrado en años, con una calvicie que lejos de hacerle lucir mal , le asentaba perfectamente con su rostro sofisticado y amable. Antonio asintió con la cabeza el comunicado, y se dispuso a caminar al encuentro del jinete quien permanecía en la entrada esperando respuesta. — Ha de ser muy importante lo que traes para venir hasta acá tan temprano, ¿Puede saberse de que se trata? — Pregunto Antonio mientras cruzaba los brazos, aun vestía el uniforme de la guardia y lucia desaliñado, tuvo una noche terrible intentando evadir las pesadillas que despierto turbaban su mente. —Antonio Azevedo es un honor conocerle mi nombre es Bladimir Loaiza de la guardia oficial, soy sargento de la unidad 353 de la guardia, de verdad es un gusto— Con el carisma y sinceridad auténticos, el sargento extendía y estrechaba la mano de Antonio con fuerza, dicho hombre rondaba sus veintisiete años, de cabello negro, rostro de mentón cuadrado, postura firme y arrogante sin pretensiones egocéntricas sino, más bien con orgullo de ser alguien seguro de sí mismo. —Me encantaría compartir con usted los asuntos referentes de la guardia, pero esto concierne exclusivamente a su hermano que es miembro de la guardia— Decía el sargento amable pero enfáticamente.— No se preocupe sargento, entiendo las formalidades del caso, pero ¿Es importante cierto?— Pregunto Antonio intentando sacar algo de él.—Lo es, sí, lo es y bastante— Respondió el oficial con gesto serio y marcando en su cara un cambio completo de ánimo como si algo le preocupara realmente, Antonio escudriño la expresión del hombre captando la importancia de la visita.—Iré personalmente a buscar a mi hermano con su permiso— Antonio sonrió y dio media vuelta subiendo la escalera principal, mientras subía rápidamente las gradas miraba el bolso que cargaba el sargento intrigado por lo que traía. La señora Isabel aun no despertaba y el pasillo donde dormían Diana y Bernardo se hallaba también en silencio, Antonio toco la puerta de la habitación de Bernardo, con esto, el joven despertó miro a su alrededor atento, vio a su lado la silueta semidesnuda de Diana cubierta por las sabanas quien aún dormía profundamente.—Bernardo, ¿Estás despierto?— Preguntaba Antonio detrás de la puerta.—Si ya voy a salir— Bernardo, se vestía rápidamente, mientras Diana empezaba a despertar pero muy lentamente ya que su sueño era más pesado, Bernardo miro a la joven esperando entablar contacto visual con ella, Diana miro al joven con una mirada entreabierta, Bernardo le decía que guardara silencio haciéndole señas con la mano.—Sal pronto el sargento Loaiza ha venido a informarte algo— decía Antonio, Bernardo se disponía a salir, Diana siguió recostada esperando la oportunidad para poder salir a su habitación en cuanto ambos se fueran; si bien era cierto ella era muy querida por la familia una aventura de esta índole pudiera no ser bien vista por la señora Isabel que la consideraba como una segunda hija. Bernardo abrió la puerta a medias, dejando espacio visual solo para hablar con su hermano.—Loaiza está acá desde buena hora, por lo visto es urgente no son ni las seis treinta — Decía Antonio sonriendo a su hermano. — ¿Traerá noticias sobre papá?—Inquirió Bernardo mientras terminaba de abotonarse el saco y salía de la habitación cerrando la puerta.—Debo refrescarme un poco, hazme un favor Antonio entretén al sargento ofrézcanle café, algo para que desayune, estoy seguro que salió de Nox sin probar bocado; suele pasar cuando los envían con urgencia no hay tiempo para nada. Prisas y nada más que prisas— Bernardo caminaba con su hermano en el pasillo y se detuvo en la puerta del baño principal de la segunda planta.— Hare que se sienta cómodo, no tengas mayor cuidado, lo hare pasar al comedor cerca de la venta, que disfrute de esta hermosa mañana— Antonio respondió a Bernardo con mucha amabilidad, su semblante comenzaba a mejorar pese a la terrible noche que paso, y se dirigió a la entrada, al bajar Loaiza ya estaba sentado en uno de los sillones de la sala.—Señorito me tome la libertad y atrevimiento de ofrecerle un té al sargento, espero sea de su completa empatía mi acción— Dijo Luis el mayordomo haciendo una respetuosa reverencia a Antonio.—Hiciste bien es más, lo invitare al comedor lleven por favor algo para que desayune, a mí solo llévenme un café; ten la amabilidad Luis te agradezco—Dijo Antonio sonriéndole a Luis. — Por favor acompáñeme al comedor sargento.—No es necesario de verdad, ya soy lo suficientemente inoportuno — Dijo Loaiza con una expresión de pena en su rostro.—Pase es bienvenido, Bernardo vendrá en unos minutos, él mismo pidió que nos acompañara a desayunar; espero lo tenga a bien— El sargento sonrió y accedió a la invitación.
—De acuerdo, de cualquier forma lo que debo tratar con su hermano merece ser digerido con calma en un ambiente ameno para ambos— Dicho esto el sargento y Antonio caminaron hasta el comedor donde la mesa bien decorada con un mantel blanco, y un centro de mesa compuesto de flores frescas entre las que las rosas y las guarias rojas hacían galantería.—Tome asiento, espero se sienta a gusto sargento— Mientras Antonio decía esto a Loaiza Anastasia una joven sirvienta servía el té al sargento, de agraciada figura, ojos negros y una hermosa trenza bien arreglada; de piel blanca y tez colorada como el de las jovencitas de la capital o como las de las ciudad de Heredia, las cuales se distinguían por su bella inocencia andante natural. También la mesa se inundo del delicioso aroma del café que Anastasia traía, pronto Luis el mayordomo llenaba la mesa con unas tortillas de maíz recién hechas y el tradicional picadillo, que humeante saltaba a la vista como un deleite, capaz de abrir el apetito de forma instantánea a quien cayera víctima de su embriagante aroma.— ¡Vaya! No esperaba semejante manjar; en la guardia los cocineros han perdido el encanto tradicional de la cocina, desde que la importación se volvió básica en la economía de la villa—Expreso Loaiza con un semblante de gusto ante las comidas frente a él. —Por favor sargento sírvase usted, dice que trae noticias importantes es mejor que tenga el estómago lleno y este fuerte para comunicarnos, ah espero no sea inconveniente que yo este acá cuando le hable a mi hermano, si ocupa privacidad lo entenderé perfectamente— Dijo Antonio mientras se servía . —No tenga cuidado puede estar presente, al principio no podía transmitirle nada pues las formalidades de la guardia solo autorizan la comunicación entre oficiales; sin embargo, de ser extremamente confidencial usted no podría estar en este tipo situaciones.—Comprendo bien y créame que estoy agradecido con su confianza sargento— Contestó Antonio, mirándole con amabilidad y asintiendo con la cabeza en señal de estar de acuerdo.— Muy buenos días Sargento—Irrumpía en el comedor Bernardo, con más frescura y su uniforme impecable.— ¡Ah Bernardo muy buenos días, un gusto saludarle! Saludos— El sargento se puso en pie y saludo militarmente a Bernardo quien respondió firme.—Loaiza espero este disfrutando del desayuno, que le sea de provecho.—Me siento apenado Bernardo vine a dar un comunicado oficial y me estoy abusando de las atenciones de su hospitalidad en su hogar, muy agradecido francamente —Dijo Loaiza retomando su asiento a las mesa. Bernardo tomo la silla en la cabecera de la mesa, mientras su hermano se hallaba frente al sargento cada uno en los laterales.—Bien ya que nos hallamos entre amigos creo que será más fácil hacerles saber lo que se nos informó temprano en el edificio Nox; de cualquier forma será noticia pronto en toda la villa— Loaiza dejó sus alimentos por un momento y se recostó en la silla con su espalda firme viendo directamente a sus interlocutores.—Bueno sargento en tal caso lo escuchamos, que se le ofrece— Dijo Bernardo poniendo sus brazos en la mesa y juntando las manos en señal de reposo y atención.—Después de las cuatro de la mañana, llegó un comunicado muy lamentable por parte de la casa presidencial en la capital, al parecer uno de los depósitos principales de pólvora fina "Tíber" exploto a causa, de un ataque por parte de unos supuestos vándalos, destruyeron prácticamente todo el almacén y murieron todos los soldados que custodiaban el depósito; lo extraño para muchos en la capital es la forma de como procedieron estos criminales, prácticamente acorralaron y vencieron al ejército en cuestión de minutos, pero, lo más macabro es quizás el simbolismo y mensaje que dejaron estos...criminales— La atención al sargento era total la sorpresa y perplejidad comenzaban a tomar forma en las mentes de Bernardo y Antonio.
— ¿Qué se supone que hicieron? Es decir, además de volar el depósito de pólvora— Indagaba Bernardo con sumo interés. Dicho esto Loaiza puso el pequeño bolso de cuero café sobre la mesa del comedor, y empezó a rebuscar algo; la sorpresa en Bernardo y su hermano no se hizo esperar; Loaiza saco una astilla de madera quemada y algo teñida de sangre reseca.— ¿De qué se trata esto sargento? — Pregunto Bernardo sorprendido.—Podría decirte que fueron lo suficientemente...crueles con sus cometidos, aun no entendemos porque o que trataban de mostrarnos— Dijo Loaiza bajando la mirada, haciendo una pausa en sus palabras, como sintiendo en su corazón el mismo un dolor ajeno, pese a ser un hombre disciplinado y estricto en su persona, también Loaiza era un hombre noble que entendía la emoción en los demás.— ¿Qué fue exactamente lo que hicieron? — Pregunto Antonio esta vez, con mucha seriedad es su gesto.—La paz es un estado el cual debes mantener constantemente contigo— Dijo el sargento provocando sorpresa por la reflexiva respuesta— Habrá quienes no entiendan nada sobre sus vidas, no son un juego, son algo considerablemente serio y por lo que vale la pena luchar, proteger. Los que atacaron el almacén sacrificaron a muchos soldados, formaron un circulo con varias estacas de cedro sembradas en las calles adoquinadas de la capital; justo alrededor del Tíber, e... hicieron,...atravesaron a estos hombres con las estacas haciendo explotar el almacén posteriormente; los restos de los soldados prácticamente quedaron dispersas— El Sargento tragaba saliva mientras trataba de contar los hechos, pues no sentía fácil expresarlo, no como él pensó que sería, fue más duro cuando tuvo que describirlo pues su corazón después de todo era el de un hombre, el de un buen hombre.— Hablamos de más doscientos hombres, los atacantes rodearon al ejército, y dejaron frente al palacio presidencial, un árbol de zarza ardiendo, con el general principal del ejercito ardiendo en él, son simbolismos y quieren más que llamar la atención, este trozo de estaca es apenas una muestra que nos trajeron de la capital, todavía están impávidos— Dijo el sargento lamentándolo pero tranquilizándose un poco para recobrar fuerzas y continuar. —Pero, ¿Qué quieren de nosotros, acaso esperan una guerra?—Interrumpió Bernardo a Loaiza.—Guerra, es una palabra muy fuerte mí estimado Bernardo, no; más bien en la capital quieren que estemos alerta, por si algunas de nuestras unidades son requeridas para atrapar a estos vándalos — Respondió el sargento, mirando a Bernardo con la nobleza característica de su semblante. Posteriormente Loaiza saco un documento que traía dentro de su saco militar, de un azul profundo y elegante un sobre con un sello, el sello de la casa presidencial; el sobre ya había sido abierto pero contenía la carta doblada en su interior, la cual el sargento puso frente a ambos jóvenes para instarlos a leer, dirigiendo su mirada especialmente a Bernardo; el joven le veía inquieto como deseando en su interior evadir la carta, que suponía penosa, sumado a esto las emociones sobre el estado de salud de su padre empezaban a sobresalir en su mente como si la confabulación oscura del infortunio jugara en su contra; pero, sin más preámbulo tomo la carta, la saco del sobre algo maltratado y se dispuso a leer. Avanzo unas líneas con su vista, pero se detuvo casi de inmediato después de hacer una pequeña reflexión.
—Disculpe sargento, ya que mi hermano nos hace compañía creo que él puede ser partícipe de este comunicado, si bien es cierto es un comunicado oficial, como usted bien dijo estamos entre amigos y la villa entera tendrá información al respecto, las formalidades pueden dejarse a un lado ¿No lo cree?—Dijo Bernardo al sargento esperando la respuesta del amable hombre quien asintió con la cabeza, a lo que a continuación el joven procedió a leer esta vez en voz alta; carta la cual decía:
"Palacio presidencial de la nación de Costa Rica, 2 de Octubre de 1890.
Para nosotros es más que un desafortunado episodio o designio de Dios a nuestro destino, nos sería aceptable señalar la culpa a los demonios mismos de lo que en este breve pero apesadumbrado comunicado nos corresponde transmitirles, la madrugada de este día el depósito principal de pólvora en la capital conocido como "Tíber" fue atacado de forma infame, sorpresiva y porque no mencionarlo con consecuencias trágicas, cobrando la vida de 235 de nuestros hombres, entre los que se cuentan soldados que custodiaban el almacén, y un pelotón que fue en su auxilio pereciendo heroicamente, en lo que nuestro señor presidente cataloga como un "ardid del infierno"; no nos es posible por lo sensibilidad del caso describir ampliamente lo sucedido, sin embargo el cometido es por demás siniestro, pero se entregara un documento a parte donde la información le será completa y debe ser en manos del director general de la guardia oficial de villa Escazú el Capitán Ezequiel Morazán Fernández, pues el tendrá la información complementaria restante y de grado sensible , ya que confiamos en la madurez y experiencia del capitán. Pedimos en este comunicado a los miembros de la guardia oficial, su colaboración estando preparados en caso de ser necesario, pues es bien sabida su capacidad y adiestramiento tan encomiable; estaremos rogando a nuestro Dios la paz tanto en la capital, así como en todas las ciudades de nuestra querida nación, sin más asunto les deseamos nuestros mejores deseos y esperamos estén en la gracia de nuestro Dios"
ATTE: Elías Troya Alcázar, secretario del palacio presidencial.
Bernardo se detuvo, analizando el escrito, miro al sargento y su hermano que permanecía atento en silencio y seriedad propia de un hombre dirigido por el pensamiento como lo era él.—Entonces enviaron los por menores del asunto al capitán Morazán por lo visto sargento— Dijo Bernardo interrumpiendo el silencio póstumo a la lectura.—Un hombre con las capacidades y la madurez del capitán es el adecuado para digerir el contenido completo de lo que paso en la capital, yo conozco esos por menores porque los altos mandos en la guardia oficial se nos expuso de boca de Morazán, si se los dije fue por razón del capitán, el insistió; me dijo que podía confiar en ustedes en especial en ti Bernardo.—El capitán sostiene una posición en algunos temas, y se comporta contrario a lo que opina de ello, ¿Acaso olvidaron lo que opina de nosotros?—Bernardo recordaba con cierta amargura la nuche anterior, a lo que el sargento entendiendo la dirección por la que la conversación iría decidió intervenir de inmediato e interrumpir.—Nos estamos desviando completamente del tema, es mejor que te olvides de los altercados que tengas con Morazán, después de todo es nuestro director principal, sabe lo que es mejor para todos, además Bernardo en lo personal y espero me permitas emitir mi propia opinión, es un hombre que vivo en el fuego vivo de una nación que hasta yo siento ha perdido su calor, tiene todo el derecho a expresar lo que siente en la libertad que nos permite nuestra nación, libertad dicho sea de paso mi amigo crearon los héroes de la patria entre los que Morazán tuvo participación, así que debemos apoyarlo y centrarnos en el ahora mi querido amigo, pero sin olvidar la razón a la que debemos nuestro glorioso presente y saberlo honrar, creo entender enteramente a Morazán, y aun confió en liderazgo y mandato leal a los principios esenciales de nuestra villa, de nuestra nación, solo pido que nos colabores Bernardo, a mantener esta línea de pureza y honor.—El sargento fue enfático y tajante respecto a su sentir. Bernardo miro seriamente al sargento, pese a entender e incluso compartir ese amor patriota no podía concebir en su corazón la aparente dualidad de Morazán, hombre que en su entrenamiento militar le enseño a apreciar las cosas más sublimes de Escazú, la villa gloriosa por la que la nación se levantaba orgullosa, recordando en dorada memoria quedaron plasmados en el corazón de este joven, los gigantes cerros que custodiaban cual guardianes a la villa que en comparación con estos colosos parecía una pequeña flor nesciente entre rocas enormes que le rodeaban, fue Morazán quien le enseño las alturas en aquellos paisajes, la cascada oculta entre el cerro Pico Blanco y Bandera ah y un tercer cerro huérfano de nombre; pero imponente como sus compañeros cerro que apuntaba al sur y Morazán en sus poéticas explicaciones relacionaba como una extensión de los cerros de Escazú y un regalo del cielo a la villa. Bernardo no se sentía ofendido personalmente, sino sentía una traición a la enseñanza que él mismo en su valiente y soñadora personalidad catalogaba como sagrados el verdadero dolor que se enraizaba en su ser radicaba en esto en la herida a un profundo amor entrañado en las raíces de su espíritu.
—Entiendo que las cosas estén un poco tensas, pero perdone sargento ¿Sabe algo del estado de mi padre? Perdone si soy enteramente desatinado en el asunto— Dijo Antonio no solo para saber algo de su padre sino para cortar por lo sano la emotividad que empezaba a sobresalir en su hermano pues le conocía muy bien y deseaba evitar reacciones arrebatadas por parte de Bernardo.—Su señor padre, ¡Claro! El medico Guillen me dijo que les hiciera saber que él estará bajo observación, que no se preocupe, que él se encargara de la recuperación de don Pedro, por el momento permanecerá en las habitaciones de enfermería en el edificio Nox .—Perfecto le visitaremos pronto, ya es hora de verlo, papá estará complacido en estos momentos tan duros para todos nosotros—Dijo Antonio con tono tranquilizador.—Oh me temo que no podrán verle aun—Dijo Loaiza inmediatamente— El doctor lo prohíbe por el momento— El sargento causo sorpresa en ambos jóvenes, pues tan inesperada respuesta sonaba como una imposición, no dictaminada de la boca del sargento de carácter cálido y amable, sino más bien, tenía la tonalidad repetitiva de un mensaje enviado por el mismo médico.—Dice usted sargento, que el medico nos prohíbe visitarlo, y podría saberse que se debe dicha prohibición— Pregunto Antonio, interviniendo una vez más pues, parecía más interesado que su hermano en la situación, no por el hecho de tener un cariño mayor a su progenitor, sino por la mente ocupada de Bernardo en los asuntos que sentía pendientes con Morazán que no le dejaban despejarse por completo, así era este joven; una idea, una herida en su corazón le hacía irse empedernido en contra de dicha causa como una tormenta con fuertes vientos que no dan paso al reposo del espíritu. — ¡Oh bueno! En verdad me apena dar este tipo de razones incompletas—Dijo el sargento lamentándose, sinceramente— Pero Guillen no se extendió más, tan solo se limitó a decirme esto, no sé si le s sea tranquilizador a ustedes, pero, me imagino ingenuamente sin conocer de prácticas ni protocolos médicos, que aún está delicado, supe de su infortunada ceguera que incluso a mí me extraña; como les repito sin conocer más de medicina que de anatomía de una piapia, al menos puedo decirles que no se preocupen demás— Concluyo el sargento intentando hacer a sus interlocutores más tranquilidad, entendiendo la situación que podrían estar sintiendo los jóvenes al no poder ver a su querido padre, dicha forma de manejar el estado de salud de su padre no era nada agradable, Loaiza como el mismo decía no lo entendía todo, pero al menos sabía que la emoción es tan importante como la salud, y trataba de hacer sentir bien a las personas con las que lidiaba.—Disculpe sargento, además de la alerta que en la capital disponen de algo más por parte nuestra— Pregunto Bernardo, retomando el tema que llevo a Loaiza hasta allí.
—Sí hoy a mediodía debemos presentarnos todos, para ponernos a disposición de lo que diga Morazán, respondiendo a la solicitud del palacio presidencial; toda la guardia en la plaza central de San Miguel, se le explicara ampliamente todo; a ustedes les puedo decir que no creo que Morazán no sea explicito con los hechos, pero tendrá el suficiente tacto para que todos sepan asimilarlo y prepararse.— Bernardo bajo la mirada riendo un poco después de escuchar al sargento decir estas palabras.—Supongo que el capitán, mantendrá el tacto necesario, el mismo que usa en sus discursos—Dijo Bernardo de forma sarcástica, Loaiza mostro su molestia ante dicho comentario mal intencionado.— Señor Bernardo, puedo ver que usted conserva con ahínco un celo encomiable por los principios más relevantes de nuestra villa, de nuestra nación; lo que encuentro un poco reprochable es que también sabe cómo mantener vivas las llamas del conflicto, no voy a redundar en lo anterior usted me entiende perfectamente— Loaiza hizo a un lado sus alimentos y el té que estaba bebiendo para poner, sus manos juntas en la mesa y encarar a Bernardo. El joven bajo el tono de sus ánimos, después de todo se encontraba delante de uno de sus superiores, Bernardo sabia también que muchas de las atenciones "especiales" que tenían para con su familia, era en sumo grado, por la condición tan respetada en su familia, era una verdad callada el hecho que para la guardia era importante contar con miembros adinerados dentro de la villa; pese a todo Morazán no tenía tratos especiales por dichas razones, pues era un hombre digno, que reconocía valores en aquellos que servían junto a él, y bueno de esta forma era con todas las personas.—Lo lamento sargento, tengo mis defectos de carácter como cualquier hombre— Contesto Bernardo.—No tenga mayor cuidado señor Bernardo, los defectos de carácter se corrigen no se lamentan. Bien creo que no tengo mayor asunto acá, estoy muy agradecido siento ser tan inoportuno, espero verle hoy Bernardo procure llegar con anticipación— Dicho esto Loaiza se puso en pie, Bernardo y Antonio le siguieron mientras el sargento se preparaba para irse, tomando sus cosas para después a paso pausado dirigirse a la puerta principal de la casa. —Le estoy muy agradecido sargento, estaré puntualmente, tenga una hermosa mañana que Dios le guarde en su camino.— Terminadas estas palabras el sargento se despidió amable y muy cordial, saludando en su salida a los jardineros que con el singular calor humano que llenaba el espíritu le desearon los "Buenos días señor que Dios lo acompañe".— Loaiza se retiraba al tiempo que Bernardo le veía y pensaba en lo venidero, en la salud incierta de su padre, en sus propias emociones que solían ser un vaivén tempestuoso, había mucha contrariedad respecto a él mismo, enfrentarse a una posible amenaza, con las mismas fuerzas con las que inicio en la guardia oficial como una promesa a los principios valiosos de una tierra brillante, fulgurante como ella sola, ahora tan solo el desconcierto del destino que se había desencadenado para dar paso a lo nuevo, tal como el retoño primaveral de las guarias.
Como un velo invisible soplaba el viento, suave, extenso, capaz de cubrir el bosque entero en las hermosas faldas de los colosos cerros, que velando la preciosa villa fungían como guardianes delegados por el tiempo, por la voluntad empoderada de Dios que con la suavidad de un arroyo recorriendo la tierra, socavando la dureza de las rocas impone las leyes naturales; incomprensibles, misteriosas al consciente ordinario del hombre que mira perplejo, sin el menor cuidado. La intervención lógica; tan constante y propia de un ser que radica en el todo universal, de este modo Dios opera, no en designios mágicos ni el artificio supersticioso, más bien en la vida misma, pues ¿Qué somos después de todo? Tan solo el resultado de la vida misma, de un sueño materializado, de un propósito de felicidad; nadie quiere ser infeliz, ni desea el dolor ni el sufrimiento, entonces buscamos el camino que nos lleve a la risa, al regocijo procurando la realización de nuestras metas, de algunos fines banales pensando ilusos que la alegría y la bendición están ahí, en la fortuna misma; en el placebo de la adquisición para luego vernos hambrientos de espíritu (para quien es consciente de su espíritu). Así es el humano ordinario, así hemos sido alguna vez, fijándonos empresas en la periferia de nuestra existencia, abandonando el eje de nuestro ser, olvidando que la vida es tan corta pero tan bella, como el aroma de una rosa al pasar un instante en nuestro olfato efímero, dulce pero pasajero, existirá la fortuna en la vida de muchos que despiertan pronto para alejarse de la desdicha que implica la persecución de la gloria terrenal, del dolor que prosigue al deseo y de aferrarse a las necedades; pero de los dichosos que ven el caos y huyen hay algunos que se van empedernidos contra la oscuridad inmersos en un fin seguro; Raquel cuya belleza era merecedora a todos los adjetivos, sinónimos y galanterias de perfección que en el haber del vocabulario de un poeta embriagado podrían salir, hacia acto de presencia misteriosamente en aquellos bosques que según decían estaban encantados por aquellos espíritus sagrados de los antiguos aborígenes cabecares de los bosques y por la energía vibrante de las brujas de Escazú, quienes desde infame colonia se ocultaban en los bosques creando una combinación de esoterismo de la antigua Europa y la sabiduría de los curanderos de Escazú. Raquel fue traída por el capataz de la hacienda de su madre, pues el leal servidor de la familia Tinoco conocía no solo los caminos difíciles entre los cerros, sino fue él quien en una conversación que tuvo con la señorita Raquel menciono inocentemente el nombre prohibido desde hacía décadas de Zaraté, considerada la bruja más peligrosa de todas las que se ocultaban en el bosque, los antiguos campesinos le atribuían las fuertes lluvias, los días de sol fatigante y abrazador que caían sobre la tierra resecando los cultivos, tanto había durado el nombre de Zaraté en la villa que el título de inmortal ya se le había etiquetado; pero también se le acarreaban los favores como conquistas amorosas imposibles, fortunas cuantiosas de la noche a la mañana, la sanidad de enfermedades las cuales la medicina tradicional no podía curar, en fin, el capataz menciono en alguna ocasión a Raquel dichos atributos; el corazón ambicioso de la joven se encantó con todo esto y mil maquinaciones en su mente brotaban como un jardín nuevo y fresco. Durante un tiempo cuando Raquel estudiaba en su adolescencia en la villa le pidió en repetidas ocasiones al capataz, que le llevara ante la bruja, todo el tiempo se negó pues le apreciaba y temía que si algo le ocurriera, él fuera el culpable; pero el tiempo se encarga de amedrentar los ánimos inconstantes de la gente y la señorita ahora más mujer supo seducir con su belleza y delicadeza al capataz que iluso a las promesas de un dulce beso o algo más cedió a sus demandas, esa mañana partieron temprano la joven recién llegada a la villa apenas había tenido la oportunidad de dormir, pues el acto cívico en el edifico Nox altero su sueño pues salió tarde y se sentía aun agotada, pero estaba decido; pacto entonces con el capataz ir de mañana a donde según él podía encontrar a la misma bruja. En las afueras de la villa, aún más allá de San Antonio partiendo hacia el sur se encontraba la zona limítrofe entre Escazú y las faldas de los cerros, donde empezaban los bosques, las cuestas que conducían a lo más alto de esa bella tierra, cualquiera que se mire a sí mismo como un aventurero, entendía al llegar a esta extensión de tierra lo insignificante y frágil que es la vida humana, pues el paisaje previo a las cimas de los cerros era por mucho cautivadora, y por qué no decirlo aterradora; si se consideraba la flameante grandeza que se imponía la vista. Justo ahí donde este paraíso visual iniciaba el capataz, dejó a la encantadora Raquel quien es su interior se sentía ansiosa, con el nerviosismo propio de la travesura en la mocedad.—Caminare a partir de acá, no te preocupes José ¿Solo debo seguir directo hasta la zona abierta que me indicaste? Cierto— Inquirió la joven.—Sí es ahí, donde las malas y buenas lenguas hablan de que la bruja se aparece, nadie sabe dónde vive pero usted diga en voz alta lo que le conté que se tiene que decir y prepárese ¡pal susto!—Dijo casi más asustado que la misma Raquel el capataz.—Bueno cuida bien a "Luna"—Raquel señalaba a un hermoso corcel en el que habían viajado hasta ahí, mirando con dulzura a la bestia y dirigiendo una fugaz mirada al capataz quien quedaba en la más severa preocupación por la integridad de la jovencita. Adentrarse a las inmensidades del bosque era asunto de intrépidos, de corazones valientes y decididos, pus ni los más expertos jinetes solían internarse en la espesura a sabiendas de los peligros naturales y los desconocidos podrían sorprenderlos; Raquel en su vanidad, llevo el vestido más lindo con bordados finos, un vestido blanco y un sombrero, caminaba a duras penas por el suelo irregular que le hacía de vez en vez tropezar, se apoyaba con sus guantes de seda blanca en un terreno ingrato para tan lujosas vestimentas. Su paciencia empezaba a colmarse, no por las molestias que implicaba llegar hasta el famoso "Abierto de las flores" un jardín hermoso que interrumpía el verdor constante del bosque, como un oasis multicolor de diferentes tipos de flores, que según se decía eran parte de los muchos jardines que la misma Zaraté había hecho ella misma; eran jardines bellísimos, pero encantados ya que se solía contar que también era el cementerio de los aventureros que ingresaban a buscar a la bruja en busca de favores, y para capturarla. Raquel sintió de pronto como el suelo se tornaba más plano, estable como si llegara a un punto conciso, caminaba ya sin tanto problema; subió una pequeña cuesta que era el principio de una colina de maleza corta y fina, un último esfuerzo para alcanzar la cima y llegar al otro lado. Cuando Raquel llego al final, levantando su vestido para no pisarlo al subir, diviso algo que le paralizo, pensaba que al otro lado encontraría más verdor del bosque o árboles en la lejanía, pero su sorpresa fue grande, frente a ella bajando la colina, una extensión de hojas secas se perdían a lo largo y ancho del paisaje, tal como si fuera un océano en el que no se divisaba horizonte; Raquel quedo arriba en la colina, pensó en marcharse ya que le sería más sencillo huir de lo desconocido que enfrentarle, pero después de hacer un pequeño intento por retroceder se detuvo, como si su corazón le forzara a regresar, tímidamente descendió la colina , el viento empezaba a soplar fuerte al tiempo en que ella avanzaba, pese a que hacia un sol brillante el ambiente era frio, el viento helado al mejor estilo de las mañanas en diciembre, conforme se acercaba a la planicie su piel se erizaba, por unos momentos sintió un terrible miedo; bien era sabido que por las personas en la villa los riesgos que implicaba aventurarse hasta las entrañas más profundas de los bosques, además de los peligros, se hablaba en la villa de los encantos de los cerros que según relataba la tradición desde la colonia, extraviaba a las personas dejándolas sin salida, sin la más mínima posibilidad de retorno. Por fin la hermosa joven pudo sus pies en la planicie adentrándose precitadamente en las hojas secas; ya que tropezó lo que le hizo invadir el terreno misterioso de forma inesperada. Raquel perpleja y con muchos nervios recorriendo su cuerpo, miraba a su alrededor, con instinto venido solo de su naturaleza femenina probó suerte como adivinando que había llegado al lugar preciso, invocando las palabras que el capataz le dijo:
—"Zara, el camino a la sombra, desasosiego del sol, el ardor de las llamas evita, el remanso al espíritu nutre"— Dijo Raquel al tiempo que el frio se intensificaba, la joven dijo dichas palabras con suavidad pues en el fondo temía por lo incierto, por el fenómeno que casi estaba segura era obra de la misma Zaraté; tomo coraje y repitió la frase. — Zara, el camino a la sombra, desasosiego del sol, el ardor de las llamas evita, el remanso al espíritu nutre"— En esta ocasión el helado viento soplo a modo de levantar vertiginosamente las hojas en un torbellino fugaz que se levantó delante de Raquel, la joven retrocedió cayendo, para después de cubrirse el rostro miro a su alrededor y el ambiente ya se había calmado. Raquel inquieta se incorporó con la seguridad de partir de ahí para no volver a tan siquiera pisar ese suelo.— ¿Quieres algún favor joven bella?— Una voz femenina hizo que Raquel volteara su rostro; delante de ella otra joven de cabellos rizados y rubios, piel blanca ojos azules como el cielo, y un atuendo típico de las campesinas de cotona blanca, además usaba falda con revuelos graciosos y sencillos; Raquel quedo atónita al ver salir de la nada a esta joven que descalza, lucia calmada con una voz dulce y una serenidad cautivante.— ¿Eres Zaraté?...Acaso eres Zaraté— Pregunto Raquel tímida con el cuidado y cautela de una fiera en terreno desconocido, se reconocía el miedo en su rostro.—Yo te pregunte algo primero joven bella, ¿Quieres algún favor?—Volvió a preguntar la misteriosa joven, esta vez sonriendo y avanzando entre las hojas, acercándose a Raquel un poco, colocando sus manos en su espalda de forma juguetona; casi parecía disfrutar de la reacción tímida de Raquel y provocarle esa sensación; la heleada brisa movía graciosamente los rizos de la misteriosa joven que mirando a los ojos a Raquel, penetrando como una daga en su mente y alma de forma inmediata.—Sí, he venido por un favor, entonces ¿Tú me ayudaras?— Raquel se paró erguida tratando de demostrar valentía y firmeza.—No entiendo a las jóvenes bellas como tú, las que residen en la villa lo tiene todo, son refinadas, cultas e inteligentes pero algunas vienen hasta acá para pedir más; me hace preguntarme y dudar si realmente vale la pena ser tan falsa— Dijo la sencilla joven con un leve tono de mofa, lo que encendió los ánimos de Raquel que no toleraba las insinuaciones ofensivas o que pretendan burlarse de ella, pues era orgullosa como pocas.— ¿Acaso crees que puedes burlarte de mí sin tan siquiera conocerme? ¡No tiene idea de quién soy, vine a que me ayudaras, vine a pagar por tus servicios! Así, que compórtate como quien ofrece servicios, no improperios ni insolencias.— Tú no tienes como pagar el precio completo de una vida...ni siquiera puedes reconocer el valor de la tuya, pero crees que todo tiene un precio, yo no trabajo por precios ni costos joven bella, yo ayudo a quien quiero, porque quiero, como puedes comprar mi voluntad, ¿Por qué debería de ayudarte? Por tus monedas entonces, debo atender a tus peticiones por tus tesoros valiosos, tú eres la insolente acá, la que no entiende ni sabe el destino que está eligiendo.— Dijo la misteriosa joven con severidad, escucharle hablar era como leer entre líneas la profundidad tan inmensa de su espíritu.—Creo que la más poderosa de las brujas de Escazú no desea ser molestada, ni mi dinero, perdí mi tiempo al venir hasta aquí—Raquel se volteó aceleradamente, con la intención de volver por el difícil camino que atravesó. La rubia joven la miraba partir, manteniendo una postura inocente con sus manos en su espalda jugueteando con las hojas del suelo moviéndolas con sus pies, después de levemente bajar la mirada pronuncio unas palabras con tono melodioso y dulce como una suave canción, que hicieron detenerse a Raquel.
—"Un jardín de Semmuramat, vale la estrella más bella de mi alma, la estrella más bella de mi alma vale un jardín de Semmuramat"—La joven concluyo su melodiosa frase, y miro como Raquel despacio regresaba con mucho interés.— ¿Qué fue lo que dijiste? ¡Repítelo!— Raquel avanzo rápidamente hacia la joven tomándola de los hombros, a lo que la misteriosa joven sonrió ante la forma abrupta en que la abordo y su sorpresiva reacción.—Solo yo entiendo bien el significado de esa frase, de esa melodía; ¿Cómo es que tú la conoces? Dime, es tan preciada y valiosa para mí; una de la razones por las que me hice la mujer que soy hoy fue a causa del magnífico significado que encierra esta frase...al menos para mí—Dijo Raquel conmocionada, como si las palabras de la misteriosa joven tocaran lo más profundo de sus ser, arremolinando las emociones más íntimas de Raquel.—Quieres un favor joven bella, pero debes tener cierta disposición en tu espíritu, cierta quietud para que todo lo que deseas sea efectivo— La joven contestó estas palabras con una cautivante serenidad, en sus ojos de un profundo azul Raquel sentía que se trasladaba al alma de esta joven, en ese momento entendió que se hallaba ante algo sumamente superior, que nunca antes había experimentado, ni en las más sublimes de las devotas tradiciones religiosas en las que desde adolescente era practicante; estaba en el umbral de un nuevo espacio en su espíritu tan desconocido como los bosques en los que se hallaba.— ¿Quién eres en realidad, acaso puedes ayudarme a llevar a cabo mi cometido?—Dijo Raquel casi con suplica.—Solo relájate— Contesto la misteriosa joven mientras se quitaba de sus hombros las manos de Raquel que la sostenían fuertemente, bajándolas despacio.—Ayúdame entonces Zaraté, estoy dispuesta a hacer lo que sea, lo que tenga que sacrificar, lo que tenga que hacer lo haré; pero ¡Ayúdame por favor! Zaraté.— La joven miro con ternura a Raquel y sonrió, después de mirarla fijamente la tranquilizo haciendo crecer cierta esperanza en su corazón, pues entendió que sus peticiones serian escuchadas ante la más poderosa de las brujas.—Me encantaría, que de verdad logres esa paz necesaria en tu interior— Dijo la joven a Raquel— Pero yo no puedo ayudarte. Ante dichas palabras Raquel se encendió en furia, y tomando a la joven de nuevo de los hombros la arrojó al suelo revestido de las hojas secas que empezaron a agitarse ante el violento comportamiento de Raquel. — ¡Quieres volverme loca con tus necedades!— Grito muy alterada Raquel a la joven que tendida en el suelo le miraba sonriendo ante el arrebatamiento de cólera de Raquel, mientras el ambiente se tornaba ventoso y hacia que aquel océano de hojas se levantaran como oleajes del mas perturbado de los mares, pero Raquel estaba tan furiosa que se fijaba en los fenómenos que le rodeaban; se arrojó sobre la misteriosa joven para agredirla forcejando un poco con ella.— ¡Si no deseas ayudarme entonces para que me hacer volver a ti, con tus marañas y palabras que son propias de mí corazón, mejor dime que no pero no juegues conmigo!— La joven sonreía y detenía los brazos de Raquel que se hallaba sobre ella e intentaban golpearla y sonriendo parecía burlarse a sus anchas de ella. —Eres tan impaciente, como hermosa—Dijo la misteriosa joven— Yo no puedo ayudarte joven bella, porque yo no soy Zaraté —Concluyo la joven haciendo que el ataque de Raquel se detuviera súbitamente.— ¡Dices, que no eres Zaraté!.. En verdad que estás jugando conmigo y acabando con mi paciencia—Dijo Raquel incorporándose y dejando en el suelo a la joven quien sonreía maliciosamente. —Claro que no soy Zaraté, si fuera así nunca habrías logrado tocarme, ni tan siquiera moverte con la libertad que te permitiste hacerlo conmigo. Mi nombre es Camila, un placer conocerte—La misteriosa joven se levantó sacudiéndose el vestido, al tiempo que el violento ambiente que les rodeaba se apaciguaba.—Camila...así que tu nombre es Camila, ¿Se puede saber entonces qué clase de engendro eres?—Pregunto al borde del colapso nerviosos debido a su ira liberada.—Soy una bruja, un engendro entre muchos que sirven a Zaraté— Dijo la joven haciendo una reverencia burlesca a Raquel.—Entonces sabrás llevarme a donde ella está y dejarte de tonterías conmigo, me tienes harta y no se me hace cómodo que juegues con mis intimidades emocionales, no te he dado ese derecho—Dijo Raquel señalando a Camila con su índice, de forma amenazante.—Al instante que invadiste este terreno cediste tu derecho de los secretos de tu corazón al todas nosotras—Dijo Camila con gento serio y mirada fría.— ¿Nosotras?— Pregunto Raquel sumamente intrigada, cada vez más inmersa en la desesperación al desconocer por completo a lo que se enfrentaba.
—Zaraté puede ayudarte, hacer cualquiera de tus deseos una realidad, un deseo convertido en un hecho, pero debes estar dispuesta a los grandes sacrificios, ser consciente es necesario para poder alcanzar los tus deseos en tu corazón. — ¿Dónde puedo encontrar a Zaraté? Dímelo necesito hablar con ella, estoy dispuesta a los sacrificios de los que hablas—Decía Raquel cayendo en la exasperación. Camila guardo silencio, retrocediendo un poco como huyendo del alcance de Raquel, lo que causo que la joven ya impaciente de tantos jugueteos de la bruja avanzara como persiguiéndola, Camila sonrió una vez más pero a diferencia de las anteriores ocasiones donde su sonrisa podía interpretarse como una manifestación angelical y pícara, ahora tenía enmarcado un gesto demoniaco lo que atemorizo terriblemente a Raquel quien retrocedió unos pasos. — ¡Santo Dios! ¿Qué clase de moustro eres?— Exclamo Raquel, mientras retrocedía no se percató en un pequeño desnivel que ocultaban las hojas extendidas en todo derredor y tropezó violentamente cayendo de espaldas de forma precipitada e instantánea, sin tan siquiera darle oportunidad de reaccionar; el golpe que Raquel se dio fue tan fuerte como rápido, al tocar el suelo una enorme cantidad de las hojas secas se elevaron vertiginosamente, cubriendo por completo el entorno, las hojas se arremolinaban violentamente y Raquel perdió por completo de vista a Camila quien se lograba escuchar su risa resonando como eco burlando se de la joven que se cubría el rostro para evitar que aquella tormenta de hojas le lastimaran; de cualquier forma el golpeteo acelerado de estas mismas le azotaban los brazos y piernas . Aquel momento aterrador e insólito parecía no tener fin en la mente de Raquel, que tan solo por querer buscar un poco de ayuda de aquella misteriosa y poderosa bruja llamada Zaraté solo conseguía una agresión infame, digna de pesadillas. Poco a poco aquel tormentoso manifiesto fuera de lo ordinario y conocido, iba perdiendo fuerza; la joven sentía como se iba deteniendo como aquel violento remolino de las hojas cedía paulatinamente lo que termino convirtiéndose en calma absoluta. Raquel quedo tendida en el suelo con sus brazos cubriendo por completo su bello rostro, pero bajaba sus brazos poco a poco, entreabrió sus ojos hasta quedar completamente descubierta, y observo a su alrededor; lo que sin lugar a dudas tendría que ser un alivio se tornó en más miedo cuando se vio ante otro escenario, el océano de hojas que logro deslumbrar desde aquella colina que subió ya no estaba, en su lugar estaba el bosque, se hallaba de pie en medio de los bosques, y es más ni siquiera la colina que podía servirle como referencia de su ubicación se hallaba a la vista . Raquel empezó a entrar en pánico incorporándose rápidamente comenzó a buscar una salida a la inexplicable situación en la que estaba, corrió buscando algún sendero familiar, algún suelo que le diera una idea del camino de vuelta donde estaba el capataz, pero parecía adentrarse más y más en el bosque sin mayor resultado, la espesura del follaje de aquellos enormes árboles, no dejaban entrar con libertad los rayos del sol; la mañana tan brillante se tornaba siniestra; conforme Raquel profundizaba el terror se acrecentaba en su corazón; la incertidumbre de lo que eventualmente le podía ocurrir en aquellos misteriosos bosques.
De pronto corriendo tan rápidamente como se lo permitía su humanidad, tropezó cayendo una vez más al suelo poniendo sus manos de frente para evitar un golpe mayor, pero quedando fuertemente aturdida a la suerte de lo desconocido. Adolorida se apoyó en el suelo para levantarse, con un gemido lastimero, apenas tuvo la oportunidad de incorporarse por completo cuando se vio ante otro misterioso e infortunado encuentro tan inesperado que Raquel tan impávida como afectada por los golpes se sorprendió muchísimo —Es peligroso correr tan descuidadamente por los bosques señorita Raquel— Una voz femenina madura y con tono levemente arrullador interrumpía el solitario lamento de la joven, la cual miraba asustada a su alrededor para encontrar a la emisora de tan sorpresiva voz; pero, por más que buscaba y rebuscaba con su mirada, no lograba vislumbrar a nadie en los alrededores. Aquel estaba al borde de enloquecer, sin embargo, siendo tan atrevida e intrépida como ambiciosa, saco fuerzas de flaqueza para con ánimo algo temeroso enfrentarse ante tan inusual situación. —Si eres tu Camila, deja de jugar me estoy hartando de tus majaderías; no volveré a caer en tus artimañas— Raquel reto seriamente a la joven bruja, pero el hecho es que la misma Raquel, en su interior intuía que esta vez se hallaba frente a algo más serio pues la voz parecía venir del aire mismo y no de un ser tangible. —Lamento que las travesuras de Camila te irritaran—Contesto una vez más aquella voz—Pero esta vez tendrás lo que buscas.— Raquel se sorprendió mucho al escuchar esta afirmación retrocedió unos tres paso, y empezó a girar sobre sí misma moviéndose lentamente para detectar a su emisora, lentamente buscaba con su mirada a su alrededor, de pronto cuando ya había explorado lo suficiente el terreno con su vista sintió algo más que un simple escalofrió en su espalda, sintió como si una corriente de aire le presionara con fuerza como si una presencia sumamente poderosa le absorbiera; se detuvo por completo giro con cuidado y con una expresión de terror en su mirada.—Encantada en conocerle señorita—Una mujer madura pero tan hermosa como los veranos soleados en los campos abiertos estaba de pie frente a ella, con un vestido purpura con ciertos matices violetas en su escote, de mangas largas y ajustadas en los brazos que cubría enteramente su cuerpo y su perfecta figura, al mejor estilo los cotehardie medievales. Raquel salto en asombro.— ¿De dónde salió, y quien es usted? Otra bruja que pretende burlarse de mí— Raquel dijo esto desafiando el terrible miedo que la embargaba.—Soy Zaraté a quien has venido a buscar— La respuesta, erizo a la joven que a pesar de venir a buscar a la bruja más poderosa de todas, no se esperaba que su nombre y mucho menos su persona le fueran a impresionar tanto.—Entonces, tú serás quien atienda mis peticiones o ¿Acaso debo esperar más jugarretas?—Raquel una vez más rompiendo sus arremolinadas emociones dijo esto a Zaraté que seriamente le miraba.—Te dije que lamentaba lo sucedido con Camila, ella gusta de la teatralidad ante las visitas en mis dominios, pero tuviste suerte de pasar por su territorio y quedar intacta sé a lo que has venido, pero; no deberías de perder tu tiempo con tonterías— Dijo la bruja mirando hacia las copas de los arboles viendo el vuelo gracioso de las aves que encantaban el bosque con su canto.— ¿Tonterías? Piensas que arriesgaría mi vida viniendo hasta acá por tonterías— Pregunto Raquel.—La mayoría de personas quieren tonterías, y lo que tú quieres no es más que una banalidad, las jovencitas usualmente solo quieren algo para ocupar su tiempo, amoríos no correspondidos, reconocimiento social, adquisición material podría decirte que ha sido pocas las personas que han sabido causar en mí una buena impresión, aunque no soy alguien con la capacidad de juzgar; no he sido el mejor de los ejemplos y mientras sepan pagar el precio de sus deseos no me incumben sus intenciones.— Zaraté era un poco despectiva en sus expresiones hacia Raquel, pues veía en el fondo de la joven un despreciable sentimiento por la vida, por lo correcto; como una orientación natural, una predisposición a la oscuridad del espíritu, siendo la bruja más poderosa entre las brujas entendía mejor que nadie como maquinaban las esencias oscuras en el malversado corazón indolente de la humanidad corrupta.
—Tú al ser quien eres deberías de entender la pasión que despiertan los deseos ocultos—Dijo desafiante la joven a la bruja con determinada actitud.—Ya lo entendiste entonces—respondió Zaraté complacida del cambio de ánimo de Raquel— esas cosas de las que me hablas están embargando tu humanidad y lo que deseas solo atraerá el desastre completo a tu alma.—Ayúdame a traer a mi vida la gloria que merezco, la que siempre he deseado en mi corazón, por dichas maravillas haré lo que tu pidas, tu sabes mejor que nadie que la oscuridad puede dar poder al desvalido y llenar el corazón amedrentado de los desechados por la gente, creo que el destino ha puesto en la suerte mis más íntimos deseos y el camino tortuoso que les ha acompañado a las brujas de Escazú desde tiempos coloniales, todo el mérito negado y el desprecio que el pueblo que se ha beneficiado de ustedes les ha hecho sufrir puede ser fácilmente borrado si tú me ayudas; pagare el precio necesario pero ayúdame por favor— Raquel cayo en la súplica, el viento atravesaba el bosque con fuerza algunas aves que descansaban en los árboles se ahuyentaron por el embestir abrupto del aire. Zaraté reflexiono unos instantes, Raquel se hallaba en el suelo hincada frente a la bruja que lucía imponente y severa frente a la joven que la miraba con ruego, con el mismo fervor que el de un religioso pide un el favor fortuito de un milagro a sus santos en los cielos. Zaraté se acercó a la joven y se agacho para estar frente a ella, con su mano sujeto el mentón de Raquel y le miró fijamente a los ojos. — ¿Serias capaz de hacer lo que sea por mí?—Pregunto Zaraté con un tono suave pero con mucha seriedad; los ojos de la bruja eran claros, como la miel más transparente y virgen que se pudiera extraer. —Sí, tan solo dime cual es el precio a pagar por que me concedas el favor— Dijo Raquel llena de esperanza.—Considérame como tu nueva aliada, pero, toma en cuenta que una vez iniciada la obra a tu favor no habrá forma alguna de desvincularte de mí a menos que pagues el precio más alto uno que exceda el peso de tus peticiones. Raquel quedo un poco desconcertada ante dichas palabras, pues ¿Qué habría de ser mayor el precio de la fortuna que poseía o como no podría desvincularse de la bruja una vez iniciado el trato? A pesar de estas dudas, Raquel no se detuvo y expreso abiertamente lo que deseaba, mientras decía con lujo de detalles a Zaraté, unos silenciosos pasos se acercaban, el viento movía graciosa mente los rizos del cabello de Camila, que recostada en un árbol cerca de donde se encontraban Raquel y Zaraté se ocultaba escuchando atentamente la conversación de ambas; sonreía con picardía y en un momento su mirada se perdía en el verde paisaje que le rodeaba con melancolía, su sonrisa fue cesando como quien recuerda los infames y flagelantes recuerdos hundiéndose segundo a segundo en sus ideas, recordando lo que un día fue la fragancia de su propia historia. La mañana tan fresca y radiante, maduraba con las horas y así como no se pueden detener los impulsos del corazón invadidos por la vehemente ilusión de los sueños, el día trascurrió con esa misma gracia enrumbando su camino al incierto, el cual es único tiempo real, el único que existe pues nada escrito se halla en la vida que no se pueda reescribir, ni artilugio creado por la presurosa mente humana, que no se pueda evadir. Mientras las cosas tomaban aires novedosos en la vida Raquel, las cosas empezaban a dar convulsiones en la villa, para ser precisos en la guardia oficial de la villa, muchos de los oficiales se hallaba listos varias horas antes del mediodía para recibir las instrucciones de Morazán el cual se hallaba ante una apremiante situación que englobaba la seguridad de Escazú y probablemente de la nación.
Dum inter homines sumus, colamus humanitatem
Una comitiva llegada de la capital específicamente de la casa presidencial había partido desde temprano hacia la villa, una berlina muy elegante y bien escoltada por soldados de caballería le seguían de cerca, protegiendo a un misterioso ocupante que solo dejaba entre ver por la pequeña ventana una elegante y llamativa solapa de un traje de caballero, que a juzgar por su porte y resplandecientes medallas que colgaban de él se trataba de algún miembro importante del ejecito nacional, o al menos eso suponían dichas características. Eran alrededor de las once de la mañana cuando el estruendo de la escolta que seguía a la comitiva despertó la atención a más de uno en los principales barrios de Villa Escazú, ahí en las calles empedradas de San Miguel donde curiosos salieron a los balcones abriendo las ventanas y puertas para salir a observar el origen de tanto escándalo tan inusual, la comitiva paso por la calle principal de San Miguel que conducía a la plaza donde la alcandía y la parroquia se encontraban, dicho camino era relativamente amplio lo suficientemente ancho como para dar paso a las muchas procesiones que se efectuaban en honor al Dulce nombre de Jesús a quien se le atribuye la milagrosa liberación de la peste del cólera en la nación, posterior a la guerra contra los invasores en 1856 y que daría origen a la famosa guardia oficial de la villa, un desastre en la historia que trajo fortaleza a la fe y esperanza del antiguo pueblo levantándose de sus propias cenizas. Ahora; no solo por la devoción y agradecimiento celestial se consagraban los caminos de tan honorable lugar, pues aquellos hogares llenos de simplicidad y encanto de un pueblo amable y cálido ahora se veían bien resguardados tras impresionantes balcones decorados con balustres planos y curvos haciendo gala de una herencia barroca, sobre todo en aquellas familias emparentadas con los mayores hacendados, viviendo en palazzis amurallados de exquisita y fina mampostería, el paisaje no dejaba nada que envidiar a las grandes ciudades europeas, ni en su historia, ni en su arquitectura, la vista y el espíritu se extraviaban en las grandeza absorbente de la villa; y atravesar dicho lugar significaba un enriquecimiento para el alma hambrienta de sentido, de este modo la vida se convirtió en gloria y la ostentosidad lleno los corazones de sus habitantes convirtiéndose en un artífice fino de esperanza, y la satisfacción de no necesitar más nada, pero dicho sentimiento adormece la sensibilidad, enfría el tacto natural del humano, volviéndole en una forma frívola y grotesca, que usualmente el que padece dicho mal nunca se percata de su horrenda naturaleza. Por fin la comitiva llegó hasta San Antonio donde oficiales de la guardia le recibieron, los preparativos para la reunión que Morazán convocó a medio día estaban casi terminados, en las afueras del edificio Nox donde la calle era amplia y la plaza principal frontal al edificio había sido decorada con banderas y emblemas de la guardia, el techo del kiosco en el centro de la plaza amplio y de techo alto al estilo de una bóveda de crucería elegante e imponente, constaba de cuatro pilares y entradas en los que habían colgado desde el marco superior de cada una banderas con el emblema de la guardia oficial, la guaria blanca, con la intención de procurar un espíritu de fortaleza y templanza en el carácter colectivo de los oficiales, una anticipación a los hechos que posiblemente tendrían que enfrentar en una desconocida proporción. Marlon lucia cansado pues durante la madrugada no logro conciliar el sueño por distintas razones, los hechos ocurridos durante el acto cívico aun circulaban en su cabeza, y el haber tenido que descansar poco pues debía preparar con la debida antelación la organización para la reunión sorpresa que cambio los planes de todos. En el Kiosco se había erigido una pequeña tarima para que Morazán hablara, pues en el interior del kiosco la acústica era perfecta y resonaba la voz del orador ampliándola sumamente, aquel lugar nunca lucio tan especial aquel soleado y despejado día, cubriendo con un azul profundo los cielos majestuosos que de vez en cuando dejaba transitar alguna nube pequeña que rápidamente se disipaba para dar paso al uniforme color celestial que reinaba. La plaza principal tenia forma octagonal simétrica con una entrada en cada esquina que se dirigía hacia su centro donde el kiosco estaban, constaba de jardines muy bellos y sauces altos que poblaban en paisaje, justo en los alrededores del kiosco había una pequeña rotonda que rodeaba a la estructura como un camino circular que conectaba todas las entradas de la plaza hasta llegar al centro, en esa circunferencia que rodeaba al kiosco, los oficiales de la guardia se hallaban de pie esperando la llegada de Morazán, pero Marlon estaba en el interior del kiosco aguardando a la comitiva que recién le informaron que venía.
— ¡Ya llegaron Marlon, la comitiva se encuentra frente al edifico Nox! — Informo uno de los oficiales, lo hizo que el pelirrojo joven saliera de la somnolencia, y ubicara con su vista al visitante, el cual ya se había adelantado a bajar de la berlina, y estrechaba la mano de Morazán que se disponía a abrir la reunión, Marlon apenas pudo divisar al visitante pero no llego hasta él pues el capitán Morazán se encontró con él y le detuvo. —Marlon debemos iniciar cuanto antes, las cosas realmente se ponen color de hormiga debemos apresurarnos— Dijo Morazán con un tono un tanto angustiado, al parecer otra noticia de último momento les había acontecido; Marlon le siguió al centro del quiosco para empezar a dar indicaciones a los oficiales que en su mayoría lucían ansiosos, en los jóvenes rostros de la mayoría la incertidumbre despertó un poco de miedo, ya que la guardia nunca antes se había enfrentado a alguna amenaza, o por lo menos a algo que requiriera de toda sus fuerzas. El misterioso enviado de la comitiva se quedó lejos de la plaza principal observando a los oficiales de la guardia reunidos, era un hombre que podía rondar los cuarenta años de edad, de rostro alargado y expresión seria ojos pequeños y negros, su barba le daba una apariencia aún más enseñoreada, vestía un traje militar de gala color negro con medallas de extraña apariencia, pues ninguna de ellas se parecía en lo absoluto a las condecoraciones dadas por la nación. —Señor entiendo que tenga que iniciar pronto pero al menos dígame quien es nuestro visitante— Marlon cuestionaba a Morazán pero este guardaba silencio tan solo observo al joven sin decir media palabra y se apresuró a tomar posición en la tarima del quiosco. Esto causo gran sorpresa en Marlon pues Morazán siempre le había confiado los secretos mejor resguardados de la guardia oficial y ahora se halla hermético, cerrado enteramente a dar cualquier información a su oficial de confianza, de este modo Marlon tomo posición aun lado del capitán para iniciar. El aire póstumo a la llegada del extraño visitante se tornó tenso y pesado, dando más peso a la apremiante situación de riesgo que presuntamente asechaba a la villa; el inicio (de un nuevo día a las puertas de la vida). En las cercanías de la reunión de la guardia en el perímetro que rodeaba la plaza principal y al edificio Nox se empezaba a movilizar de forma extraña y rápida; mientras Morazán tomaba su lugar y llamaba la atención de los oficiales presentes, el tiempo parecía comenzar a detenerse, a formar un ambiente especial y particular tal cual un accidente esperando a suceder. El visitante de la capital observaba seriamente a Morazán de lejos como un guardián al asecho de sus actos, se hallaba de pie en las gradas superiores que conducían a la entrada principal de edifico Nox, con la guardia del ejército nacional que formaba parte de su comitiva.—Desde que nuestros antepasados héroes de la guerra de Rivas entregaron sus vidas por la garantía de la libertad de la cual somos beneficiarios, no habíamos tenido una amenaza tan grande que perjudicara la integridad de nuestra nación; pero hoy el destino nos impone un nuevo reto que he de suponer es la justa prueba, a saber si merecemos el goce de aquel sacrificio tan grande y honorable— Morazán empezó a discursar con toda la guardia poniendo gran atención, y entre las filas frente a él Bernardo y el sargento Loaiza escuchaban atentos. A pesar de todo Bernardo veía con mucho recelo la disertación del capitán, con gran incomodidad al respecto, pero ignoraba o por lo menos intentaba dejar atrás sus pensamientos y emociones llenas de indignación por aquel hombre, que ahora consideraba de doble moral de dos caras. —El informe que nos vino esta madrugada posterior al homenaje de la guardia oficial, nos ha dejado completamente atónitos, la ejecución de más de doscientos soldados del ejército nacional, a manos frías y asesinas de un grupo de origen desconocido, pero de eficaz ejecución, ha ensombrecido el amanecer de este día. Hoy la nación reclama la buena voluntad de sus hijos pues nos corresponde defender el orden establecido y la seguridad de nuestros seres queridos, que merecen una vida tranquila— Decía Morazán sin tan siquiera advertir lo que le asechaba.
Aquella mañana debió ser bendecida por las sombras definitivamente, pues entre los acontecimientos que trascienden a la memoria humana para evocar la malignidad a escala amplia y explicita, esta era sin lugar a dudas una magistral demostración; en ocasiones no hay nada que nos esclarezca la razones por las que la vida muestra una capacidad inigualable para sorprender a los humanos, haciendo recaer en sus hombros las mejores y peores suertes en los haberes de la existencia, pues de repente y sin dar tiempo a tan siquiera reflexionar sobre que sucedía, se escuchó un estruendo muy fuerte y prolongado haciendo estremecer los suelos de la plaza principal, algunos oficiales miraban sorprendidos el suelo ya que lentamente comenzaba a resquebrajarse, leve pero rápidamente los adoquines colocados en él pasado con esmero y dedicación, los oficiales se diseminaron en todas las direcciones, pero la ronda de oficiales que rodeaba a Morazán en el quiosco permaneció inmóvil con sus carabinas y sables listos, ya que Loaiza detuvo a los oficiales cercanos a él ordenándoles permanecer quietos; él estaba convencido que nada de esto era de efecto natural, la tensión y quietud del aire, la sensación de una presencia sin identificación alguna pero de poderoso efecto, se contenían fuertemente como una emoción incomoda en el pecho de Loaiza; Bernardo mismo no se movió y Marlon que acompañaba a Morazán también quedo en guardia, el estremecimiento de la tierra aumentaba como si se acercara un desastre de alcance mortal, Marlon volteó hacia la entrada del edificio Nox solo para llevarse la sorpresa de que el visitante de la capital no se encontraba ahí ni su guardia personal; lo que por la particularidad de la situación podía asumirse que este había escapado, pero Marlon logró divisarlo adentro del edificio dirigiéndose al pasillo que conducía al salón principal, esto le llamó la atención pues debido al movimiento del suelo el edificio corría el riesgo de desplomarse, un último y poderoso estruendo se hizo escuchar todos al unísono se agacharon al tiempo del estrepitoso sonido; el temblor seso pausando dejando de estremecer los cimientos rocosos, seguidamente, los oficiales quedaron a la expectativa, el suelo estaba muy dañado el quiosco parecía haberse hundido un poco, pronto el silencio y quietud se interrumpió.— ¡Cuidado todos al suelo, refúgiense! — La voz de uno de los oficiales que permaneció en las cercanías de la plaza y que observaba al cielo se hizo oír sorprendido y aterrorizado, los oficiales le miraban pero la atención que este ponía al cielo invito a los demás mirar de la misma forma, un temor inundo el ambiente un manto oscuro que incluso había cubierto parte de la luz del sol como una nube se veía acercarse, algo caía estrepitosamente, se asemejaba a una bandada de aves que rodeaban la plaza, pero estas que caían no eran aves ni ser viviente alguno, un golpe fuerte destruyo la cabeza de un oficial frente a Loaiza y Bernardo; un trozo de roca le partió en dos el cráneo pues lo que les venía era una lluvia de rocas a gran altura. — ¡Corran!— Dijo Loaiza, las rocas alcanzaron al suelo y lamentablemente a muchos oficiales fueron destazados, desmembrados por la fuerza con la que las rocas se venían a caer, cual lluvia de granizo esta logro abarcar por completo la plaza principal, la sangre empapaba todo en derredor, la muerte apilo a los oficiales, Loaiza fue alcanzado en su hombro quebrándoselo por completo; Bernardo lo tomo y lo arrastro rápidamente hasta el centro del quiosco que aguantaba la infame lluvia de rocas , los guardias cercanos se metieron para refugiarse a la estructura siguiéndole inmediatamente. La constante lluvia de rocas había acabado con la gran mayoría de oficiales mientras que Morazán, Bernardo y Loaiza se mantenían junto con unos seis guardias en el quiosco que se hacía pequeño para todos ellos, pero Bernardo quien miro por unos momentos el techo se percató de como este se resquebrajaba y empezaba a fragmentarse, en la salida norte del quiosco la caída de rocas impedía el paso pero Bernardo no pensó dos veces en ponerse en acción.— ¡Salgamos inmediatamente este sitio se desplomara!— Dijo Bernardo. —Salir es muy arriesgado moríamos— Contesto Marlon, sin embargo, Bernardo recostó a Loaiza en su hombro ya que este no dejaba de lamentar su hombro destrozado, y se encamino a la salida del quiosco; cuando todos se percataron de la intención por ponerse a salvo y ver como el techo se resquebrajaba, siguieron a Bernardo. Pero fue poco lo que avanzaron cuando los cuerpos de algunos de los oficiales que le seguían cayeron de inmediato abatidos por la poderosa caída de rocas. Frente al templo de San Antonio de Padua Bernardo pudo llegar junto con Loaiza a la entrada donde empezaba la escalinata de gradas, y protegidos por el techo sobresaliente de la cornisa del templo lograron refugiarse de la embestida de rocas; paulatinamente cedía su caída, Bernardo perdía el conocimiento lentamente, no se percató de sus heridas que le hicieron desplomarse en el templo.
La plaza lejos de parecerse al lugar consagrado a la belleza, a la magnificencia que consolido su historia ahora era un escenario de muerte silenciado de forma sepulcral; el bello quiosco así como la extensa plaza adoquinada, adornada por altos sauces se hallaba completamente devastada, sumado a esto el fuerte olor a sangre y los cuerpos lapidados de los oficiales de extendían por todo en derredor. Por el suelo agrietado de la plaza se escurrían torrentes fluidos de sangre; que como un rio alimentaban la tierra bajo su suelo y teñían panorámicamente el paisaje con muerte y desolación, una visión del inframundo, manifiesta como una pesadilla a la realidad. Después de algunos minutos en el silencio más solemne, unas voces difusas comenzaron a despertar a Bernardo que saliendo de su inconsciencia logro poder abrir un poco los ojos, observando a oficiales saliendo del edificio Nox auxiliando a los heridos y a movilizar los muertos; Bernardo estaba completamente aturdido, aquel evento convirtió en un abrir y cerrar de ojos a todo en un infierno. —¡Saquen los cuerpos de los escombros!— Se oían las instrucciones a gritos de los guardias que quedaron vivos, pronto en una sección de la plaza comenzaron a colocarse los cuerpos mal heridos de los sobrevivientes que en su mayoría comenzaban a agonizar. A estos infortunados seres humanos el ataque les amputo brazos destazo miembros, partió cráneos, devasto los organismos internos de muchos, cada vez se vislumbraba con más claridad las extremidades partidas a lo largo de la plaza. —Muchacho, ¡Despierta no te duermas!— Estas palabras fueron las ultimas que Bernardo pudo escuchar antes de perder por completo la noción de lo sucedido; después de esto cayo en el más profundo "sueño". Presa de un acontecimiento siniestro aquel día oscuro mermo su espíritu implacable. En cuestión de algunas horas el escenario colmado de mortandad empezó a ser lugar de lamento y llanto; muchos de los familiares de los jóvenes oficiales muertos fueron avisados de lo sucedido, además el estruendo atrajo la atención de los residentes aledaños a la plaza principal. Un dolor insoportable empezaba a estremecer a Bernardo, todo su cuerpo en especial sus hombros y espalda le aquejaban y fue esta sensación tan incómoda que acompañaba al joven despertando de su desmayo. Bernardo abrió los ojos de golpe al tiempo que un su cabeza le produjo un dolor punzante y profundo que le hizo gritar por unos segundos, mientras recobraba paulatinamente la lucidez se percató que no se hallaba más en la entrada del templo de San Antonio de Padua, hasta donde recordaba que había llevado a Loaiza para ponerse a salvo él junto con quienes le acompañaban.
Termino de abrir sus ojos solo para ver que se encontraba en una habitación recostado en una cama, la habitación le pareció familiar y conforme estaba recobrando sus sentidos una visión pavorosa le hizo estremecerse de espanto a la cabecera de su cama, un hombre se hallaba de pie, vestía el uniforme tradicional de la guardia pero su aspecto era deforme, cicatrices profundas de cortaduras, pero encontró pronto la identidad del sujeto. —Cañas ¿Es usted el oficial Cañas?— Pregunto Bernardo con voz lastimera debido a su cuerpo maltrecho. —Así es Bernardo — La horripilante forma del rostro de Cañas se debía a los vidrios que Antonio quebró de las ventanas en los pisos superiores del edificio Nox la noche anterior cuando sucedió la extraña posesión a su padre, y que se precipitaron al suelo hiriendo profundamente a Cañas, este tenía una expresión deforme tan perturbadora y demoniaca que daba verdadero pavor contemplarle tan siquiera unos instantes, los cristales deformaron sus labios en una mueca grotesca, y sus pómulos casi exponían al hueso por la carne cercenada que se había escapado por las heridas al momento del accidente. Pero las heridas aun frescas no tenían vendaje alguno, se notaba que recientemente habían sido cocidas y muchas manchas de sangre todavía permanecían al borde de las frescas cicatrices.—Supe que la guardia sufrió un infortunado atentado hace algunas horas— Dijo Cañas con una voz muy severa y pesada. En ese instante Bernardo entro en alerta recordando sus últimos momentos antes de perder el conocimiento en las gradas del templo.— ¡Es cierto! ¿Qué fue lo que paso, donde están todos, Loaiza y Morazán?— Exclamo Bernardo muy exaltado.—No deberías de preocuparte tanto Bernardo, no sé a ciencia cierta cuantos murieron y si el sargento Loaiza o el capitán Morazán perecieron, de hecho lo que si se dice y sé mediante esas habladurías es que la mayor parte de la guardia murió a causa del ataque del que no se sabe nada aun— Contestó Cañas acercándose a Bernardo un poco quedando a un lado de él.
—Solo vine a decirte algo— Continuo Cañas hablando —Si por algún azar del destino, si por algún designio de Dios o el demonio encuentro la posibilidad de acabar con la vida de tu hermano Antonio lo haré y tú que tienes su sangre deberás advertirlo si es que tienes afectos importantes con él, soy hombre de honor y sé responder a mis promesas y te prometo que si las cosas se alinean hare mi propia justicia por lo que él me hizo, si sabes que fue el responsable de estas cicatrices al romper deliberadamente esa ventana cierto, pues ahora que acabo con mi vida yo acabaré con la de él. —Cañas no deberías de hablar así tu supiste que era la única manera de salvar a mi padre de tener ayuda en ese momento— Dijo Bernardo.— ¡No me interesa!— Le interrumpió Cañas —Cada día será para mí un infierno a partir de ahora gracias a su imprudente proceder, ten presente que lo único que me interesa ahora es acabar con su dicha, así como el sin la menor contemplación acabo con la mía.—Cañas usted... ¿Qué hace acá? Deberá de estar en su habitación descansando— Una voz interrumpía la amenaza del soldado el cual se halla sumamente alterado, el doctor Guillen reprendió a Cañas que en ese preciso momento empezaba a sangrar por unas cuantas heridas que recién le habían cocido en su rostro.—Regrese inmediatamente con el personal médico o le acusare de subordinación a sus superiores, Bernardo también se halla mal herido en estos momentos ¡Retírese! — Cañas salió despacio sin perder de vista a Bernardo, pasando al lado del médico que se hallaba de pie en la entrada de la habitación.
—Por lo visto Cañas es un hombre de emociones fuertes, no lo culpo nunca volverá a tener su apariencia original, incluso es probable que se le dificulte hablar con displicencia debido a los cortes en sus labios, pero tendrá que aprender a vivir con eso si quiere salir adelante con su vida— Dijo el doctor mientras tomaba asiento en una silla lateral a la cama donde descansaba Bernardo. —Explíqueme una cosa...Doctor, ¿Qué demonios paso con todos, dónde están?— El medico observo a Bernardo con un extraño aire de seriedad que traslucía una inusual frialdad en el alma de Guillen, hizo un silencio y se puso de pie caminando a un mueble donde había una garrafa de agua, tomo un vaso de vidrio del mueble y se sirvió un poco, la expectación y desesperación interna de Bernardo se acrecentaba pues noto que este pequeño preámbulo solo podían significar malas noticias o al menos eso pensaba.—No te voy a mentir muchacho — dijo el médico después de haber tomado unos corbos pequeños de agua— Murieron casi todos los oficiales; y bueno Loaiza está casi muerto, lo mismo puedo decirte del capitán, Morazán es un hombre fuerte, pero ya está viejo, de hecho me sorprendió que después de esas heridas aun este con vida. Bernardo miro asombrado al doctor, no por las noticias recibidas, más bien por la frivolidad con la que el doctor hablaba de lo sucedido, era como si aquél acontecimiento le pareciera ordinario, sin mayor importancia, como si no tuviera sensibilidad alguna por las innumerables muertes sucedidas recién algunas horas atrás.—Usted está muy tranquilo al parecer— Dijo Bernardo con cautela para evitar ofender al médico y su actitud fría, pero pasional como era él se estaba conteniendo por gritarle y exigirle una explicación más amplia por no decir interés y respeto por las vidas perdidas.— ¿Te parece que estoy tranquilo Bernardo?— El medico se dio la vuelta y avanzo a Bernardo quien le observaba seriamente. —No estoy para emociones desgastantes, no puedo mostrarme temeroso en estos momentos no debo hacerlo, ¿Qué piensas que sentiría el personal médico si su director, el único medico aprobado por la república para hacerse cargo de la guardia entra en pánico? Me debo controlar, situaciones así pasan y pasarán, hay otros doctores que no están listos y me di cuenta ahora que metían los cuerpos destrozados de los oficiales, realmente se atemorizaron al ver carne viva expuesta y derrames de sangre como nunca antes en sus vidas, pero es lo que pasa cuando estás en esto del principal órgano defensor de la villa, en la guardia oficial, vivimos y morimos por una causa y un compromiso, sea lo que sea que nos esté atacando lo último que tenemos que hacer es perder la cordura.—De todos modos no deja de ser para mí sorprendente la serenidad con que toma esto, doctor Guillen— Bernardo se recostaba acomodándose mejor en el respaldar de su cama, observando con desconfianza y recelo al medico que no dejaba de tener la expresión facial inmóvil, sin emoción alguna. Sin embargo, Bernardo le atribuyo dicho comportamiento a la conmoción en la que el mismo se veía inmerso, al menos trato de justificar su actitud con esta idea para tranquilizarse un poco. — ¿Supongo que intentas no preguntar lo obvio Bernardo?— Dijo Guillen, mientras se desplazaba hacia la ventana del pasillo — ¿Lo obvio?— Pregunto el joven intrigado.—Por supuesto, o acaso no quieres saber que le sucedió al capitán Morazán, a Loaiza— Guillen inquiría de forma particularmente extraña, en lugar de informar sobre lo sucedido a sus amigos, parecía estar más interesado en sus emociones en la reacción del joven; y dicha forma misteriosa de hablar no hizo otra cosa que volver a poner nervioso a Bernardo que con esfuerzo se propuso a continuar con la conversación con un médico irreconocible a su parecer.— ¿Qué pasó con ellos después del ataque, están vivos?— Bernardo pregunto con tono bastante serio.—Sí muchacho, ellos están vivos— Con esto dicho Bernardo sonrió empezando a sentir esperanza con respecto a la situación— Pero, no creo que el capitán Morazán vuelva a ser el mismo— Concluyo el medico; Bernardo cambio de inmediato de expresión.—Morazán está con vida ¿Cierto? Es lo que usted me dijo que todos estaban con vida. —Lo está ciertamente pero el daño que recibió es muy severo si llega a despertar puede que lo haga con la mitad de sus facultades. Bernardo miro fríamente al médico y se dispuso a hacer cierta exigencia.—Llame inmediatamente a quien esté a cargo de las indagaciones de los hechos de hoy— Dijo el joven seriamente — Usted mi querido joven a pesar de ser hijo de alguien muy querido por esta villa, no tiene control militar sobre oficiales de la guardia de alto mando— Contesto el medico de forma seca— Pero puedo hacer lo posible por hacerle saber lo que se sabe hasta el momento.— Es urgente saber quién nos hizo esto y porque, para acabarlo inmediatamente, es casi obvio que tiene que ver con lo ocurrido en la capital deben ser los mismos salvajes, quedarse inmóvil es lo mismo que aguardar el siguiente golpe con serenidad.
El medico guardo silencio mientras observaba las afueras de la plaza la cual estaba hecha trizas por el atentado que tomo la vida de muchos, y aun con el suelo ensangrentado y cuerpos desarmados a lo largo y a lo ancho de la plaza los oficiales realizaban inspecciones reuniendo las extremidades desmembradas de los infortunados involucrados en el ataque.—Muy bien veré que puedo averiguar Bernardo— Diciendo esto el médico se retiró con una actitud bastante indiferente cómo si aquel hecho le importara muy poco. Pese a doloroso malestar que recorría el cuerpo de Bernardo este se incorporó con dificultad de su cama, con quejidos y dolientes pasos camino hacia la ventana sólo para reforzar la imagen que ya imaginaba, el devastado lugar parecía un recuerdo demoniaco del infierno de Dante. Justo en ese instante un ardor comenzó a sobresalir del pecho de Bernardo una ira como nunca antes había experimentado con una severa agresividad rompió de un golpe el vidrio, esta emoción venía de lo más profundo de su ser pero sentía como algo contenido por mucho tiempo la reacción a algo que su corazón no podía almacenar más. El aire en las afueras era tan frió y desolado como las mañanas en los bosques de Escazú en diciembre todo en derredor se cubría con la helada presencia del hostil y severo aire que torturaba hasta los huesos. Un carruaje resonaba en las calles principales de la villa en las regiones aisladas de la afectada San Antonio, con una misteriosa sonrisa Raquel regresaba a su hogar donde su madre le esperaba impaciente pues la noticia del atentado a la guardia había conmocionado a todos y su hija no se hacía presente desde muy temprano. Este regreso no sería el habitual regreso a casa Raquel ha regresado con una utopía oscuramente prometedora.
Primera Parte
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Lo cierto de la vida, de la existencia como tal, es que le son propios los azares y las desventuras que suelen manifestarse en la el ser humano como pruebas absolutas de la realidad, de que somos partes de algo tan complejo pero al mismo tiempo tan maravilloso y la única salida ante tales eventualidades es aceptarlas prendiendo en una constante existencial. Es así como quien con un poco de sabiduría puede levantarse airoso de las adversidades. Ya habían trascurridos alrededor de dos semanas después de aquel fatídico día en que la guardia oficial fue atacada, poco o mejor dicho nada se entendía de las razones y mucho menos de los autores del atentado. El destino pone en bandeja de plata muchas situaciones que por más voluntad indomable del espíritu humano están fuera de su control, entre ella los desafortunados eventos que pueblan a diario nuestras vidas. Fueron momentos difíciles para los pobladores de Escazú la masiva muerte de los miembros jóvenes de la guardia oficial enluto a todos y trajo un temor e incertidumbre respecto a la seguridad de la que hacia tanta presunción, que genero desconfianza en el pensamiento colectivo de cada poblador. Tanto así que dicha desgracia dio pie a algo nunca antes visto a una respuesta inesperada en la gente, a la agresividad y aborrecimiento._ A don Virgilio le gustaría hablar con usted capitán hay asuntos que tratar sobre las negociaciones con Inglaterra_ Marlon se dirigió a Morazán quien veía a través del vidrio la plaza reconstruida en una etapa inicial._Don Virgilio está esperándome entonces...Bueno vamos Marlon_ Morazán después del atentado del que apenas sobrevivió junto con Marlon y Loaiza había cambiado mucho, su expresión no era tan amigable su voz ya de por sí grave era pesada, y sus razonamientos rayaban en la filosofía más oscura y pesimista a la que el juicio humano puede someter cualquier situación, un cambio drástico para alguien con su trayectoria de años, pues no es común ver semejante metamorfosis de personalidad en alguien de su edad, pero como mencione antes hay cosas fuera del control del espíritu más indomable y solemos ceder a las vivencias sórdidas del modo más extraño, algo natural. _Morazán que bueno verlo, sé de buena mano que está muy dispuesto a colaborar con la trasferencia de poderes de la guardia, esto les ayudara mucho al buen desarrollo de sus defensas_ Don Virgilio Versati quien se dirigía a Morazán con estas palabras era el comisionado como secretario de defensa de Inglaterra, hombre versado en derecho y medicina y poseía un puesto irregular dentro del gobierno británico pues era el gestor y estratega para defensa de países o ciudades que requieran un asesoramiento militar, usando una organización inglesa que así misma se hacía llamar "Loto" a modo de relaciones diplomáticas y relaciones exteriores en general, pues intervenía en asuntos de interés del gobierno, ayudaba a mejorar las defensas en caso de atentados o amenazas a gran escala para poder responder a la altura de ataques de alto riesgo como del que la guardia oficial fue víctima _Mi gobierno hace lo que es necesario don Virgilio y si debemos hacer una alianza pues la haremos todo sea para proteger a esta villa_ Dijo Morazán mientras estrechaba la mano de Virgilio sonriendo a medias._ Además hasta ahora tengo la posibilidad de saber de usted, el día del atentado usted vino con sus oficiales y fue testigo de lo ocurrido pero desapareció y volvió a la capital nunca tuve la oportunidad de hablarle pues me recuperaba y la presidencia no dio informe de usted posteriormente al ataque_ Ciertamente fue Virgilio quien llegó a la plaza a aquel día observando en las gradas del edificio Nox el discurso de Morazán antes del atentado y quien corrió hacia adentro después de iniciado el ataque, después de aquel día no se supo más de ese visitante sino hasta ahora que después de conversar con la presidencia y llegar al acuerdo de apoyo militar aparecía delante de Morazán por segunda vez._Ese día tuve que escapar los guardias que me acompañaban me llevaron a salvo a la salida subterránea del edificio_ Dijo Virgilio._Pero esa salida sólo la conocemos un puñado de diez personas de alto mando dentro de la guardia Loaiza entre ellos, pero, la guardia en general no y mucho menos los oficiales que le acompañaban a usted_ Respondió Morazán sumamente desconfiado y a la vez le sorprendió pues esa salida era de emergencia pero no para todos, fue diseñada para que sólo oficiales con riesgo de ser secuestrados huyeran a los bosques de las zonas altas que conducían a los cerros, esa información era sin lugar a dudas clasificada._Morazán no me pregunte cosas internas que no entiendo, sólo sé que fueron ellos los que me ayudaron a escapar más allá de esto no sabría responder y además quiero hablar de lo que nos concierne_ Contestó Virgilio sonriendo ampliamente.Sin embargo, Morazán observo fijamente a Virgilio y Marlon callado a un lado de su capitán guardaba silencio e igualmente un seriedad solemne. _Sentémonos quiero ponerle al tanto de lo que pasara desde ahora Morazán_ De este modo y rompiendo la leve tensión que había Virgilio invito a tomar asiento al capitán, se encontraban en un despacho improvisado que por orden del gobierno mandaron a instalar al visitante diplomático en el edificio de la guardia para hacer más expedita la injerencia de don Virgilio._Mañana llegará al puerto del pacifico a primera hora un embarcación en ella viene una delegación de la organización Loto que se encargara de investigar a fondo lo ocurrido en el palacio presidencial y acá en la villa, les ruego colaboren en todo lo que les pida_ Dijo Virgilio con su mirada fija en el capitán._Pero qué tipo de delegación, acaso son investigadores de su ejército o son más soldados, porque la solución o está en la fuerza bélica en traer más armas sino en un apoyo de inteligencia_ Decía Morazán enfáticamente. _Bueno es un equipo de refuerzo Morazán, viene un poco de todo vienen agentes muy capacitados para la investigación y militares que podrían entrenar mejor a sus tropas.
Además muy probablemente mi general venga en esa comitiva aún no lo sé pero el comunicado que se me dio fue este básicamente, recuerde que fue el señor Bernardo Soto quien como presidente de este país se puso en contacto con la inteligencia británica así que les pedimos su colaboración su presidente lo estipulo así_ Virgilio se recostó hacia atrás en el sillón de su despacho y se expresaba con mucha confianza, como quien entiende que de por sí tiene el control de la situación. El destino pone en bandeja de plata muchas situaciones que por más voluntad indomable del espíritu humano están fuera de su control, entre ella los desafortunados eventos que pueblan a diario nuestras vidas. Fueron momentos difíciles para los pobladores de Escazú la masiva muerte de los miembros jóvenes de la guardia oficial enluto a todos y trajo un temor e incertidumbre respecto a la seguridad de la que hacia tanta presunción, que genero desconfianza en el pensamiento colectivo de cada poblador. Tanto así que dicha desgracia dio pie a algo nunca antes visto a una respuesta inesperada en la gente, a la agresividad y aborrecimiento. _ A don Virgilio le gustaría hablar con usted capitán hay asuntos que tratar sobre las negociaciones con Inglaterra_ Marlon se dirigió a Morazán quien veía a través del vidrio la plaza reconstruida en una etapa inicial. _Don Virgilio está esperándome entonces...Bueno vamos Marlon_ Morazán después del atentado del que apenas sobrevivió junto con Marlon y Loaiza había cambiado mucho, pero el daño físico era evidente caminaba con un poco de dificultad debido a severos dolores en su espalda y pierna izquierda además su expresión no era tan amigable su voz ya de por sí grave era pesada, y sus razonamientos rayaban en la filosofía más oscura y pesimista a la que el juicio humano puede someter cualquier situación, un cambio drástico para alguien con su trayectoria de años, pues no es común ver semejante metamorfosis de personalidad en alguien de su edad, pero como mencione antes hay cosas fuera del control del espíritu más indomable y solemos ceder a las vivencias sórdidas del modo más extraño, algo natural.
_Morazán que bueno verlo, sé de buena mano que está muy dispuesto a colaborar con la trasferencia de poderes de la guardia, esto les ayudara mucho a protegerse de futuros ataques_ Don Virgilio Versati quien se dirigía a Morazán con estas palabras era el comisionado como secretario de defensa de Inglaterra hombre versado en derecho y medicina y poseía un puesto irregular dentro del gobierno británico pues era el gestor y estratega para defensa de países o ciudades que requieran un asesoramiento militar, usando una organización inglesa que así misma se hacía llamar "Loto" a modo de relaciones diplomáticas y relaciones exteriores en general pues intervenía en asuntos de interés del gobierno, ayudaba a mejorar las defensas en caso de atentados o amenazas a gran escala para poder responder a la altura de ataques de alto riesgo como del que la guardia oficial fue víctima _Mi gobierno hace lo que es necesario don Virgilio y si debemos hacer una alianza pues la haremos todo sea para proteger a esta villa_ Dijo Morazán mientras estrechaba la mano de Virgilio sonriendo a medias._ Además hasta ahora tengo la posibilidad de saber de usted, el día del atentado usted vino con sus oficiales y fue testigo de lo ocurrido pero desapareció y volvió a la capital nunca tuve la oportunidad de hablarle pues me recuperaba y la presidencia no dio informe de usted posteriormente al ataque_ Ciertamente fue Virgilio quien llegó a la plaza a aquel día observando en las gradas del edificio Nox el discurso de Morazán antes del atentado y quien corrió hacia adentro después de iniciado el ataque, después de aquel día no se supo más de ese visitante sino hasta ahora que después de conversar con la presidencia y llegar al acuerdo de apoyo militar aparecía delante de Morazán por segunda vez. _Ese día tuve que escapar los guardias que me acompañaban me llevaron a salvo a la salida subterránea del edificio_ Dijo Virgilio. _Pero esa salida sólo la conocemos un puñado de diez personas de alto mando dentro de la guardia Loaiza entre ellos, pero, la guardia en general no y mucho menos los oficiales que le acompañaban a usted_ Respondió Morazán sumamente desconfiado y a la vez le sorprendió pues esa salida era de emergencia pero no para todos, fue diseñada para que sólo oficiales con riesgo de ser secuestrados huyeran a los bosques de las zonas altas que conducían a los cerros, esa información era sin lugar a dudas clasificada. _Morazán no me pregunte cosas internas que no entiendo, sólo sé que fueron ellos los que me ayudaron a escapar más allá de esto no sabría responder y además quiero hablar de lo que nos concierne_ Contestó Virgilio sonriendo ampliamente. Sin embargo, Morazán observo fijamente a Virgilio y Marlon callado a un lado de su capitán guardaba silencio e igualmente un seriedad solemne. _Sentémonos quiero ponerle al tanto de lo que pasara desde ahora Morazán_ De este modo y rompiendo la leve tensión que había Virgilio invito a tomar asiento al capitán, se encontraban en un despacho improvisado que por orden del gobierno mandaron a instalar al visitante diplomático en el edificio de la guardia para hacer más expedita la injerencia de don Virgilio. _Mañana llegará al puerto del pacifico a primera hora un embarcación en ella viene una delegación de la organización Loto que se encargara de investigar a fondo lo ocurrido en el palacio presidencial y acá en la villa, les ruego colaboren en todo lo que les pida_ Dijo Virgilio con su mirada fija en el capitán. _Pero qué tipo de delegación, acaso son investigadores de su ejército o son más soldados, porque la solución o está en la fuerza bélica en traer más armas sino en un apoyo de inteligencia_ Decía Morazán enfáticamente._Bueno es un equipo de refuerzo Morazán, viene un poco de todo vienen agentes muy capacitados para la investigación y militares que podrían entrenar mejor a sus tropas.
Además muy probablemente mi general venga en esa comitiva aún no lo sé pero el comunicado que se me dio fue este básicamente, recuerde que fue el señor Bernardo Soto quien como presidente de este país se puso en contacto con la inteligencia británica así que les pedimos su colaboración su presidente lo estipulo así_ Virgilio se recostó hacia atrás en el sillón de su despacho y se expresaba con mucha confianza, como quien entiende que de por sí tiene el control de la situación. — Comprendo bien señor Virgilio ahora permítame debo regresar a mi despacho— Tanto Marlon como el Morazán se dispusieron a partir. —Espere un momento, Morazán— Dijo Virgilio haciendo detener abruptamente al capitán y a Marlon. —No sólo se trata de una capacitación militar, sino un control más estratégico en sus operaciones— Dijo Virgilio con un gesto serio y smblante pesado. Ante esto Morazán sonrio a sus palabras. — No entiendo a que se debe su observación señor Virgilio eso quedo claro, no tenemos el recurso sifiente para hacerle frente a las amaenzas existentes en el mundo que es tan grande y agresivo. — Sé que es consciente, es un hombre de experiencia Morazán solo hago incapie en esto porque se que mi general suele tener métodos muy enérgicos en es sus entrenamientos temo por la sensibilidad a la que pueden exponerse cuando presencien sus técnicas y espero pese a todo esto que colaboren como se debe — Virgilio concluyo dejando un silencio tajante entre ambos Morazán asintió con la cabeza y se dispuso a partir del despacho — Tenga un buen día señor Virgilio con su permiso— Tanto el capitán como Marlon discutían en los pasillos del edificio el comportamiento de Virgilio, pues era muy evidente el carácter hostil que advertía la llegada de la comitiva inglesa ante tales aclaraciones a las que habían sido expuestos. Pronto las cosas iban a cambiar y el peligro inminente seguía ahí afuera desconocido como el asecho invisible de una fiera en la espesura de los bosques.
eve in exitium
La serenidad encantadora de la brisa colmaba los bosques en las alturas de los cerros a la espera de un ocaso absorbente y majestuoso como era típico en la villa en sus cerros en las épocas más cálidas del año, cuando las nubes se tenían al atardecer del rojo carmesí del sol proyectando a la vista una visón que parecía extraída del paraíso. Muchos de los visitantes de las costas entre ellos marineros o capitanes de embarcaciones que visitaban la villa acordaban en un acuerdo común que ni el ocaso más espectacular en los océanos podía atraer más que el atardecer en las cimas de los cerros en esos bosques misteriosos y espesos. Entre la espesura del bosque recostada a uno de los inmensos árboles que poblaban los cerros Camila miraba atenta los cielos le gustaba reposar al atardecer a escuchar el viento mover los árboles y el arrullador canto natural del aire junto con la suave brisa que acariciaba su blanca piel moviendo sus rubios rizos al compás de una melodía que sólo podía escuchar en su mente en su espíritu, la canción de los bosques le gustaba ver las nubes cambiar del blanco al rojo y perderse en el azul del cielo hasta notar la primera estrella aparecer, una tradición que para ella era de todos los días, una disciplina que nutrir su alma y le hacia olvidar un tanto su pasado.Se encontraba inmersa en ella misma en su transe enriquecedor para si misma,hasta que algo le hizo salir un poco de su meditación, pero sin perder de vista el majestuoso cielo visto a travez de las copas ostentosas de follajes de los arboles pregunto a la presencia que le acompañaba. — ¿Crees que Raquel sepa a qué se atiene?, ¿Crees que entienda lo que implican sus deseos?— Era como si preguntara al aire, de pronto el viento se torno un poco fuerte haciendo que el cabello de Camila se balanceara hacia atrás, pero ella no se inmuto solo cerro sus ojos. — ¿Tú lo sabias Camila, entendías lo que implicaban tus deseos en aquél entonces?— Una voz femenina respondía a la joven bruja. Y entre los arboles la figura de la reina de las brujas apareció frente a Camila, Zaraté miraba con curiosidad a la joven. — Te has vuelto muy talentosa Camila antes no sentías mi presencia y pasaba delante de ti sin ser vista y ni sospechabas que te rodeaba cuando estaba cerca o cuando lo hacía de lejos, me alegra que estés volviéndote así de poderosa la habilidad puede ser natural o una destreza basada en la constancia — Dijo Zaraté mientras miraba el cielo en dirección a donde Camila observaba fijamente; La joven tranquila suspiro y sin perder de vista el cielo que era su deleite observar sonrió suavemente. — No es difícil percibir tu presencia es muy fuerte en realidad, pero antes carecía de talento para sentir ciertas cosas que se ocultan a la evidencia de los sentidos humanos he aprendido de usted tanto que no debería de extraerle Señora, y respecto a Raquel entonces planea algo mayor para ella hacerla poderosa dándole la posibilidad de manejar a su antojo a la gente, ni ella misma sabe controlarse en su mínima ni en su máxima expresión— Dijo Camila, a lo que Zarate replico.— No daría conocimiento ni poder a alguien tan irresponsable consigo misma como Raquel pero es necesario todo esto, pronto nos harán falta las fuerzas Camila pronto las sombras cubrirán a toda esta gente y si no intervengo aunque sea por medio de esta ingenua chica todo estará perdido incluso para nosotras— Dijo Zaraté. Camila dirigió su atención a la bruja extrañada de esta respuesta.— ¿A qué tiene que temerle usted la bruja más poderosa conocida? No he visto rival en pie después de enfrentarla, acaso le preocupa la situación violenta en la villa por parte de esos extraños hombres, ellos no son un problema podría acabarlos sin vacilar, es la típica guerra que el hombre tiene consigo mismo— Zaraté negó con la cabeza las palabras de Camila. — Esto no es un problema de armas o voluntades humanas no son simples hombres los que están detrás de estos no son ellos los que me preocupan, es quien se oculta entre ellos quien está al mando no es alguien ordinario y pese a enfrentarme a otras entidades especiales este al parecer es sumamente poderoso y está en camino— Esta afirmación sorprendió mucho a Camila nunca había oído hablar de alguien que pusiera en jaque a su maestra ni rival que le preocupara tanto las cosas realmente eran serian en tal caso y Zaraté no parecía estar tomando a la ligera lo que decía. — ¿Cómo lo sabe, como se dio cuenta de dicho poder?— Inquirió Camila con mucho interés,— las estrellas no mienten, anoche observe los cielos y logre percatarme del brillo del escorpión, su tenaza la piza del norte y la del sur brillaban intensamente como una señal una posición clara de algo por venir los portales se abren sin que el ojo humano los vea y esa intensidad está dirigida a nuestra tierra esa energía profunda y tan antigua que no pude escudriñar en su origen está dirigida a nosotros, a toda esta región solo, pude ver a alguien que al igual que yo observaba los cielos como guiándose por ellos y sé que no es alguien ordinario pronto estará acá debo estar lista,tú y las demás deben estarlo para lo que sea— dijo tajante Zaraté el ocaso tiño por completo los cielos en su punto más alto y magistral al tiempo que las primeras estrellas aprecian en los cielos y la mirada inquietante de Zarate al ver de nuevo en los jóvenes cielos de la noche las pinzas del escorpión aparecer incandescentes en el firmamento. — Pero usted va a permitir que Raquel libere otro mal con su ambición, va a lidiar con dos adversidades serias, sé que Raquel desea un poder absurdo y hueco y usted le permitirá adquirirlo pero ella no sabrá que hacer con eso solo traerá dolor y tragedia a la vida de muchos— Pero fue interrumpida por Zarate. — Aguarda yo sé lo que hago lo que esta chica hará es importante y prefiero que su negro corazón sea un sacrificio apto en lugar de una de ustedes la utilizare porque sé que es alguien astuta lo que pase después de eso será su asunto yo misma no podría actuar directamente arriesgándome sabes que soy prudente en todas las cosas que hago— Dijo Zarate — Pensé que quería convertir a Raquel en una de nosotras a sabiendas de un mal terrible pero solo es parte de un plan suyo, su vida se perderá irremediablemente y solo sabe Dios que ocurrirá con ella y como afectara a los habitantes de la villa— Dijo Camila algo alterada y confundida. — Se lo que piensas pero nada estará en riesgo es necesario que hayan fuerzas que me ayuden a contrarrestar lo que se viene y ni siquiera estoy segura si será suficiente desatar esta caja de pandora pero de eso a quedarme de brazos cruzados esperando la muerte prefiero actuar y rápido. La muerte hiede cada vez peor y me temo que tocará a esta villa con todas sus fuerzas — Lo que era insospechado por Zárate el indomable poder que asomaba y yacía en presencia de todos.
Nigrum maria mortis
General Wolfgang el criminal no quiere colaborar con nosotros sigue insistiendo ensu inocencia ¿Qué más debemos hacer con él?— Preguntaba un oficial con un gesto malicioso una sonrisa impropia para galantería perteneciente a una guardia militar. El general observaba el horizonte pues se vislumbraba el puerto Atlántico Conocido por los locales como "Limón" pronto la embarcación en la que navegaban llegaría a tierra, pasaron unos segundos en silencio mientras el oficial esperaba respuesta, elgeneral con la serenidad y solemnidad con la que siempre manejaba las situaciones se volteó lentamente a su oficial. Aquel hombre lucia imponente su uniforme purpura sus medallas doradas, el porte digno de un poderoso hombre, podía rondar entre los treinta y cuatro años, sus rasgos faciales eran finos, usaba cabello largo hasta sus hombros, y su mirada era fría el gris azulado de sus ojos le daban una connotación inquietante cuando veía fijamente a su interlocutor como si en él algo místico se almacenara, algo indescifrable para el común de los hombres.— Señor Lawrence usted debe referirse a mi como "Teil" dejé los formalismos para asuntos importantes, iré a ver a esa rata personalmente quizá se le ablande la lengua si le estimulo como se debe— Diciendo esto se dirigió al interior del navío en donde estaba prisionero uno de sus hombres al que se le acusaba de ladrón. Paso a una pequeña mazmorra instalada en la parte inferior del barco. Aquel lugar era un lugar lúgubre con poca iluminación y muy húmedo donde las ratas, cucarachas solían refugiarse, Teil camino al interior del cuarto haciendo crujir la madera con sus pasos, aquel hombre del cual solo le quedaban pocas fuerzas, yacía en el suelo con sus brazos quebrados su rostro inflamado y ensangrentado de la paliza que desde varios días atrás se le venía propinando, trato de movilizarse pero los grilletes en sus tobillos le impedían movilidad completa, alzo su cabeza para ver quien se acercaba, la luz de la única antorcha en el cuarto ilumino poco a poco el rostro de su general que lejos de tranquilizarlo le aterro muchísimo e intento torpemente correr olvidando su acondicionamiento y tropezó violentamente lastimándose los huesos de sus tobillos. — ¿Qué pasa Smith? Soy yo, me trajeron noticias suyas, espero nos entendamos bien, Smith hay algo que desprecio más que las traiciones de los míos y es la falta de sentido común, usted no está siendo interrogado para saber si es o no culpable, usted está siendo interrogado para que nos diga guardo los apuntes que hice Berlín, son muy importantes para esta misión—
Aquel hombre no respondía tan solo temblaba, Teil guardo silencio esperando alguna palabra más de Smith pero al ver que no respondió se acercó más al maltrecho hombre, poniéndose a la altura de Smith se agacho — Voy a dejarte la posibilidad de salir bien de aquí, tal vez te lance al mar cerca de una isla o si estás de suerte te abandone en las costas de alguna ciudad con las suficientes fuerzas para balbucear por ayuda, tal vez tengas suerte y alguien te ayude, cualquier opción es buena sabes, si hago eso tendrás la posibilidad de recuperarte, pero si no me ayudas Smith — Decía Teil mientras sujetaba del cabello a Smith mirándolo a sus ensangrentados ojos— Si no me ayudas la pasaras muy mal, porque no pienso matarte, esa siempre es la opción más misericordiosa a la que acuden los verdugos y es muy curioso sabes, es la que la humanidad teme más, temen morir y desconocen que hay destinos más terribles e indeseables, para tu suerte estás frente a alguien que tiene la opción de darte el peor destino al que hombre puede temer, pero te quiero ayudar Smith, dime que hiciste con mis apuntes los necesito de verdad.—Teil casi parecía querer ayudar en verdad a Smith como si quisiera evitarle la pena del sufrimiento de corazón, pero Smith veía algo más en la mirada de Teil, sabía que aquel era un monstruo, sobre entendía que no podía confiar en él pues su fama de carnicero y despiadado se la había ganado precisamente por ejecutar a sus enemigos en formas insospechadas para la malignidad humana, como si fuera un precursor de una nueva forma de crueldad, pensó en las palabras que Teil le acababa de decir y recordó también aquellos apuntes, aquellas oscuras anotaciones que revelaban un pandemonio sádico e indolente, secretos malsanos venidos del infierno mismo, rápidamente volvió en sí y parafraseo algunas palabras, a las que Teil prestó singular cuidado —Tú quieres la desgracia, tú deseas la muerte para todos, tu eres el peor de los males mereces morir maldito, jamás ayudaré a que lo logres, por mi púdrete Teil— Al escuchar a Smith Teil sonrió y sin perder de vista a su prisionero tomó un poco de aire. — Sabes algo, una vez en Kalisz encabezaba una búsqueda habíamos fortalecido las principales fuerzas armadas de la región y estábamos ejecutando los criminales que se resistían a la justicia local, en una emboscada quemamos vivos a veinticinco de estos hombres, el olor a carne chamuscada era algo intolerable para algunos miembros de la guardia, pero a mí se me hacía interesante, espere a que el fuego terminara de extinguirse y una vez que mis hombres terminaron de bajar los cuerpos de las piras, me acerque a uno de los cadáveres, su carne no fue consumida en su totalidad, sentí curiosidad y arranque un trozo de la carne de torso y lo comí, no acostumbro comer carne tan cocida y cuando me como la carne de mis enemigos suelo procurar que sigan vivos, la sangre viva suele darle un mejor sabor y sientes el vigor del alimento nutriendo tu organismo.—Teil sacó una daga de su traje con una punta sumamente afilada y la colocó en la mejilla de Smith y sin previo aviso le rebano el rostro desprendiendo su mejilla casi en su totalidad, el grito de Smith estremeció a los demás soldados en las afueras quienes aterrados escuchaban los alaridos de aquel hombre, Teil procedió a morder el rostro cercenado y a devorar parte de su cara con la bestialidad de un lobo sus dientes ensangrentados y con trozos de carne dejaban entre ver una sonrisa diabólica.—Definitivamente el sabor de la carne viva es inigualable, después Teil tomo la mano de Smith y cerceno sus dedos cuatro de ellos al menos dejaron a su mano izquierda inutilizada, teil mordía sus dedos cortados y comía su mano desde las heridas causadas por su daga. —Deberías de colaborar conmigo Smith, sabes la carne de las victimas estresadas no es tan bueno, pero puedo seguir así todo el día— Teil ya estaba bañado en sangre de Smith y había cortado varios segmentos de su cuerpo entre ellos los brazos y los cartílagos como las orejas, pero no quería hablar parecía que aceptaba su final con resignación, con la única satisfacción de frustrar un poco a Teil en sus planes, El general entendió que por más que se extendiera no lograría sacarle nada, así que se detuvo y observando al despojo de hombre sonrió una vez más —Veo que te importa muy poco tu propia integridad, eres la clase de hombre que odio, porque cree en que se debe a algo más grande a algún estúpido ideal o vinculo que le fortalece hasta el tuétano de su alma, pero créeme nada vale la pena en esta existencia mortal, aunque sé que no me entenderás eres muy básico— Smith le veía tembloroso mientras se desangraba en una agonía indecible de dolor y terror pero no le temía completamente a Teil, le importaba poco el daño al que podía ser sometido, tal y como su general le dijo, Smith mantenía si posición pues creía que podía salvar muchas vidas si impedía los planes de Teil aunque fuera por un momento. Sacando un pañuelo el general Teil seco su boca de la sangre que tenía. —Bien Smith creo que no quieres ayudar, y está bien tienes todo el derecho a no hacerlo, enviare a que curen tus heridas y que te alimenten bien, tal vez regrese después— Teil se incorporó, e hizo una pausa en sus palabras se detuvo y miraba sus manos ensangrentadas, frunció el ceño y pregunto a Smith — ¿Tu eres oriundo de Rostock cierto ahí terminaste tu formación militar? Sí, ya recuerdo tu vienes de esas tierras el río Warnow es precioso, sabes hable con tu esposa una vez muy educada y hermosa — Smith puso atención en las palabras de Teil pues no concebía lo que decía era imposible que supiera algo de su vida, con un esfuerzo sobre humano balbuceo — ¿Cómo sabes de ella? Tú no puedes conocerla, sólo fanfarroneas mal nacido— Teil miro a Smith con desprecio y una sonrisa inquietante. —Claro que conozco a Janell, y a su hermosa pequeña Kerstin le gusta jugar en las orillas del rio y corretear a las aves que reposan en sus aguas— Smith abrió sus ojos aterrorizado pues efectivamente su familia era todo lo que amaba su hija jugueteaba en el río y su esposa Janell era la mujer que le daba fuerzas para seguir — ¡Aléjate de ellas!—Exclamo en un grito desgarrador e inesperado que hizo esbozar una sonrisa. — Smith relájate, veo que te quedaban energías, no te preocupes tu esposa puede estar tranquila, sólo tengo curiosidad por algo respecto a tu familia me acaba de entrar esa incógnita, ¿Será que tú hija tiene tú mismo sabor? Te contaré con detalles como fue en mi experimento familiar. — Teil se disponía a abandonar la pequeña mazmorra cuando Smith dio un alarido — ¡Te diré, te diré donde están tus notas te diré vuelve! Están en una pared falsa en mi recamara, te diré cual es — Teil sin haberse perdido aún de la vista de Smith se detuvo e iluminado por aquella solitaria antorcha dio la vuelta y regreso a donde yacía Smith y agachándose una vez más le dijo. — ¿Ahora entiendes porque te dije que hay destinos peores que la muerte? Todo habría acabado para ti muy pronto, todo habría sido menos penoso, si te ponías de mi parte, ahora descansa no te preocupes por tu familia, concéntrate en ser un mejor guerrero para mí, a partir de hoy tu lealtad hacía mí se renueva, que así sea—
Pronto, los mares se obscurecieron por los cielos ennegrecidos de nubes que cargaban la tormenta, justo cuando vislumbraban tierra hacia el puerto atlántico. Teil se dirigió a cubierta al encuentro con sus demás hombres quienes horrorizados contemplaban las ropas ensangrentadas de su general pues al parecer dicho encuentro había rendido los frutos esperados y esbozando una sonrisa tétrica saco un pañuelo para secar la sangre de su boca. — Lawrence vaya al camarote de Smith y busque una pared falsa entre todo el lugar, destruya el lugar si es necesario y traiga mis notas, ah por cierto no intente por ninguna razón leer ese contenido es asunto de altos mandos y son mis instrucciones, sea cauteloso no quisiera que ocupe el lugar de Smith y de seguro usted no lo desea tampoco — Dijo el general, Lawrence asintió con la cabeza y un gento de seriedad que mostraba cierta preocupación por la advertencia. De este modo mientras el oficial partía a su encomienda Teil veía los cielos con nubes negras, se quedó contemplado como perdido en su ideas, pero al tiempo de ver aquellos cielos tormentosos sonreía satisfecho, todo marchaba según lo pautado.
Durante dos días las personas en la villa se sintieron muy motivadas por la noticia que había llegado de la capital sobre la llegada del refuerzo ingles, tanto las familias de los soldados afectados por los atentados a la guardia así como el campesinado el cual veía con temor e inseguridad el hecho que la guardia tan capacitada no era capaz de hacer frente a los asesinos, que habían aterrorizado a todos teniendo en cuenta que ni el ejercito nacional podia hacer frente. Las puertas enormes de madera negra se abrieron dando paso a la comitiva adentrándose a la villa pues toda la villa estaba amurallada y el camino que conectaba a la villa de la capital era uno el cual se extendía a 50 kilómetros a Trávez de la espesura de los bosques, la capital y Escazú eran los asentamientos mas avanzados, existían salidas laterales a lo largo de las murallas que usualmente eran usados para la gente que comerciaba en las ferias efectuadas en fuera de la villa. La plaza principal donde había ocurrido el atentado se hallaba devastada por los fuertes impactos de roca pero, el general Teil había insistido en que no movieran el lugar de reunión pues deseaba ver con sus propios ojos, así que Morazán organizo a la guardia en el mismo sitio a la espera, solo que con mucha antelación reforzó la seguridad haciendo peinar la zona en derredor de la villa y cerca de la entrada de los cerros, antes de tan siquiera exponer a un momento la vida de sus hombres. Cerca se hallaban unos carruajes pertenecientes a algunas familias hacendadas que deseaban ver a los imponentes ingleses llegar, uno de los carruajes al costado sur de la plaza dejaba ver una delicada mano blanca corriendo las cortinas en la ventanilla de vez en cuando para observar, Raquel estaba desde temprano a la espera pues se había dicho que temprano antes de las seis de la mañana llegarían, la guardia muy bien organizada y el estruendo de las ruedas presurosas mas el trotar poderoso de los caballos hacían retumbar el suelo, por fin habían llegado frente al edificio Nox, la guardia que a lo largo de la plaza formaban grupos de diez en diez hileras, con el capitán Morazán Marlon y un recuperado pero convaleciente Loaziga recibían a los visitantes, en total eran cinco carros militares negros que se detuvieron delante del edificio.
— En verdad imagine que vendrían mas refuerzos, pero son solo cinco carros ¿Serán conscientes de la gravedad del asunto? — Preguntó Marlon a Morazán disimulando su murmuro por si era visto por las ventanas de alguno de los recién llegados. — Deben de tener una estrategia muy brillante Marlon, un ejercito se mide por la habilidad en conjunto, la capacidad de respuesta pronta y las técnicas de combate, no es necesario tanto personal — Decia Morazán mientras veía como del ultimo carro se bajaba lentamente un hombre, de forma imponente, y con la clase de un caballero bajaba el general Teil, Tanto Morazán así como Marlon se impresionaron por la estatura del alto oficial de mando pues sabían bien que los ingleses podían ser de mayor tamaño, pero la corpulencia del general era notable, parecía uno de los antiguos vikingos en cuyos relatos se narraba que eran de gran poder y capacidad física, además él también poseía cabellos rubios hasta los hombros y esa mirada fría envuelta por el misterioso color gris azulado de sus profundos ojos amenazantes y calculadores, se debía tener templanza de carácter para estar de pie delante de este hombre o ser absorbido por su imponente presencia, vestía pieles de cuero negro desde su frag de elegante diseño, hasta su pantalón, además sus botas las cuales tenían unas fajas para ajustarlas en la parte posterior sobre el talon, usaba una capa Azul oscura que colgaba de sus hombreras de pieles de lobo gris dando un atuendo bastante impresionante. El general camino acompañado de dos oficiales ingleses que viajaban con el, de lejos Raquel observó fascinada a Teil avanzar hacia Morazán y Marlon. — Vaya si este hombre es el famoso general, las cosas se pondrán interesantes en este lugar— murmuraba la joven a su capataz de confianza quien se hallaba dentro del carruaje acompañándola— El general es famoso por haber entrenado a varios ejércitos en Europa además de haber apoyar a la corona inglesa en muchas misiones, que nunca ha perdido un combate y que es muy drástico en sus técnicas, dicen las malas lenguas — Decía el capataz mientras ella sonreía observando al general definitivamente el interés mas puro despertó las pasiones bajas de la joven. Mientras tanto Teil se presentaba ante el capitán y Marlon. — Usted debe ser el héroe de guerra querido por todos los residentes de esta villa capitán Morazán y usted debe es Marlon uno de sus oficiales más cercanos, es un gusto verdaderamente conocerlos — Teil estrechaba la mano de Marlon mientras este veía con extrañeza que el general hizo caso omiso a las formalidades militares, el capitán y el joven cruzaron miradas pero el amable y cordial trato del oficial pronto mermo la firmeza militar que reinaba el ambiente — Es un verdadero honor recibirle en la villa General, la guardia espera ansiosa sus instrucciones debe estás más que al corriente de lo sucedido tanto en la capital como en este lugar hay un peligro inminet... — Lo sé capitán — Interrumpía Wolfgang — Sé lo que han pasado completamente y voy a hacerme cargo de la situación puntualizando cada aspecto relevante que concierne a la seguridad de esta nación. — El capitán guardo silencio y asintió con la cabeza pues no se esperaba la abrupta interrupción, al general parece que no le guastaban las redundancias estaba más que informado, miro a su alrededor observando la plaza y el kiosco devastados.
— Hice tal como usted dispuso organice este encuentro en la plaza del atentado pues bien supe por noticias de la capital que deseaba observar el lugar de los hechos — Dijo Morazán mientras que con la mirada se dirigía a toda la zona de desastre, Teil paso entre el capitán y Marlon y avanzo a paso lento contemplando todo el escenario calculando cada uno de los detalles, los impactos de roca el kiosco destruido e incluso las manchas de sangre, la carnicería de la que fueron victimas era bastante notable, el general paso entre la guardia que firme de hallaba en pie, deteniéndose pausadamente se puso en medio de los oficiales y levanto la vista al cielo, cerró sus ojos y suspiro, tanto Marlon como Morazán estaban muy extrañados por el proceder inusual de Teil, pero era bien sabido lo calculador de este hombre, su estilo de rebuscar en las partes donde ningún otro busca, de hallar solución donde la complejidad reina, era un experimentado combatiente y líder así que no les termino de forma absoluta de extrañar. — Este lugar era perfecto para el ataque, imagino lo perturbador que fue para todos, eran asesinos muy ingeniosos, tendremos que trabajar muy duro para evitar que hagan estragos esta guardia— Decía el general a sus dos anfitriones que le veían de lejos, Teil miraba a su alrededor y contemplaba los rostros serios de los oficiales de la guardia, con una risa maliciosa se acerco a uno de los guardias que empezó a sudar al tener a imponete general de cerca, en realidad este hombre daba miedo sin necesidad de emitir palabra alguna o hacer algo, era como la presencia viva de una fiera peligrosa, al asecho constante de una victima. Así el oficial camino de regreso a sus dos interlocutores — Hay un serio problema con sus soldados capitán Morazán, no están concentrados, tienen más miedo que disciplina y necesitamos que estén presentes en mente y espíritu — Con un tono mas severo el general denunció la actitud que percibía en la guardia, pero el cambio de semblante de Teil esta vez se imponía con una severidad bastante fuerte, enmarcando autoridad tan natural como el carisma que expedía , casi como si fuera una persona diferente a la que acababan de recibir. Morazán guardo un silencio incomodo.— No me parece raro que sus corazones estén conmocionados general, tienen miedo de morir, y es un miedo que incluso nosotros como altos oficiales tenemos pero controlamos, además no sé si haberlos reunido acá donde muchos de sus compañeros murieron haya sido del todo una buena idea — Replicó el capitán enérgicamente — ¿Miedo a morir Morazán?— dijo el general— Tú destino está, donde tu mente está, si usted vive con miedo a la muerte junto con estos hombres su destino ya está escrito, ¿Sabe que es lo maravilloso de la mente? ; la capacidad de elegir que tiene su propio destino, no se trata de vivir con miedo se trata de vivir capitán Morazán — Respondía Teil con voz grave y profunda.
— Hoy en la tarde iniciaremos el entrenamiento Morazán, es mejor que se haga pronto, según tengo entendido pueden atacar en el momento que les plazca, no vamos a detenernos por ninguna razón. Así que quiero a una unidad de cien guardias para la una de la tarde, deben de tener listos los reportes en su oficina — decía Teil con mucha autoridad, las demandas del general inquietaban a un tanto el animo de Morazán que no disimulaba su disgusto en los gestos de su rostro, Teil avanzó hacia el edificio directamente, mientras la comitiva que le acompañaba le esperaba en la entrada de Nox, Marlon siguió presuroso el paso firme y veloz del general— ¡General! — Alzó la Marlon imponiendo su postura y haciendo que el oficial se detuviera abruptamente al tempo que de volteaba lentamente, parecía haberse ofendido. — ¿Tiene algo importante que agregar Marlon?— Pregunto Teil con una sonrisa sarcástica y un tono burlesco. — Antes de que se retire a las oficinas de la guardia, hay un asunto importante, sí de hecho muy importante, el cual debemos discutir, es sobre Virgilio que debemos hablar— Dijo tajante el joven oficial— Qué puede ser tan importante sobre el secretario de defensa comisionado que requiera mi atención, y que yo pueda resolver— Dijo el general— Tenemos ciertas cuestiones que resolver con el y nos gustaría plantearlas en presencia suya y de él, vera, creo que su comisionado de confianza puede estar involucrado en los atentados ocurridos, y debemos ir a fondo— La seriedad del general se enmarcó de nuevo en su rostro, la risa sarcástica se desdibujaba ante la acusación de supuesta complicidad del joven, Morazán no esperaba semejante acción por parte de Marlon — Usted entiende que su acusación es seria y espero que tenga fundamentos de peso para tan siquiera insinuar complicidad de asesinato a mi comisionado de relaciones exteriores y secretario de defensa, de lo contario el golpes se le devolverá a usted muy agresivamente, yo me encargaré de que quien este equivocado entre nosotros pague, discutiremos en una junta interna lo que usted propone, ahora no me entretenga más hay documentos que revisar y espero no haya mucho que corregir en sus oficinas— Dijo el general mientras ingresaba con la comitiva que en total eran veinte oficiales, con trajes militares negros, siguiéndole muy organizadamente en dos hileras de diez pues los hombres se habían colocado a lo largo de la entrada al pasar el general la formación se rompió en dos hileras de diez que seguían a Teil muy ordenadamente. — Marlon, creo que esto podría ser contraproducente para la guardia este hombre no parece ser el tipo de persona que acepte de buena gana las insolencias y muchacho hablarle así a un oficial de alto mando no es correcto— dijo Morazán a el joven, los oficiales de la guardia pese a tener un entrenamiento militar bastante riguroso, no se habían visto nunca con altos mandos venidos del extranjero, las disciplinas y exigencia así como el nivel de entrenamiento utilizado en ejércitos que acostumbran estar en guerra no podia compararse a la guardia pues pese a haber sido creada para el resguardo de los habitantes de la villa, el peligro más inminente al que se enfrentaban eran delitos menores y revueltas entre campesinos con hacendados por alguna riña que involucraba dineros, negocios y demás conflictos que requirieran a los oficiales de la guardia, pero el general Teil venia de un mundo completamente distinto uno que no comprende trivialidades y donde la decisión entre vivir o morir pendía íntegramente de la buena ejecución y administración de las habilidades propias de cada soldado, la mentalidad del alto oficial claramente distaba mucho de Marlon y Morazán.
— Esta noche habrá una reunion en el edificio para darle la bienvenida al general y desde luego esperan una asistencia grande, y que el general se relaciones con los principales hacendados de la villa, ya sabe usted para codearse con el general, bueno eso es lo que dicen las malas lenguas, decía el capataz a la joven Raquel, cuyo interés en observar hasta el final al general no había mermado ni un poco. — Entonces vendremos, no quiero perderme nada respecto al famoso general, además si lo que quieren es que socialice con lo mejor de este lugar definitivamente debe conocerme, así que vendremos — Dijo Raquel con gran convencimiento. La joven tenia resuelto en su corazón conocer a toda costa a este hombre, y en su determinación tenia la firme idea que era parte del plan de Zaraté, pues su promesa podría venir atreves de esta visita, el poder y reconocimiento el cual esperaba era posible que estuviera más cerca de lo pensado. — Pero señorita Raquel su madre no ha sido confirmada para el evento, y ella es muy recatada, todavía no todos están al tanto que su madre volvió a establecerse en la villa, creo que no le ha llegado su invitación, no creo que vea de buena gana que usted se aparezca sola por acá, cuando fue el evento de aniversario de la guardia se logro colar sin que ella se diera cuenta, pero ya entiende usted el carácter de ella.— Replicó el capataz a la joven— ¿Mi madre José? Por favor, jamás se daría cuenta si estoy o no en casa— Vive en su mundo de tratos comerciales, vive verificando textiles y poniendo precios según ella justos, en mi opinión regala su trabajo, además ella confía que vivo en mis clases música y etiqueta y con eso yo estoy bien así no se entrometerá en nada que yo haga, tú me traerás esta noche, mi madre confía mucho en ti por si casualidad se llegara a dar cuenta de mi ausencia — Dijo Raquel muy enfáticamente. — Señorita Raquel me compromete demasiado con su señora madre, antes le ayudaba a fugarse del colegio y le propiciaba encuentros con sus novios, pero, esto involucra un oficial de alto rango, y la veo muy convencida de verlo, recuerde que este hombre tiene fama de sanguinario y ser muy malo y cruel, bueno, dicen las malas lenguas— Decía el capataz con ojos abiertos de susto, a lo que Raquel le miraba con cansancio— A veces dudo de tus exageraciones José ¿De donde sacas todas esas barbaridades ? Nadie lo conoce, por eso vendremos esta noche, creo que ya estamos de acuerdo. — Concluyo Raquel, pronto su carruaje partió dejando atrás a los demás curiosos que también esperaban ver al general.
Mientras tanto el ajetreo dentro del edificio Nox estaba a flor de piel, el general Teil había solicitado todos los documentos que tenían hasta el momento de la investigación del atentado y hasta que punto habían logrado hallar algo que diera indicios de la identidad de los victimarios. Mientras los oficiales presentaban los documentos delate del general el cual pronto había puesto a trabajar aceleradamente a los oficiales de la guardia asistidos por sus propios hombres, a presentar informes convirtieron al despacho principal en un lugar de trabajo como nunca antes lo fue. — Quiero ver a Virgilio, no entiendo como es que no se ha hecho presente todavía — Decía Teil mientras sostenía y leía un reporte entre sus manos.— Ire a buscarle General — Dijo Lawrence, caminando hacia los pasillos del edificio encontrándose con Loaiza de frente quien se lucía algo maltrecho por los vendajes de dos grandes cicatrices en su cabeza debido al atentado, — ¿Que se le ofrece oficial ? — Preguntaba Lawrence — Soy el sargento Loaiza de la unidad 353 oficial — Bien soy Christian Lawrence secretario y capitán de navío de la delegación del Capitan General Wolfgang Alaric Teil — Respondía Lawrence saludando marcialmente al sargento, mientras este le devolvía el saludo — Sargento al general Wolfgang le gustaría hablar con el señor Virgilio urgentemente ¿Sabe donde se encuentra? Es tiempo para que se haga presente dijo Lawrence — El está en su oficina si no me equivoco capitán puedo llevarlo con él si usted gusta — Sí, este lugar es demasiado grande me perdería en estos pasillos y habitaciones hasta el anochecer antes de dar con él — Lawrence encontró muy provechoso hallarse con el sargento pues si duraba demasiado encontrando a Virgilio sabia que su general no lo tomaría a bien. Morazán observaba al general Teil leyendo los informes mientras los oficiales explicaban cada documento, el capitán no decía nada solo observaba el frio rostro del imponete general, mientras inspeccionaba los documentos. — Espero que no pase nada raro en mi rostro capitán Morazán, de lo contrario hágamelo saber sería muy molesto, más que su mirada incisiva en mi— Dijo Teil sin perder de vista el documento. — Perdone usted general, es mi mala costumbre de analizar a la gente lo hago sin querer no es mi intención perturbarle, tantos años en la guardia me han enseñado a ver la verdad en la mirada de los hombres y como oficial a cargo de tantos debo ver más allá de lo evidente, pero es inercia en mi no lo tome a mal— Dijo Morazán— No se preocupe, uno debe conocer bien a quien le rodea en eso lo entiendo completamente, yo mismo no puedo evitar hallar en el carácter de mis hombres defectos que debo corregir de forma inmediata, así que no se apure a sentirse mal capitán, lo que si me incomoda es leer los informes que me brindan su departamento de inteligencia, prácticamente no tienen nada, se sabe que la pólvora empleada en la explosión que empujo las rocas es del mismo tipo que la del deposito "Tiber" en la capital obviamente la robaron, de la explosión, en fin, no es algo que un agente de investigación de "Loto" no hay podido descifrar en menos tempo, sería posible que alguien tenga más indicios capitán — Decía Teil un tanto indignado— General la razón por la que se les llamó a ustedes es precisamente refinar la agudeza detectivesca, militar y cualquier refuerzo de carácter requerido— Por favor capitán, no me diga obviedades, nada más uno pide algo de profesionalismo, por no decir eficiencia en los ejércitos o guardia como es este caso, exijo lo más básico — Decía Teil volviendo su atención al capitán quien se mantenía imperturbable. La tensión entre los dos volvía a notarse. El sol de la mañana atravesaba un tanto la ventana enorme del despacho, y los oficiales trabajaban diligentemente recopilando los datos relevantes para presentarlos al general, Teil se disponía a responder algo más a Morazán. — ¡General Wolfgang !— Interrumpía la voz de Lawrence — ¿A que se debe la exaltación Lawrence?— Es Virgilio lo asesinaron, estaba muerto en su despacho— ¡Muerto!— Exclamó Morazán— Vayan a inspeccionar toda la zona en las afueras del edificio y que nadie en el piso donde está el despacho de Virgilio se mueva de donde está— Dijo Teil dirigiéndose a sus oficiales que rápido atendieron sus instrucciones— Lawrence dígame que sucedió y quien es el que le acompaña — Dijo Teil, refiriéndose a Loaiza que lo acompañaba — Soy el sargento de la unidad 353 general Loaiza — Saludo el sargento algo agitado por la cuestión que enfrentaban— Muy bien, entonces quiero que se expliquen— Concluyo el general apoyando uno de sis brazos en el escritorio que usaba, para leer los documentos, Morazán veía inquieto a Loaiza y a Lawrence, mientras los oficiales rodeaban el edificio y apoyados por la guardia restringían el acceso y la salida de los oficiales donde el cuerpo de Virgilio se encontraba. Así fue como la oscuridad reinante en el edificio de la guardia comenzaba a manifestarse, haciendo un contraste con el soleado día allá afuera que engalanaba la mañana, de lejos en el pie del cerro una figura femenina misteriosa observaba en el pie del cerro al edificio y a la guardia en las afueras buscando a alguien, y como un espectro de la noche se disipo en una estela negra humo llevado por el viento que soplaba fuerte.
reinado nocte
Se decía que los bosques de Escazú almacenaban el espíritu latente de Dios mismo y de ser el lugar de albergue de muchas entidades benignas y malignas, entre las criaturas del bosque estaban las brujas, mujeres que debido a su mística naturaleza habían sido excluidas del núcleo social de la villa, pero esto desde tiempos coloniales, ya fuera por sus atroces comportamientos o la mala fama que poseían por aterrorizar al los colonos, habían restringido su lugar a lo profundo de los cerros los cuales en forma casi natural los convirtieron en su hogar. pero no era debido a la presión de los residentes de Escazú que las brujas decidieron vivir en sus bosques, pues eran tan poderosas que nadie en realidad habría de ninguna forma logrado hacerles frente, sino era más bien su voluntad la que les hacía vivir allí, era mejor lugar para armonizar su energía con el de los bosques, el cual como un alma compatible con otra empatizaba perfectamente con ellas, con el tiempo terminaron aceptando los residentes de la villa su convivencia con dichas místicas mujeres, convirtiéndose en parte esencial de la identidad de la zona, la cual en toda la nación llamaban: "Escazú el imperio de las brujas" no sólo debido a la cantidad de relatos de brujas, sino debido a quién se decía era su reina y líder, la temible Zárate, la reina de la brujas, la emperatriz de la magia a quien entre sus atribuciones contaba el cambio climático tan drástico que solía tener la villa, además de haber hecho ricas a varias personas, incluso se dice que detuvo a guardias españolas completas para que no se adentraran a los cerros o los desaparecía de forma misteriosa, era esta mujer a la que muchos buscaban, amaban y odiaban, el hecho es que no era sólo ella pues a lo largo de su vida reclutó a varias jovencitas que llevadas por los deseos de su corazón, cayeron victimas de su propio mal sirviendo por pacto a Zárate. Poderosa, pero accesible, una mujer con una imponete fuerza, capaz de acallar a los demonios del infierno y encender las voces en el coro de los cielos, ella era Zárate, de su belleza había mucho que decir, sus ojos profundos como un océano de un color que solía ser claro, un purpura cristalino, pero algunos decían que de noche su mirada se tornaba verde esmeralda y brillaba debido a la energía que almacenaba su alma, su piel bronceada y cabellos largos hasta su cintura, mantendría en jaque a cualquiera que se atreviera a contemplarle mucho tiempo, por no decir que podría ser vencido por su poderosa presencia que absorbía los espíritus más frágiles en cuanto a voluntad. Pero todo ese poder sólo podía ser contenido en ella, más esta vez la misma reina de las brujas se hallaba inmersa en sus ideas, por primera ocasión en su vida las dudas, embargaban su corazón, en el abierto del bosque donde el sol golpeaba cálido estaba Zárate observando los cielos, en un silencio arrullador y tranquilizante, más el silencio se veía interrumpido, el viento azotó de repente, y una densa neblina negra delante de la bruja hacia una aparición repentina, Zárate miro tranquila delante de sí, y la figura de una joven pelirroja de vestido negro y ojos azules, se prefiguraba. La joven se arrodillo haciendo una respetuosa reverencia a Zárate. —He ido a inspeccionar cómo me lo ordenó señora y en efecto hay un hombre cuyas características espirituales destacan de todos los demás es muy singular su...presencia —Dijo la joven sonriendo pícaramente. —Ya sabía que esa enorme fuerza acercándose se debía a alguien en especial, quiero ver que es lo que desea en realidad, Maria, hiciste lo que te dije cierto, viste cómo era su apariencia— dijo Zárate— Por supuesto mi señora, destacaba en altura, además de ser alguien de robusta corpulencia y sus cabellos eran dorados, sus ojos, me recordaron con el perdón suyo a su mirada señora, tan insondables y profundos, que no se puede negar que, claramente ocultan un gran poder—La joven dijo esto, sonriendo maliciosa, pues entendía que a Zárate le disgustaban ese tipo de comparaciones, nadie debía ser más poderoso, porque nadie estaba a su altura.—Es importante que nos mantengamos alerta, ese hombre no vino a una visita ordinaria — Continuo Zárate imperturbable a pesar del comentario de Maria, pues para Zárate, era muy bien conocida la naturaleza hiriente de la joven bruja— Tú sigue de cerca cada movimiento que ejecute dicho hombre, no quiero que se acerque a nuestros dominios— dijo la reina de las brujas—¿Le preocupa que se acerque mucho, o que pueda ser tan poderoso como usted mi señora?—Dijo María mientras dibujaba una sonrisa en sus finos labios rojos, Zárate adivinando una vez más intención de molestarla, no respondió— Vete Maria, mantente alerta y procura no equivocarte, o te pesara, tu ya sabes que así será— La reina de las brujas dijo esto a María, y sonriendo la joven bruja retrocedió desapareciendo dejando esa estela negra de humo y agitando el aire. Zárate pensaba en lo incierto, en el peligro y en la posible muerte, que traía este personaje a la villa. —Tan sólo espero que Raquel haga su parte de forma correcta— Dijo la poderosa bruja, mientras era observada por Camila quien de cerca le acompañaba. Había una idea que perturbaba el corazón de la reina de las brujas, pues de ser necesario tendría que recurrir a algo que no empleaba desde hacia mucho tiempo atrás, la convocatoria de las brujas, el aquelarre que reunía a las todas las brujas de la villa, una reunión que según decían oscurecía los cielos de los altos e imponentes cerros, provocaba plagas, y azotes del clima, junto con la liberación de demonios que atacaban en la noche, usando de jardín los bosques, la energía oscura que a Zárate no le agradaba liberar, más no era tanto el hecho de los males que implicaba dicha concentración de brujas, la desaprobación era mejor dicho por el carácter indomable de estas mujeres, pues pese a servirle a ella de forma leal, no eran cordiales la una con la otra y vivían en constante rivalidad, una rivalidad solo moderada por la reina de las brujas quien les dominaba. El poder de cada una de ellas era grandioso, y sus actos los cuales las habían condenado a seguir a su señora Zárate eran atroces, sólo Camila era quien pasaba la mayor parte del tiempo acompañándola, pues sus dominos comprendían las faldas de los cerros, y era la zona que prefería su maestra para pasar los días y meditar antes de ascender a la piedra en la cumbre de los cerros. En tal caso, las demás brujas atendían el llamado de su maestra, pero condicionadas a las reglas de Zárate.
—Me gustaría entender con prontitud como se dieron los hechos, capitán Lawrence, sargento Loaiza, me parece ya de por si bastante decadente la forma en que manejan la seguridad en este lugar, ¡No es aceptable caballeros! No, no lo es, que desde el primer día que venga a ejercer mis funciones, demuestren semejante ineficacia para impedir que un oficial y comisionado de mi unidad sea asesinado dentro de las instalaciones de la institución encargada de la seguridad de una villa tan populosa, ustedes están en un serio peligro, y el tiempo apremia, deben ser capacitados y en este momento se está reportando a la capital por telegrama este incidente, y se redactara un informe completo como se debe hacer en estos casos que llegará al presidente de esta republica, después al gobierno ingles, esto es muy serio, quiero respuestas, caballeros — El general Teil se hallaba muy molesto con lo sucedido, la muerte de Virgilio no solo representaba un riesgo inminente que ahora se hallaba entre ellos, sino un golpe a el mismo general, pues Virgilio era un hombre de confianza para él y este ya era sospecho de trabajar con los asesinos, ahora también había sido asesinado dejando más incertidumbre en cuanto a su figura. El doctor Guillen analizo con su equipo medico a el hombre y así como no podia hallar respuesta clara para lo sucedido con el padre de Bernardo, no lograba entender como es que este fue asfixiado, ya que su cuello mostraba una tráquea rota, pero los músculos, así como como su piel se encontraban intactos, tan sólo su tráquea se hallaba hecha trizas, una forma bastante inusual , Virgilio se había ahogado debido a la lesión que no le permitió respirar, y la sangre invadió sus pulmones, fue una muerte fatal según le explicaba Guillen a todos los presentes, y más aun la capacidad del asesino para ejecutar a Virgilio. — No podemos vincular la muerte de este hombre a los atentados en la capital ni en la villa general—Dijo Marlon enfáticamente— pero en definitiva, Virgilio era un hombre muy misterioso —continuo Marlon—y desde que llego a la villa, era demasiado reservado, por no mencionar que al momento de los ataques a nuestra guardia, el parecía estar al tanto pues se refugio, ¿Qué clase de comportamiento es ese— las palabras de Marlon fueron interrumpidas—¡No se atreva a sugerir algo así! No tiene sentido, y diría que claramente que el mayor problema es interno, para asesinar a un hombre en un edificio resguardado, es porque uno de sus oficiales tiene problemas con la autoridad, averiguaremos quien tuvo la necesidad de acabar con la vida de Virgilio y pagara, Morazán no olvide que esta tarde empezaremos de cualquier manera el entrenamiento de la guardia, quiero a sus unidades de artillería preparadas—dijo Teil observando a Morazán y compañía, los interrogatorios en el piso donde estaba el despacho de Virgilio no se hicieron esperar, aunque nadie había logrado ver a alguna persona entrar al despacho del oficial, ni se escucho en lo absoluto un forcejeo que hiciera pensar una riña, ni discusión alguna.
El general planteó la teoría de que dentro de la guardia habían criminales infiltrados los cuales se oponía a la autoridad y que el problema de la seguridad iba más allá de los asesinos en las afueras de la villa, sino más bien era una situación interna comprometedora bastante seria. Por otro lado Marlon sugería que muy probablemente los asesinos tenían de forma directa que ver con Virgilio pues las habilidades bélicas de estos asesinos superaban a la guardia y muchos ejércitos incluyendo las unidades de la capital. — Esta tarde empezará una estricta disciplina en cuanto a horarios de entrenamientos, los quiero a partir de mañana a las cuatro de la madrugada listos para iniciar ejercicios, además de afinar su puntería y resistencia al frente—El general hablaba con Loaiza siendo él sargento a cargo de la unidad de artillería. —De acuerdo señor, tengo entendido que usted va a dirigir el estilo de entrenamiento nuevo al que la guardia tendrán que adaptarse, me gustaría saber si debo seguir algún tipo de instrucción en particular.— Inquirió Loaiza —Desde luego sargento, me hubiera gustado tratar con su capitán Morazán los por menores pero, usted ya vio el incidente al que estamos atentos, por eso lo llamé a usted en solitario sargento, supe por boca del capitán además por informes del ejercito referencias en cuanto a usted y sus capacidades de liderazgo, lo respetan y lo siguen, eso es lo que ocupo entre mis hombres—Dijo Teil, ambos hombres se hallaban en la oficina proporcionada al general en el ultimo piso del edificio Nox, era una muy ostentosa y amplia, la ventana tras su escritorio era muy grande y con marcos de madera resistentes y lujosos dejaba entrar la luz del sol majestuosamente al despacho, la luz de la media mañana hacia contraste con la capa y las hombreras de piel de lobo en las hombreras del general, la luz del sol que golpeaba su espalda un aura de luz le daba más imponencia a este hombre— Quiero que traigan todos los cañones disponibles y los lleven a las afueras de la villa, buscaremos alguna explanada en el campo donde dirigiremos a la guardia, por el momento es mi única petición para iniciar, ah y lleven suficientes balas de cañón y pólvora. — concluyo el general dirigiendo una suave sonrisa al sargento erizando un poco la espalda de este ultimo.
— Perdone mi sugerencia señor pero hoy en la noche estaba programada una cena en honor a su llegada, seria prudente que la suspenda en vista a la muerte de Virgilio y el entrenamiento que de seguro se extenderá hasta tarde.— Dijo Loaiza algo apenado.— ¡¿ Una cena en mi honor!?— Pregunto el general en una exclamación que sorprendió a al sargento.— Sí, así es señor creía que ya estaba al tanto del evento pero no me parece prudente darle continuidad— respondió Loaiza— Sus hombres mueren, asesinan delante de sus narices, son abiertamente un blanco fácil , y quieren hacer un evento en mi honor esta noche, ustedes no sobrevivirían una nueva guerra con esa actitud de porcelana fina— Dijo Teil apoyando sus manos en el escritorio y negando con la cabeza en gesto de reprobación por todo lo acontecido— Entonces le informaré a la comitiva de hacendados su decisión— Loaiza se disponía a abandonar el despacho del general — Espere un momento sargento ¿Quién organizo el evento?— Preguntó el general— La comisión de hacendados, ellos dirigen el comercio de la villa así como patrocinan a la guardia en cualquier requerimiento y son una conexión importante con la capital— dijo Loaiza— Bien, no les diga nada, que se haga el evento tal y como lo planearon, esta tarde enviare a alguien para dirigir el entrenamiento yo me preparare para esta noche en verdad me interesa— dijo Teil cambiando por completo de opinión, dicho giro en el animo del general extraño demasiado a Loaiza pero, decidió sabiamente dejar el tema así— Con su permiso señor— Saludando al general salió de la oficina Loaiza a paso firme— Teil se volteo y miro por la ventana el desastre de la plaza principal, y de lejos la alta hechura de los techos en las cupulas de la iglesia de San Miguel en la ciudad central de la villa, observaba el paisaje, pensando en lo que habría de venir, unos segundos de silencio pasaron— ¿Que tienes pensado hacer Wolfgang? — Una voz potente se escucho en la oficina y de la oscuridad una figura tan imponente como el mismo general se hacia presente, su capa blanca reflejaba la luz del sol brillante, cegadora, con un pelaje de lobo en sus hombros como Teil, de cabello negro a los hombros y rasgos finos pero masculinos, del mismo modo su barba hacia remembrar la imagen majestuosa de los guerreros vikingos y sus ojos tan poderosos y penetrantes eran de color negro profundos como la noche mas ausente de luz— Wust Bist, había olvidado que estabas acá a veces dejo de pensar lo cerca que estas siempre— Dijo el general sonriendo mirando a su interlocutor y volviendo a ver a la ventana— Tú comandaras los entrenamientos de hoy te dire que debes hacer y como debes tratarlos, no quiero que sientan un receso, quiero que entiendan que las cosas marcharan diferentes ahora, necesito compromiso en esto Wust, mientras me preparo para cumplir con la misión que no puede postergarse más— dijo Teil — Estas personas son muy inocentes, y claramente necesitan ver más de la realidad que azota al mundo, pero son nobles, sólo están desorientadas, un ejercito que podría llevarse por buen camino y una tierra rica para el bienestar de todos sus residentes— Dijo Wust Bist— Tu debes limitarte a seguir mis instrucciones, no contagies de esperanza a estas personas, ya viven en un mundo de ensueño que sólo los ha perjudicado, perdieron la noción hace mucho de la solidaridad me basto con unos minutos para comprobarlo, pero en fin me conviene que seas tu que se encargue de los asuntos de la guardia, hoy por la noche quiero hacer algo, algo que debo investigar para asegurarme, de que no tendremos problemas en nuestra futura incursión especial.— Concluyó Teil sonriendo tétricamente.
La tarde cayó junto con el desanimo de las unidades de artillería de la guardia, saber que no irían a descansar a sus casas sino que serian sometidos al más arduo entrenamiento no les alentaba en lo absoluto y más aún con un nuevo general que estaba decidido a cambiar el comportamiento completo de su conducta. El hombre de mayor confianza del general Teil era Wust Bist, el cual se asemejaba bastante al alto oficial diciéndose incluso que igualaba en talentos de combate al poderoso general, pero a diferencia de este Wust Bist era un hombre mas accesible en cuanto al dialogo durante los preparativos con Morazán hablo amplio y abierto, de los logros de "Loto" en Europa, Wust era bien conocido por ser el guardia personal de Teil y el más hábil entre todos los que estaban bajo su mando, más la sencillez y cálida forma en como trataba a los demás hizo congeniar rápidamente con Morazán, las instrucciones que Teil dio a Loaiza habían sido cumplidas al pie de la letra, además, las ordenes de como debía dirigirse el entrenamiento ya estaban dadas a Wust Bist.— Capitan Morazán acá debo de ser lo más marcial posible y espero que pase lo que pase ustedes van a seguir mis instrucciones, el general fue muy conciso y lamento si lo que van a presenciar a continuación les afecta, pero por lo que más quieran permitan que actué con libertad— Wust dio esta advertencia al capitán e hizo que frunciera el seño por la advertencia — De acuerdo, no voy a intervenir sólo espero que resulte como se debe— Morazán dijo esto cediendo el control de la guardia.—Sargento Loaiza coloque todos los cañones en dirección a la explanada como si estuviéramos apuntando al enemigo— ¿Quiere que hagamos disparos de prueba señor?—Pregunto extrañado Loaiza—Son 10 cañones los que vamos a utilizar Loaiza así que divídalos en dos secciones de cinco quiero que halla un espacio entre ambos grupo de cañones—Dijo Wust seriamente— Un espacio entre los dos bandos de cañones, ¿Para que quiere ese espacio señor?—Pregunto el sargento—Pues, para que los oficiales corran entre los disparos de cañón sargento— Wust Bist dijo esto — ¡Acaso se volvió loco! ¿Cómo ha considerado tan siquiera disparar a los oficiales?— Replicó Morazán enérgicamente— Capitan le dije que por favor se mantuviera al margen, debe recordar que la guardia está bajo la dirección nuestra y este es un método de entrenamiento, sus hombres no serán capaces de soportar el estrés y presión del campo de batalla si ni siquiera se han acostumbrado a sentir el fuego en sus rostros, ellos deben avanzar hacia nosotros y demostrar templanza, quien no desee participar, puede retirarse, es libre de elegir, además capitán, recuerde que esto es una instrucción del general—Dijo fríamente Wust.
Morazán no podia creer que este hombre tuviera las agallas de hacer semejante practica con los oficiales, el hombre con quien congenio en amabilidad y buen trato se convertía en una fría imagen de severidad, pero en el fondo el capitán viendo a los ojos a Wust entendía que este no quería lastimar, ni imponer su autoridad, pues Wust evitaba hacer contacto visual con él, era más que evidente el carácter marcial que poseía, tan sólo cumplía muy formalmente con su comisión —Señor yo no puedo permitir que exponga a estos jóvenes de este modo...— dijo Morazán— Capitan, si usted insiste en oponerse, será tomado como insubordinación y lo tendré que encerrar mientras se efectuá la practica—Concluía Wust Bist, Diciendo esto la tensión no cedía pero los ánimos de seguir interfiriendo dejaron de influir en el capitán, el sargento se hallaba incrédulo ante lo que había escuchado, y esperaba las ordenes.— Loaiza, traiga a los hombres a la explanada y ubíquelos donde le indique — Decía Wust— ¡Unidad al centro —Loaiza dio la orden, pero, los oficiales se mantenían inmóviles , ninguno estaba de acuerdo en convertirse en blanco vivo de los poderosos cañones de la guardia, Loaiza miro a su capitán con indignación y a Wust con rabia, al ver que nadie se movía el imponente guerrero dio unos paso al frente y se dirigió a la unidad que se hallaba tras ellos.—Una guerra no contempla el rostro de los que han decido encararla, ni pone honrosos tributos a las tumbas de los que con violencia ha acallado en el silencio sepulcral del hades, una guerra tan sólo es un adversario al cual no podemos evitar, y no es que no puedan huir de acá y resguardarse en el seguro hogar que espera por ustedes, pueden hacerlo, pero les he dicho que la guerra es un adversario que no pueden evitar, porque hay algo que los obliga, les ordena enfrentarla, hablo de su honor como hombres, lo único que vale más la seguridad de un cálido hogar, es la buena mención de su honor en la posteridad de sus días, más allá de que sus hazañas sean difundidas ensalzando su nombre, en la gloria de los cielos, es la gloria y orgullo interno que implica su propia honra como hombres, un coro el cual tan solo escucharan en el silencio de su espíritu cada vez que recuerden que, no escaparon del caos, sino que lo tragaron y lo escupieron con su propio poder, Quien desee conservar su honra, salvando su alma de la vergüenza del cobarde, que pase ahora mismo, y demuestre que ha nacido bajo una estrella de Dios— Wust dijo esto a la unidad del sargento que, durante unos instantes quedaron impávidos, y poco a poco la gran mayoría de la unidad avanzo a la posición en la explanada, los que se quedaron atrás, viendo a sus compañeros y amigos empezaron a desfilar, en total la unidad de 40 oficiales citados para esa tarde completa decidió ocupar su lugar, Morazán y Loaiza veían sin dar crédito los nuevos ánimos de la guardia que ahora pensaba en tragarse sin dudas, el espíritu infundado por Wust Bist se había impregnado en el corazón de los jóvenes, Loaiza dio la orden a los artilleros que estaban en los cañones para prepararse, la unidad debía alejarse unos 300 metros del muro oeste de la villa pues era en una explanada en las afueras donde decidieron practicar. El objetivo era que la unidad avanzara a travez del fuego, no se dispararía directamente a los oficiales pero los golpes debían caer cerca, una vez que todos estaban en su lugar Loaiza alzo su mano, la señal de una carrera que ponía en riesgo su integridad, los artilleros en los cañones empezaron a cargar los primeros disparos y apuntar con el cuidado requerido de no hacerles daño, Wust miro a Loaiza, el sargento marcaba en su rostro un claro un pesar por la orden que estaba a punto de dar a los artilleros que tampoco se veían animosos, Wust con la frialdad requerida observaba al sargento, de este modo Loaiza bajo súbitamente la mano, los oficiales arrancaron, se aproximaban y Wust ordeno los disparos, cuatro cañones depararon dos de cada extremo seguidos por los otros seis tan solo unos segundos después, las balas rompian el suelo y seguían su curso partiendo la tierra, la tierra levantada por las bolas de hierro sacudió el suelo por donde corrian, una nueva carga de cañon y los diez cañones volvieron a disparar pero, esta vez al mismo tiempo, más la dirección de estos disparos fue al frente, y no al costado como se había indicado, las balas rompieron las piernas de algunos de los guardias, el sargento veía horrorizado lo sucedido, wust observó a los artilleros pues habían recolocado los cañones en forma distinta en dirección hacía el centro, fue entonces cuando su rostro se lleno de indignación e incredulidad, Wolfgang estaba tras él y había ordenado en la siguiente carga colocar los disparos al frente, — ¡Oficiales! Si quieren sobrevivir eviten las balas o perderan sus piernas como quienes yacen derrotados en el suelo—Grito Teil al grupo de guardias que, en vista de los gritos de dolor de sus compañeros se detuvieron— ¡Disparen!—ordeno el general, los guardias empezaron a correr, Morazán no lo creía, Loaiza quedo inmóvil paralizado por la orden, y Wust veía a Wolfgang con sorpresa, poco a poco Wust recordaba con amargura, se sumergía en sus pensamientos, remembrando el dolor de quienes alguan vez el amó, el escenario de entrenamiento se convirtió en su mente en un lugar muy familiar y cada disparo hacia más difícil estar de pie en aquel lugar, pues la memoria le traía el luto de un mundo opacado por las sombras, inmerso en el olvido, y la sonrisa de Teil al dirigir los cañones espesaba el animo de Wust, los secretos en el corazón de este noble guerrero emergían junto con su rabia, puso su mano sobre el mango de su espada, pero rápidamente desistió y dejando actuar con libre sadismo al general.
El campo dejó en total 15 oficiales heridos gravemente y a pesar de la rápida acción del cuerpo médico de la guardia siete de ellos murieron desangrados ese mismo día, no había mucho que hacer en cuanto a condenar al general, ya que la orden del gobierno era muy clara se debía acatar las instrucciones, y pese al descontento que el sadismo del entrenamiento podia generar en el común de las personas, según los métodos del ejercito ingles estos debían ser así y la republica acepto los términos que suponía ceder la dirección a Wolfgang. — Dijiste que no ibas a intervenir Wolfgang, pero, ¿Por que viniste de todos modos?— Preguntó Wust— Sabía que te ablandarías, y por eso vine, yo no te ordene que utilizaran tan solo diez cañones y mucho menos que evitaran los disparos tirando a un costado de la unidad, yo te dije encarecidamente que dispararan hacia ellos, pero tú carácter debía de ser condescendiente y no podías mantenerte firme, por eso vine para cerciorarme de algo que ya suponía— Dijo Teil muy molesto— ¡Usted es un asesino general!— Se apresuro Morazán a decir— Ha dañado de por vida a los jóvenes que no paran de dar alaridos de dolor y usted se jacta de ser un gran hombre de guerra, no tiene idea del crimen que acaba de cometer, esto tendrá sus repercusiones téngalo por seguro— Vocifero el capitán lleno de rabia— Un momento Morazán no se atreva a decir semejante tontería respecto a mí, estos oficiales no están muertos, además que cree usted que los asesinos que los asechan les iban a hacer, esos verdaderos criminales no tienen limites, ni yo tampoco...Si sus hombres caen es por su propia debilidad, pero cuando decidieron ser parte de la guardia de esta villa sabían bien a lo que se atenían, o acaso pensaban que era un club de caballeros sin mayores responsabilidades que portar un lindo uniforme, no me culpe a mi capitán sino al carácter artificial e impropio que han desarrollado estos soldaditos de papel, y lo más importante Morazán soy yo y nadie más quien decide sobre lo que ocurre o no dentro de la guardia, espero que esto lo tenga muy claro desde ahora— Contestó Teil tajante, girando sobre sus pasos y retirándose — Atiendan a los heridos, pero mañana volveremos a intentarlo con esta unidad y luego pondremos otras— Dijo el general mientras se dirigía a su caballo para ingresar a la villa, dejando en el silencio más sepulcral a Morazán, el sargento, y al mismo Wust, en su corazón un vacío constante emergía como un torbellino inevitable arrasando con su alma ensombrecida en las tinieblas. Estaba más que claro que una dirección renovada se había apoderado de la milicia de la guardia, y los marcos legales ya no protegerían a los guardias, el gobierno temía a ser usurpado por estos asesinos eficientes, y de cierto modo Teil había influenciado al presidente de la republica haciéndole ver que estaban al borde de un fuerte golpe a su gobierno y a la democracia que defendía embravecido como líder de una nación soberana.
Parecía extraño, pero el haber puesto a prueba de este modo a la villa quien en su orgullosa historia lucia inmóvil frente al advenimiento y pesar de la vida, más que herida frente al dolor por la muerte de estos siete oficiales, se veía cínica e indiferente, las familias a las cuales pertenecían los cuerpos de los fallecidos, no eran necesariamente hijos de hacendados ni de ningún funcionario público del gobierno, sino eran hijos de comerciantes "comunes" antes de las familias campesinas que eran agricultores, estaban las familias comerciantes que eran en gran medida comparadores mayoristas de los pequeños productores de la villa, llevaban sus productos a zonas alejadas del valle central que incluía la ciudad capital y otras ciudades importantes como la antigua y mítica metrópoli Cartago que tenia la titularidad de "Noble y majestuosa ciudad" desde la colonia por la corona española, y al igual que Escazú poseía una arquitectura rica en estilos barrocos y neogóticos, eran esos comerciantes los que llevaban los productos propios de la villa a estos lugares, los cueros, las telas y el café eran en parte por los que villa Escazú se había vuelto famosa, impulsadas por estas familias, pero, dentro del comité de hacendados dicha labor no era reconocida, los más poderosos terratenientes solían medir la "supremacía" económica local por la cantidad de negocios que generaban sus propias tierras fuera de la nación, ésta era la elite que manejaba las decisiones más grandes, entre ellas que sus hijos e hijas no se vieran expuestos a ningún peligró, ni siquiera perteneciendo a la guardia oficial encargada de la seguridad de la villa, aquel fatídico día ningún hijo de hacendado cayó victima del incidente, y por tal razón no hubieron mayores molestias por parte de la villa completa, ni denuncia, más que el pesado luto del cual, sólo las madres de los desaparecidos adolecían. Con esto en mente el día transcurrió hasta el anochecer cuando, tal y como se había pautado una celebración en honor a el general comenzaba, de forma muy concienzuda los preparativos en la recepción de eventos de la guardia daría inicio a una inusual noche, las lamparás principales del salón en los techos iluminaba la belleza y elegancia ostentosa que se había derrochado para dicho evento. En las afueras del edificio Nox las siete familias más renombradas de toda la villa estaba haciéndose presentes, recibidos por los jóvenes guardias, los Abal quienes poseían grandes prados al oeste de la villa donde pastaban sus centenares cabezas de ganado, también eran famosos por proveer la caballeria con los que la guardia se equipaba para vigilar la villa, eran muy fuertes y hermosos corceles, también la familia Borges, ellos habían cosechado las extensiones altas, haciendo huertas en las montañas más al sur de los tres principales cerros que estaban al oeste y sur de la villa, sin embargo las montañas sureñas pese a no ser tan altas como los cerros principales si eran lo suficiente para hacer que las cerezas, las fresas y el café creciera como pocos en la region del valle central eran dueños de muchas huertas en las extensiones montañosas del sur, cerca de San Rafael, ciudad interna en la villa. Los Godoy, quienes se dedicaban a la importación y exportación de maderas además de ser los fabricantes y reparadores de armas que también solían venderse a Europa, en sus inicios se encargaron de armar a la guardia en lo necesario. Los Fraga, poseían tiendas en la capital y dentro de la villa donde surtían de productos de cacao, maíz y otros granos algunos traídos de Cartago, como la papa, eran pues muy activos y demandantes en sus negocios, algunos campesinos se quejaban de ellos pues solian comprarles muy barato a los productores minoritarios, vendiendo luego a precio exorbitantes, sacando ganancias desproporcionadas. La familia Saavedra sus negocios se basaban en la pesca y fabricación de carabelas y algunos estilos muy finos de galeón, a pesar de residir en la villa el patriarca de la familia el capitán navío Emiliano Saavedra tenían sus negocios en las costas del pacifico y atlántico del país, además sirvió al ejercito nacional durante décadas poniendo sus naves marítimas al servicio de la república. Los Azevedo, la familia de Bernardo y Antonio, la familia tenia una hermosa hacienda en las afueras de la villa y eran muy reconocidos por sus trabajos en la infraestructura general, el padre de Bernardo además de dedicarse a la tesorería en la guardia era un hábil arquitecto y desde los orígenes de la villa los Azevedo contribuyeron a la construcción de la iglesia de San Miguel y se les tenia mucha estima, eran propietarios de varios asentamientos residenciales en todo Escazú y los Tinoco, grandes fabricantes de telas, del mismo modo que otras familias importaban y exportaban sus trabajos textiles, de esta ultima familia solo la señora Tinoco vivía, pues Federico Tinoco su marido había muerto varios años atrás, por una enfermedad pulmonar, de su union nació Raquel, la cual se había hecho presente a la festividad esa noche.
— General Wolfgang hay demasiadas personas que me han preguntado por usted, entre ellos funcionarios de gobierno, hijos de los dirigentes de la comitiva de hacendados debería de bajar donde están todos y presentarse — Decía Lawrence quien se hallaba junto al general en la parte superior de la escalera principal viendo al conglomerado de gente adentrado se al salon de eventos, al tiempo que la música de cámara comenzó a escucharse, envueltos por una cálida luz proporcionada por las finas lámparas colgantes las cuales hacían un contraste majestuoso con el interior barroco del edificio. — Lawrence por favor, no me presione, y le he dicho que me llame Teil, general Teil, sólo pretendo ver un poco más a estas divertidas personas, todavía no creo lo que veo, sabe en cualquier otro sitio, de Europa la muerte de esos jóvenes soldados habría causado una revuelta entre todas las personas, y quizás la autoridades cuestionarían nuestra permanencia en sus tierra, pero acá la frivolidad reinante les hizo cínico su empatía por la vida y artificial su humanidad, no entienden que son liebres en tierra de lobos — Dijo el general mientras apoyando sus manos en el barandal veía despectivo y crudamente a todas esas personas. Abajo y aun convaleciente aparecía Bernardo, caminando con Diana entre la multitud. — El general es un hombre ocupado o se hace el interesante ¿No lo crees? — Dijo Bernardo un poco irritado pues se hallaba algo adolorido debido al ataque a la guardia. — Papá dice que un hombre debe darse un lugar prominente, así los demás verán el lugar que tienes y te cederán la grandeza que mereces, ya conoces a mi padre y sus ideas, el general debe ser de esos hombres con diez mil obligaciones, y su lugar ha de ser muy elevado, hasta su tiempo debe ser inalcanzable — Diana respondía con una hermosa sonrisa que adormecía de vez en cuando la concienciá de Bernardo, pues en su belleza continuamente se perdía su enamoramiento después de la noche que pasaron juntos se consagró como un milagro bendito del cielo. — Hablas con mucho entusiasmo de un hombre que no has visto aun mi querida "guaria morada" debería de sentir celos de tan misterioso hombre creo yo — Bromeaba Bernardo — ¡Morazán! — Exclamo Diana capturando la atención de Bernardo, de lejos el capitán saludaba, pero sin distraerse mucho, el capitán hablaba con el sacerdote de la iglesia de San Antonio de Padua, pactando un entierro digno a los jóvenes oficiales. — Las familias pensaron en interponer ante el gobierno una queja escrita ante el gobierno, capitán, después de que llegaran varios parientes de los fallecidos a tratar de tirar los portones de sus casas para presionar la expulsión del nuevo general en la guardia, pero desistieron, están fascinados con la cercanía que tiene ahora la guardia con el gobierno inglés no pondrán ninguna queja al gobierno y por amor a nuestro cristo redentor, usted en verdad no puede ayudar a sacar de acá a ese hombre, no lleva ni un día en su gestión y ocasiono la muerte de inocentes por sus drásticos métodos, me preocupa mucho— decía el padre Bladimir Herrera párroco del templo de San Antonio de Padua a Morazán. El capitán guardo algo de silencio, mientras la concurrencia no cesaba de entrar, reír y conversar entre ellos, Morazán sentía el desprecio e indiferencia por la vida de esas elegantes personas por su manera de ser, actitud que iba en contra posición a sus propios valores — Lamento decirle que de todas formas dicha queja no habría servido de mucho, el gobierno cedió el control completo a la organización que encabeza el general, y esto incluye excluirlo de responsabilidades judiciales padre es decir, que ni el gobierno de la republica puede condenar los actos ni nada parecido durante el entrenamiento, la guardia está bajo el control absoluto de "Loto", es así como se hacen llamar padre, las cosas son mas serias de lo que imagine, el miedo que tiene nuestra nación por motivo de esos asesinos impulso a el presidente Soto a ceder derechos muy peligrosos a estos hombres. Padre, sea compo sea, espero contar con su ayuda para la ceremonia fúnebre, yo pagare los oficios y lo que necesite.— Decía Morazán.
— Si, capitán yo oficiare la ceremonia puede contar conmigo, los parientes de estos chicos están mal, en verdad ayudo mucho su cercanía a estas personas y decirles que mañana tendrán un entierro honroso, no les arrancó el dolor de sus almas pero, consolará en algo las memorias de sus hijos, las almas de ellos descansarán en paz— Dijo el padre optimista pero algo apesadumbrado por lo ocurrido a estas personas. — ¡El General Wolfang Alaric Teil!— Exclamó entre la multitud uno de los invitados señalando las escaleras principales de mármol que descendían hasta el salón , la atención general de la multitud se centro en ese punto, los músicos detuvieron sus melodías clásicas y el general Teil bajaba lentamente las gradas, acompañado a sus espaldas por el capitán Lawrence y seis oficiales de Loto, vestía de negro como casi todo el tiempo, sus acostumbradas botas altas de cuero y portaba su capa negra con hombreras de piel de lobo que en esta ocasión revestían un traje de gala que uso para dicha ocasión. — Muy buenas noches mis estimados anfitriones, lamento haberles hecho esperar, pero en verdad no estoy acostumbrado a tener una recepción con tanto estilo como esta— Se refirió el general a la multitud que le observaba con una gran admiración, los cabezas de las familias (las más prominentes) se acercaron al pie de las escaleras para esperar a que este bajara y recibirle, Raquel quien no estaba muy lejos sonrió ampliamente al ver al general, y Bernardo esperaba a algún oficial de mayor edad, quizá la sorpresa de que dio Teil apareciendo por encima de todos impacto mucho , pues inclusive Diana quedó sorprendida por la apariencia de este hombre, Bernardo no tardo en ver a su joven acompañante atenta y perdida de forma absorta en el general.— Hoy en mi primer día en esta honrosa villa la cual se ve tan amenazada por los peligros que le rodean y bien es sabido aun son latentes, me alegra ver su carácter alegre en medio de tanto veneno que les rodea un veneno que podría matarlos sin vacilaciones— Las palabras del general causaron unos cuantos murmullos en la multitud, el general sonreía complacido por la reacción y el silencio que le siguió — Pero mis queridos amigos, he venido acá para impedir un destino oscuro y alejar el miedo de sus corazones, disipando las dudas que afrontan respecto al futuro, hoy murieron siete valientes jóvenes, en unas practicas que fueron demasiado para sus frágiles naturalezas— Decía el general con una pena forzada, mientras Morazán así como el sargento quien estaba de lejos entre la multitud hacían gestos de indignación. — Les garantizo por toda la experiencia y habilidad que me respalda, que eliminare cualquier brote de corrupción que se halle, en esta hermosa villa Escazú, reconozco la importancia que representan sus tierras, su historia y velaré por la seguridad de cada uno de sus habitantes— El general guardo silencio y la multitud aplaudió complacida — Pero...Mis amigos, quiero que les quede claro una sola cosa— Las personas paulatina mente cesaron de aplaudir y el general con sus manos abiertas extendiendo sus brazos obligaba a todos a callar, todos quedaron expectantes— No permitiré que nadie intervenga entre mi misión y mi manera de hacer las cosas, por todo lo demás mis amigos cuentan con mi apoyo, ahora continúen con la fiesta que a eso han venido— la gente volvió a aplaudir un poco desconcertados por la severidad inesperada del general, pero el carácter firme del general agrado mucho a los asistentes. Desscendió por completo las gradas y el primero en saludarle era el señor Eduardo Godoy uno de los cabezas de las familias, y el señor Emiliano Saavedra. — Un honor en conocerle general soy el Eduardo Godoy presidente de la comisión de hacendados, esta villa requiere de contactos y la presencia extranjera para su fortalecimiento, usted es un gran acontecimiento para nosotros— Dijo el señor Godoy muy entusiasmado, era un hombre algo bajo de estatura con leve obesidad— ¿Yo les soy un gran acontecimiento? Señor Godoy le recuerdo que vine a solucionar una crisis de seguridad, no le veo lo fortuito a eso — Contesto — Señor yo sé que eso se arreglara, debemos aprovechar su cercanía para entablar prometedoras proyecciones — La respuesta de Godoy convencía internamente a Teil de la indiferencia y falta de sentido común de esta villa o al menos de sus más poderosos habitantes, el interés en la mirada de este hombre le repugno de forma inmediata— Es un hombre de influencias señor Wolfgang yo puedo proveer lo que requiera para los entrenamientos y se que usted sabra corresponder nuestra asistencia en un futuro próximo, nos encantaría dicho apoyo, soy el coronel Emiliano Saavedra tenemos en ambas costas suficientes naves para arribar las costas de Portugal y atacar— Decía Saavedra quien con un uniforme naval blanco mostraba una postura firme era casi tan alto como el mismo Teil, era obvia su intención por tratar de empatizar con el general con una broma de invasión tan torpe que canso rápido la paciencia del general— Mis estimados caballeros, no soy hombre de negocios ni tratos sucios, yo prefiero matar de frente atravesando y destazando la carne de mis enemigos que generando contratos perjudiciales peores que la peste negra que azoto Londres, sus intenciones caballeros son mas repulsivas que la sangre en los pulmones de un tuberculoso, con su permiso, disfruten la velada.— Dijo el general alejándose lo mas veloz posible de esos hombres que quedaron atrás sin palabras— Es un tipo difícil— Dijo Godoy aun sorprendido— No hay que perderle el rastro puede ser muy ventajoso una conexión semejante con Inglaterra, imagine las implicaciones Eduardo, pero nunca me habían insultado así — Dijo Saavedra irritado.
— Te sorprendió bastante el famoso general Diana— Dijo Bernardo mientras veían como el general hablaba con Lawrence y otros invitados que se aproximaban al general — No me sorprendió Bernardo, pero no me vas a negar que es un hombre imponente— Dijo la joven algo sonrojada— No te voy a responder eso— Contestó Bernardo claramente molesto. — Buenas noches señorita y cómo estás muchacho, es bueno verte en pie— Morazán saludó a los muchachos con calidez — Usted es un hombre muy fuerte capitán, me da gusto verlo recuperado, Bernardo respondió bien a las curaciones del doctor Guillen— Dijo Diana sonriente— Sí, aunque debo reconocer que Diana es un estupendo remedio para la enfermedad y los momentos de crisis— Respondió Bernardo tomando suavemente de la mano a la joven quien estrechaba con fuerza la mano del joven.— Espero que no sigas molesto conmigo hijo, en verdad nunca quise perturbar tu paz— Decía Morazán— Vi la muerte de cerca capitán y por primera vez entendí que el tiempo no perdona, si paso molesto con las personas que quiero y Dios me quita el tiempo entonces, habré perdido la oportunidad de ser feliz, usted me hizo el hombre que soy, ni siquiera mi padre tuvo el honor de fundar esos cimientos, no tengo nada que disculparle Morazán soy yo quien debe pedir disculpas en todo caso por juzgarlo a usted— Bernardo estrecho la mano del anciano oficial y lo abrazo, Diana veía complacida como las cosas se desenvolvían para bien al menos algo marchaba bien— Hay mucho trabajo por hacer en la guardia, creo que ya sabes que un funcionario fue asesinado y la muerte de los oficiales durante los ejercicios de la guardia con el general no alivian en nada las cosas, tienes que prepararte en algún punto tendrás que hacerle frente a la severidad de este... carnice... — Carnicero capitán Morazán, de este carnicero, es un hombre que dice lo que piensa pero se restringe en lo que siente, deje que ambas naturalezas fluyan sea usted mismo— Interrumpía Teil las palabras del capitán, apareciendo abruptamente delante de ellos, Diana y Bernardo se sorprendieron ante la llegada del poderoso general— Capitan estaba buscándole, pero veo que esta charlando con estos jóvenes— Teil veía de pies a cabeza a Diana quién llamó su atención y a Bernardo pues vestía en uniforme— Supongo que tu eres uno de nuestro reclutas — dijo Teil— Mi nombre es Bernardo Azevedo general un gusto en conocerle, espero poder responder bien a su entrenamiento es trágico lo sucedido en esta tarde— Bernardo respondió— Así es necesito verdadero compromiso por su propio bien deben convertirse en una fuerza imparable, y una tragedia no tanto, si ellos están muertos es por que debían morir o de todos modos habrían muerto a manos de sus enemigos, la naturaleza se encarga de escoge lo mejor y destruir lo innecesario, seria maravilloso poder controlar la naturaleza no lo crees Bernardo, es decir dominarse a si mismo y tu entorno— Dijo el general secamente— La muerte es una tragedia general no creo que haya sido nada parecido a una selección de mejores elementos— replicó algo temperamental de voz Bernardo— Vivimos en una nación forjada por derechos y leyes—que protegen nuestro estilo de vida y en la medida de lo posible la vida debe preservarse y no violentarse sólo porque lo requiere una premisa militar— Intervino hábilmente Morazán— Capitan el disgusto que tiene en comité organizador de este evento es notorio con usted ya me lo han comentado, sus discursos públicos de repudio al sistema establecido en esta villa les irritó no debería de intentar proteger un sistema de derecho en el cual usted no cree ya, y las batallas capitán se ganan con la destreza de la espada y la asertividad de la bayoneta en la cabeza de tu enemigo, en eso no hay derechos hay una acción debe ser eficiente o no, trato de hacerla eficiente para que ustedes no mueran— Dijo el general— Seria bueno que disfrutaran el buen vino y las excelentes delicias que se están sirviendo, olvídense un poco de la política militar no creo que sea prudente, es un honor general permítame presentarme mi nombre es Diana Borges— Decía la joven con candidez extendiendo su mano al general el cual la tomo y besó — Ahh además de ser muy hermosa es muy inteligente , tiene razón dejemos el oficio militar de lado, usted es hija del señor Felipe Borges el secretario del comité, ya tuve el honor de saludar a su padre y tú Bernardo, supe que algo extraño le aconteció a tu padre, espero que se reponga me gustaría en verdad conocer a el señor Pedro ¿Sabes que le ocurrió con exactitud?— Preguntó Teil — Fue muy extraño general en verdad que si, hay cosas que uno preferiría no saber, espero en Dios que se recupere, aparentemente perdió su vista no sabemos que le ataco— decía Bernardo— Así que fue un ataque— dijo con suspicacia el general— es una manera de decirlo señor en realidad pudo ser cualquier cosa, pero no le encuentro explicación alguna ni lógica — Concluyó Bernardo— Tal vez, no tenga una explicación lógica hay coas que se presentan como la densa niebla ocultan en una cortina algo más profundo— Dijo Teil— Se pusieron misteriosos ahora, parece que son hombres de inevitables en la discusión de enredos sin resolver, deberían dedicarse a atrapar a las brujas de Escazú — Bromeo Diana para interrumpir la dirección que llevaba la conversación, tan solo deseaba que todos estuvieran bien y cómodos — Señorita Diana perdónenos pero estas cosas nos detrae como su sonrisa puede perder al explorador más hábil cualquiera se perdería en sus ojos y expresión dulce— Diana se sonrojó y Bernardo no le agrado para nada la acción del general — ¿Que le parece la villa general?— Pregunto Bernardo— Para serte franco es una hermosa ilusión— dijo Teil— Que fue lo que dijo, una ilusión— repitió Bernardo extrañado— si es una irrealidad frente a un mundo agresivo que desconocen sus valores son algo decadentes— a repuesta de Teil molesto mucho— Acá hay principios patriotas muy fuertes general no lo dude yo los defiendo— contestaba Bernardo— Defiendes un sistema que tu mentor ve obsoleto, perdona mi franqueza pero sabes he estado mucho tiempo entre gente que no tiene idea de la guerra por ende no saben lo voluble que es su suerte, y lo frágil que es la existencia humana— No se atreva a insultarnos— replicó Bernardo— Muchacho el general debe estar cansado no le discutas no deja de ser ... nuestro superior— Intervino Morazán— Gracias capitán pero, será en el campo de entrenamiento donde voy a comprobar si el patriotismo de Bernardo puede hacer algo contra la realidad que debe afrontar— El general encontraba divertida la actitud orgullosa de Bernardo, pues desde que llegó no paraba de hallar posiciones ideológicas equivocadas esto le asqueaba demasiado. — Podríamos saber un poco más de nuestro homenajeado, general, ¿De donde es usted? es decir, ¿De qué ciudad de Inglaterra es oriundo?— Pregunto Diana tratando de desviar tensiones o posibles discusiones— Señorita Diana no suelo hablar mucho de mí no me agrada decir nada personal puede resultar molesto mi carácter discreto pero así soy, sin embargo puedo decirle que no soy ingles, soy de una nación al norte del reino unido por las regiones nórdicas europeas, perdone que no le diga nada más sobre mi tierra pero es un sito olvidado por dios a mi parecer,por eso salí de ahí, con la única idea en mente de cambiar mi realidad a una mejor, una mejor para todos— Contestó Teil.
— Entonces haber llegado a la villa le resultó una experiencia muy grata en tal caso, esta es una tierra bendecida y cálida general— Dijo Bernardo, con una sonrisa que irradiaba de orgullo. Teil entendiendo bien la intención de Bernardo, observó al joven, entendió que su manera de ser le recordaba a alguien, le resultaba inocente, como un defensor de una infame patria que desconocía valores y principios reales, pero que se jactaba de su grandeza— Lamento decepcionarles, pero mi primer impresión no fue la mejor, si mi tierra es el olvido de dios, esta es la espalda que azota y no olvida castigar — Dijo Teil sonriendo con una dulce malignidad, las palabras del imponete oficial dejaron en silencio a sus tres interlocutores y encendió la cólera del joven quien se disponía a refutar la respuesta del general, Morazán observaba incomodo y Diana simplemente no hallaba que decir para evitar mayores confrontaciones, era claro la incompatibilidad de estos tres hombres, principalmente la de Teil con el capitán y Bernardo, este ultimo quiso romper el breve silencio — ¡Vaya sorpresa me da la vida, el hombre que más quiero junto con el hombre más respetado de la villa y un caballero que estoy gustosa de conocer— Irrumpía Raquel entre ellos, haciendo una obvia omisión a la persona de Diana quien no era capaz de disimular su inconformidad por la llegada de la bella joven — Raquel siempre eres oportuna, creí que no vendrías, tu madre no aparece en este tipo de reuniones desde hace mucho— Decía Bernardo —Mi madre ni siquiera se hace presente en la reuniones de hacendados, desde la muerte de mi padre, además vive inmersa en sus negocios y nos va bien—Contestaba de forma Jactanciosa la joven— Debería estar más pendiente de los deslices impropios de su hija— Decía Diana—Lamento no haberte notado antes Diana pero como siempre es inevitable ignorarte—Respondía despectiva Raquel sin hacer contacto visual con Diana, sino más bien sonriéndole a los demás presentes en especial al general Teil— Ella es Raquel Tinoco Quirós general es hija de la señora Yasmin Tinoco quien también pertenece al comité de hacendados, intervino el capitán terminado así con el roce de palabras entre las dos jovencitas—Oh ya veo, hay algo que debo reconocerle a este lugar, y es que no había visto mujeres tan hermosas ni tan siquiera en España donde pensé había visto lo mejor de Europa, encantado de conocerla señorita Tinoco, soy el general Wolfgang Alaric Teil, pero prefiero que me llamen Teil—Dijo el general, mirando a los ojos a la joven y ella correspondía con candidez. Pero, el general más allá de la picardía y belleza de Raquel, percibió en la joven un aroma muy familiar uno reconocible pues ya lo había sentido antes; era más que un simple aroma, era una poderosa presencia aquello, miro de pies a cabeza a la hermosa joven tratando de deducir su origen «No, definitivamente esta energía no proviene de esta muchachita » Pensó Teil — Sí, entiendo que fue su señor padre quien organizo a los miembros de hacendados, lamento su padecimiento fue un buen líder según entiendo — Dijo Teil disimulando por completo su interés por aquella mística sensación que despertó su curiosidad— Señor Teil deberíamos de hablar de lo que importa de usted quien es el verdadero protagonista de esta noche— Respondía Raquel sin dejar de coquetear con el imponete oficial— Lo siento Raquel pero el general no es de mucho decir en cuanto a sus asuntos personales; debe ser parte de su personalidad estratégica militar o algo por el estilo— Dijo Bernardo con cierto aire de sarcasmo— Púes a mi me gustaría saber más de nuestro salvador, he escuchado grandes cosas sobre usted, estoy segura que toda la guardia se beneficiara de su experiencia— Raquel insinuaba en su tono de voz sensualidad y coquetería que no tardo en hacerse notar entre todos.
— Sinceramente preferiría irme a descansar si no les molesta, ha sido un día de mucha actividad, mañana será un día aun más agresivo y prefiero guardar mis energías para dicha jornada— Dijo el general, los demás sentían que dicha conversación había terminado la inconformidad de Diana hacia Raquel y de Bernardo y el capitán hacía Teil no dejaban fluir una amena charla — Espero verle mañana o lo más pronto posible señor Bernardo me gustara medir su temple en el campo de batalla— Teil hacía intenciones de retirarse del circulo social de acompañantes pues notaba que los demás presentes se aglomeraban para tener su oportunidad de charla con el oficial— Es mejor que tu también vayas a descansar Bernardo, las cosas se pondrán difíciles después debes estar preparado— Aconsejo Morazán al joven mientras el general prestaba atención a dichas palabras— ¿Por qué no he visto a ningún hijo de hacendado en el frente de la guardia? Me gustaría saber antes de irme mis amigos, quizá usted pueda contestar Morazán— Pregunto el general muy interesado— General nunca verá a un hijo de hacendado o pariente alguno en las líneas pelando son niños demasiado importantes para que el fuego de las bayonetas y las balas de cañón les toquen— Contestó Raquel deteniendo al capitán quien estaba a punto de responder, Morazán pretendía explicar la situación dicha por Raquel pero con mucho mayor tacto del que la impetuosa joven lo hizo — Entonces la guardia es para el pueblo peleada por el pueblo para resguardar a las familias de esta villa, he visto esto en distintas localidades de Europa pero la tendencia se ha hecho más que popular incluso acá. En fin, tal vez entre en discordia con la comisión de hacendados pero el carácter proteccionista de sus familias cesara a partir de ahora, pasen buenas noches mis estimados caballeros, un honor conocerlas señorita Diana y señorita Raquel — Dijo el general despidiéndose respetuosamente, a lo que sus interlocutores respondieron, el general se alejaba buscando la escalera principal, la gente quería buscarle y de vez en vez uno que otro invitado lo tomaba del brazo para atraparle en otra conversación, Teil se sentía agobiado de tanta falsedad, ni siquiera se molesto en beber vino o probar algún manjar servido en la mesa de banquetes, sólo deseaba salir de ahí — ¡General aguarde un momento!— Corrió Raquel hacia Teil en un afán por detenerle— Señorita Tinoco ya me dispongo a partir ¿En que puedo servirle?— Respondió algo irritado Teil — Me disculpo por molestarle, pero yo no puedo permitirme pasar por alto la oportunidad de entablar una relación... es decir una... amistad con una persona, con un hombre como usted— Raquel lucía algo tímida ante aquel imponente hombre pero esta decidida a gustarle— Entiendo, señorita Tinoco no quiero ser grosero con usted pero mi misión es una que no contempla deleites ni paseos ni descansos y mucho menos la oportunidad de relacionarme con tan encantadora mujer como usted, yo sólo he venido una vez y me iré del mismo modo sin repeticiones, es un placer conocerla de verdad pero no pretendo mayores intereses— Dijo claro el general— mi madre es dueña de la mayor textilería de la nación podría hacer un traje para usted, un día mi madre dejara de ser su propietaria y seguiré yo al ,mando seré una mujer poderosa— Dijo Raquel, al seguir ella insistiendo con su discurso e ignorando el claro rechazo suyo el general comprendió que esta mujer era inescrupulosa, además no dejaba de ser particular la extraña energía que le rodeaba, ya había despertado en él una enorme curiosidad.
De este modo Teil considero que la cercanía con Raquel podía ser útil para descifrar dicha incognita — Bien, podremos continuar con esta conversación otro día, hay asuntos que debo resolver...mañana así que espero que pase buenas noches— Dicho esto el general se dirigió hacia Lawrence dejando atrás a la joven quien sonreía de forma maliciosa mientras lo veía partir.— Lawrence necesito que me des la lista de los oficiales hijos de la asociación de hacendados para mañana por la tarde, no haremos ningún movimiento en cuanto al programa de entrenamiento hasta que yo personalmente incluya a cada hijo de hombre y mujer prominente de esta villa no dejaré ningún inocente libre, si lo que quieren es fortalecerse les mostraré el verdadero rostro de la fuerza— Teil dijo esto con la firme convicción de cambiar las cosas como estaban a un nuevo plano— Ah y dile a Wust que no quiero que intervenga en el próximo entrenamiento— Concluyó el general— Yo...yo tengo que decirle al señor Wust eso general— Replicó Lawrence nervioso — Cuál es el problema acaso le tienes miedo — general el Wust Bist trata siempre directamente con usted y la verdad no creo que acepte otra directriz que no sea suya, y no es temor pero el señor Wust es tan imponente como usted es decir no me atrevo... no sé como justificarme general lo siento— Lawrence, Lawrence mi estimado Lawrence, Wust está bajo mis ordenes y eres tú sino yo quien gira la orden, no se preocupe por su integridad todo estará ocúpese en la asignación que le acabo de encomendar y en hablar con Wust por favor hablaremos después — Lawrence quien pese a mostrar esta pequeña flaqueza era también un hombre de carácter marcial y alta deisciplina Teil podía confiar en que la tarea se llevaría a cabo sin postergaciones.
Después de la extensa reunión con los principales hacendados y autoridades de la villa, el general tenía en su mente presente la voluble naturaleza de cada uno de ellos. Le parecíaingenuo e inocente el hecho de que las familias poderosas hicieran acto de presencia en una reunión exclusiva de la guardia y más aún tratándose de un asunto de seguridad bastante serio, celebración que en verdad no tiene caso alguno tratándose de tópicos bélicos, al parecer el carácter festivo de dichas personas reforzaban las palabras de Morazán en cuanto a lo superfluo de su moral. Teil se retiró a su habitación asignada en el edificio de la guardia, mientras subía las amplias escaleras que conectaban los distintos pisos, sentía que no estaba solo, ya la mayoría de los asistentes no estaban y si no estaba en un error, era él quien partió primero a descansar. Sin embargo, nada de esto le inquietaba pues si alguien quería emboscarlo tendría pues que enfrentarse a su destreza y letal estilo de combate. Sé sabía del malestar de algunos locales por las muertes de los jóvenes guardias durante la tarde del entrenamiento así que, tal vez sería el caso que alguno de los ofendidos planeaba atacar en modo de represalia.
Por fin llegó a su alcoba y una tenue luz alumbraba la habitación, la lámpara de pie a un costado de la cama del general. Teil miro la luz encendida, alguien había irrumpido en su habitación, sin vacilar camino sereno y tranquilo, una figura inusual aguardaba en su cama, Raquel se hallaba deslumbrante sentada esperando por él. __ Usted perdió la noción del tiempo señorita Tinoco y por lo visto de la dirección, ésta es mi habitación y me encantaría si lo tiene a bien descansar, necesito que salga hablaremos en otra oportunidad. __ dijo el general con una amabilidad que invitaba a obedecer su instrucción. __ No veo a un militar cansado general Wolfgang sino a uno que precisa una cálida compañía __ Respondió Raquel mientras aflojaba un poco su camisón dejando entre ver su amplio escote con el busto blanco y carnoso. Teil decidió iniciar por cuenta propia el juego, ya que sabía que Raquel estaba más que interesada en seducirlo para ganárselo. De este modo el general sonrió. __ Debo reconocer señorita Tinoco que pocas veces me he topado con una belleza como la suya y estoy seguro de la placentera experiencia de una noche entera con usted, es provocador y es una manera dura de doblegar la voluntad __ El general se acercó a la cama y se puso frente a Raquel quien mostraba una profunda mirada lasciva, alzó la vista observando los ojos grises azulados de Teil y su camisón no dejaba nada a la imaginación, el general sonrió y la acarició suavemente en la mejilla a lo que ella cerró sus ojos, Raquel estaba en ese momento convencida de haber seducido al prominente hombre, Teil aproximando sus labios al oído de Raquel hizo que la piel de la jóvenes se erizara poniéndome sus nervios al límite pues no había sentido tal energía en persona alguna nunca. Raquel agitó su respiración levemente, ansiosa cediendo su cuerpo cada vez más, el general sabía del demonio interno de la joven enardeciendo su deseo carnal. _ Necesito que por favor te retires _ susurró Teil retrocediendo y dejando impávida a la joven quien no podía dar crédito a tal rechazo. __ ¡No tiene idea de mujeres! ¿Acaso los ingleses no tienen virilidad? Despreciarme es una gran equivocación __ Grito Raquel mientras se ponía en pie y ajustaba indignada su camisón fino. El general retrocedió caminando hacía un estante y sacaba una botella de vino español que había traído y ordenado dejarán en su alcoba, procedió a servirse mientras Raquel reprochaba con rabia el trato despectivo e inesperado. __ Usted debe de tener más de un pretendiente a la orden señorita Tinoco, no debería de molestarse, si lo que desea es intimidad, simplemente vaya y busque a algún pobre diablo en su necesidad más baja __ dijo el general despectivo mientras se sentaba en un amplio sillón con su copa de vino. __ ¿Quién se cree que es usted para hablarme así? __ pregunto furiosa Raquel __ usted simplemente no me conoce general __ continuaba irritada. __ Dice que no la conozco, pero ¿No es acaso usted la que se infiltró en mi habitación e insinuó algo más que sólo compañía? Si se tratara de emitir un juicio en cuanto a quién es, lo podría resumir en una palabra __ Teil provocaba cada vez más a la joven, Raquel temblaba de rabia, nunca en su vida ningún hombre le había insultado tanto. __ Entonces usted es un hombre sin necesidades, vaya ser extraño __ dijo tratando de burlarse de él __ Es usted la que me muestra sus senos y soy yo quien necesita algo, usted es muy graciosa señorita __ Dijo él sarcástico general riéndose de la incrédula joven que seguía furiosa __ No quiero que se ofenda señorita, pero, ha sido su propia conducta lo que le ha puesto en esa posición y debe respetar mi espacio __ Raquel se caminó a la puerta, pero el general le detuvo __ ¿Qué tal va la fábrica de su madre? __ La pregunta de Teil desconcertó a Raquel __ Usted, porque me pregunta eso __ Decía la joven ahora más intrigada que molesta __ Usted sería una brillante administradora __ dijo el general poniéndose de pie y caminando despacio hacia Raquel, de frente la miró intensamente a los ojos, la joven sentía de alguna como una liebre presa de una enorme fiera y perdiéndose en los ojos del misterioso hombre, olvidó el conflicto que no hacía mucho la tenía furiosa. __ Yo puedo hacer de ti lo que a mí me plazca, cuando a mi me plazca, tus sensuales senos y tus labios carnosos, harán perder la cabeza rápidamente a cualquier tipo que se haga llamar hombre, pero no a un hombre verdadero como yo, sé que buscas y puedo dártelo, el prestigio, y una gloria más allá de los sueños de cualquiera, puedo empezar haciendo que pronto encabeces el negocio en tu amada madre, y te ayudaré, pero tendrás que hacer lo que te diga __ Raquel se desvanecía como si se tratara de un poder hipnótico __ Tú volverás aquí y te haré mía cuando yo quiera __ Dijo el general con toda natural arrogancia a la que Raquel tan sólo cedió.
La noche invitaba al descanso después de la ajetreada velada, el general aun no dormía pues sentía curiosidad desde que llegó a la villa, la conversación con Raquel y la extrañan energía que emanaba de ella era para su olfato una pista de algo más que se ocultaba a sus ojos,pero que estaba cerca y al asecho. La ventana abierta en la habitación de Teil dejaba entrar un aire fuerte y frio agitando las cortinas, el general sonrió y avanzo hacia la ventana, su habitación la cual estaba en la parte posterior del edificio Nox colindaba con la entrada de los cerros, podían apreciarse los bosques y las faldas de los imponentes colosos, las murallas de la villa no cubrían este sector la conexión entre la villa y los bosques era abierta. La luna llena brillaba intensa junto con las estrellas, y la constelación del escorpión destilaba su brillo rojizo la pinza norte y la pinza sur no desaparecían ya ni siquiera de día, el general se puso de pie al borde de la ventana y se disponía a saltar, el aire movía su cabello con fuerza, la mirada del general inspiraba temor pues lucia aguda y poderosa ansiosa de conseguir algo y sería en los espesos bosques donde hallaría una respuesta. — General tengo una consulta disculpe ¡Señor Wolfgang que hace!— Dijo Lawrence quien irrumpió en la habitación del Teil —Señor Lawrence no se preocupe sólo hare un pequeño paseo nocturno antes de dormir— ¡Pero ha enloquecido se halla en un piso superior si salta morirá general! — Dijo Lawrence alterado —No se preocupe señor Lawrence la noche es de los lobos y ésta noche es perfecta para mí— Teil Sonrió y procedió a saltar con gran impulso y facilidad su capa danzaba con el viento, Lawrence se asomó por la ventana sorprendido viendo como el general caía ágil al suelo y corriendo a la velocidad de una fiera con una prisa inhumana adentrándose entre el denso bosque iluminado por la blanca luz de la luna un escenario vibrante en miras a la misión de Teil. En la azotea del edificio alguien más observaba aunque más sereno, Wust Bist veía la incursión de Teil con seriedad. El bosque no era obstáculo para Teil corriendo con una bravura y fuerza inusual tal y como si la naturaleza y él fueran uno, sí, corría en el bosque saltando como un lobo lo haría depredando con su manada, sentía el aroma cerca, sentía aquella energía volverse más intensa los arboles se agitaban tras su veloz y poderoso paso, y sonreía, sonreía feliz la luz de la luna entre los arboles apenas lograba tocarle pues iba de un punto a otro perdiéndose de la vista rápidamente. Había una zona en el bosque un abierto donde crecían unas guarias blancas Teil llegó hasta el abierto y se detuvo, la brisa hacia danzar a las guarias blancas en medio del bosque, Teil avanzó hasta en menos de tres minutos a donde a cualquier expedicionario aventurero a caballo le habría tomado seis horas. El general observo el sitio era amplio el jardín natural de estas guarias blancas y notó que algunos puntos habían algunas guarias rojas de un rojo bastante denso, Teil avanzo hacia donde se hallaban un grupo de estas flores diferentes a las blancas que eran las que cubrían en su mayoría al campo. Se inclinó y tocando uno de los petalos de dicha flor vio como estas estaban humedecidas de sangre que goteaba en sus dedos, el color de las guarias se debía a esta extraña sangre que les daba su hermosa apariencia. De pronto frente a sus ojos las guarias rojas que tocaba ennegrecieron pudriéndose marchitándose al instante y muriendo, Teil puso su semblante serio y se incorporo poniéndose de pie de inmediato una risa femenina en el aire despertó la atención del general, las guarias blancas se movían como si algo invisible se desplazará entre ellas, del suelo emergía una densa niebla negra tras de Teil — No me explico como llegaste hasta mi jardín sin morir en el intento, nadie que ha tocado mi territorio ha salido airoso, en verdad Zárate tenía razón al preocuparse un poco sobre ti— La densa niebla materializo a una joven pelirroja de profundos ojos azules vistiendo de negro—Dime a que has venido, ¿Acaso quieres morir pronto? Y no puedes esperar— Dijo la joven con una sonrisa llena confianza —Dime una cosa ¿Quién eres?— Dijo Teil dándole la espalda a la bruja —No tiene caso que te conteste de todas formas no saldrás de acá— En ese momento las guarias de color rojo expulsaron filamentos de sangre que alcanzaron al general en volviéndolo en por completo todos los grupos de guarias dispararon al mismo tiempo, la sangre expulsada por éstas flores quemaban a Teil y la sangre envenenaba su organismo. —Como puedes ver y sentir mis guarias no son ordinarias es la sangre ardiente de todos aquellos que envié al infierno sus pecados aun queman y yo soy quien purga sus faltas a través de las llamas demoniacas que les reserve cuando les asesine, pronto te reunirás con ellos y haré de ti un hermoso jardín, no te preocupes será un jardín especial conmemorativo porque eres el primero que me ha sorprendido al venir con tanta facilidad hasta mí— Teil sentía como un ardor calcinaba su carne y los filamentos de sangre cubrían su rostro también. —Eso quiere decir... que no me dirás... quien eres— Dijo Teil hablando con mucho esfuerzo sorprendiendo a la bruja —Tu deberías estar suplicando, agonizando como puedes... vivo— Teil entre su agobiante estado sonrió —Me gustaría complacerte pero lamento decirte, que el infierno y sus llamas son destinadas a los perdedores y yo no comparto su destino—El general diciendo esto hizo un esfuerzo y se libero de los filamentos rompiéndolos tan sólo con su físico, dichos filamentos parecían irrompibles, la joven bruja no daba crédito a lo que veía —No..no es posible, que te liberarás qué eres— Dijo la bruja —Sólo quiero que respondas a mi pregunta y se acabara esta conversación ¿Quién eres? y más aún quiero saber ¿Quién te envió?— La bruja salió pronto de su sorpresa para embravecer su semblante —¡No me importa que seas no saldrás vivo!— Casi a la velocidad del viento la bruja apareció frente al general, tocando con precisión y agilidad puntos vitales en el cuerpo de Teil y alejándose igual de rápido— Pronto desaparecerás tus venas explotaran, he tocado los puntos vitales que rigen al corazón has de sentirte sofocado, ahora espera la muerte maldito engreído; mañana serás una podrida mancha de sangre esparcida en mi jardín bastardo— Segura de sí misma la joven le dio la espalda al general retirándose —Así que tocaste mis puntos vitales y voy a morir— Dijo el general riendo, la joven pelirroja se detuvo —Así es...— De pronto un agudo dolor paralizo a la joven y la hizo caer de rodillas al suelo mientras las venas de su cuello se hinchaban bajo una presión que la asfixiaba parecía que iban a estallar , Teil avanzo sin problemas hacia donde la bruja se hallaba, ella lo tomo de una de sus piernas y lo volvió a ver casi suplicante, en una agonía en la que no se imaginaba estar jamás —Tienes mucho que aprender en cuanto a puntos vitales, primero debes ser más rápida y debes observar cuando tu enemigo ataca, ni siquiera fuiste capaz de sentir mi ataque que sí fue efectivo, ahora si quiero haré que revienten tus venas y serás tu quien adorne este hermoso jardín con tu carne y sangre que me encantaría probar, pero me interesa más que me contestes ¿Quién eres y quien te envió? Te daré una sola oportunidad— Dijo Teil sonriente, esperaba una respuesta pero disfrutaba verla suplicar y en el fondo deseaba asesinarla y ver el espectáculo sanguinario «No puede estarme pasando esto » Pensó aterrada la bruja —Vaya que lastima decidiste morir, no te preocupes limpiare tu carne de las bella flores comiéndola— Ella sintió como una enorme presión rompía su cuello —¡Basta dejala en paz!— La voz de una mujer interrumpió la ejecución y el general sonriendo se volteo, a sus espaldas la figura de Zárate apareció —Su nombre es Maria una de las brujas que están a mi servicio y yo la envié, ¡Ahora dejala! Es por mí por quien viniste— Diciendo esto la presión del cuello de Maria desapareció una vez que Teil tocó su espalda para aliviar la sofocación de la joven— Por fin apareciste ese aroma es el que estaba buscando el tuyo está esparcido por toda la villa y tu brujita llamó mucho mi atención cuando me espiaba hoy cuando llegué al encuentro con la guardia—Dijo Teil.
—Quieres decir que ya te habías percatado de la presencia de Maria ya estabas al tanto de mi presencia, en verdad que eres intuitivo y más talentoso de lo que imagine— Dijo Zárate sonriendo — Mi nombre es Zárate reina de la brujas de Escazú y sí envié a mi brujita a vigilarte es por que entiendo que tu presencia acá no es buena nos traerás problemas y no me interesa tenerlos— Zárate dojo seriamente esto mientras Maria yacía en el suelo sujetándose la garganta tratándose de reponer —No es un sujeto ordinario mi señora, invirtió mi magia negra y se libero de mí poder — Dijo Maria tratando de advertir a su señora —No te molestes en darme un informe ya sé lo poderoso que es y sólo estás viva por casualidad no eres rival para él como bien te dijo hay mucho que debes aprender en verdad me tienes decepcionada, esas tonterías que llamas ataques no son nada para alguien como nuestro visitante —Dijo Zárate sin perder de vista al general quien estaba completamente recuperado de los ataques de Maria solo sus ropajes se hallaban dañados como si nada más —Sólo quiero algunas respuestas y quien mejor que la reina de las brujas para responderme— Dijo Teil centrándose completamente en la poderosa bruja — Creí que no aparecerías, esa manera de enviar emisarios tras de mí me daba a entender que la persona o entidad que me espiaba no era muy poderosa, pero me equivoque y no me extraña aquello que percibí ocultaba una energía realmente profunda y ese aroma inconfundible, ese aroma a rosas y muertos me es demasiado dulce — Decía el general — Lamento mucho inquietarlo en verdad...— dijo Zárate aguardando a que Teil le digiera su nombre para referirse a él —Mis modales se quedaron atrás disculpe bella dama mi nombre es Wolfgang Alaric Teil general del comando ingles de Loto— Zárate rio al escuchar la presentación del general —En verdad cree que soy tan inocente para creer que es un simple general de algún ejercito, es evidente que esa es una fachada conveniente para desenvolverse entre los humanos, no, no le creo general es obvio que sus habilidades hablan por sí mismas, sí ha venido hasta acá delante de mí la reina misma de todas las brujas es para hablar claro quiero saber que es lo que busca— Dijo Zárate decidida a desenmascarar la verdadera identidad de Teil, Maria aún se hallaba en el suelo recuperándose mientras observaba el dialogo de ambos imponentes rivales. La brisa de los bosques empezó a violentarse cada vez más, el aire se ponía denso a medida que Zárate y Teil conversaban, más éste fenómeno no era natural resultaba que otras fuerzas oscuras se desplazaban entre la espesura natural de los cerros y como fantasmas o demonios del inframundo avanzaban, muy de cerca del sitio donde se enfrentaban ambos seres, eran las brujas quienes atraídas por el visitante se empezaban a reunir haciendo incluso que las nubes que rozaban la cumbre de las montañas se desvanecieran. — Entonces fuiste derrotada miserablemente Maria— la bruja quien se hallaba sentada tocándose el cuello suavemente para aliviar el dolor que le ocasionó Teil veía como la figura sombría de una misteriosa mujer se prefiguraba a su lado — ¡Eres tú Caeli! — Caeli una de las brujas más poderosas al servicio de Zárate hacia acto de presencia de piel pálida, cabellos negros mezclados con blancos como hilos plateados que brillaban y parecían moverse solos debido a la gran energía que expedía dicha bruja, sus ojos carecían de pupila e iris eran blancos por completo y parecían expedir cierto resplandor, vestía de largo hasta los tobillos un vestido verde esmeralda antiguo con escote medieval, pero decir que el vestido llegaba hasta sus tobillos es sólo una manera de describir pues parecía flotar y sus pies no llegaban nunca a verse tocar el suelo, pese a tener tan impresionantes características era de hermosa apariencia delgada rasgos finos y gesto inexpresivo. — Dices que fui derrotada, tu no habrías hecho un mejor trabajo maldita arrogante— Decía Maria mientras reía maliciosamente — Al menos no estaría derrotada en el suelo, seguro que no fuiste ni por un minuto rival para él y es una vergüenza que él llegará hasta este territorio que debías resguardar Zárate te hará pagar por tu ineptitud, pero ¿Quién es y que hace acá? — Preguntó Caeli manteniéndose al margen a una distancia prudente de donde estaba su señora hablando con Teil — No lo sé, es Zárate la única de nosotras que puede hacerle frente así que ni pienses intervenir de seguro no durarías tanto como yo— Decía Maria retando a Caeli —No me meteré ninguna de nosotras lo hará — contestó Caeli — Sabía que estaban cerca Camila y las demás se esconden mientras damos la cara tú y yo típico de ellas— Reprochó Maria, Teil se percato de las presencias poderosas que le rodeaban pero parecía estar igual de inmutable con una confianza estoica digna de un guerrero como él — Zárate solicitaste refuerzos vaya que lastima, creí que la reina de las brujas no precisaba de ayuda— Dijo Teil sonriendo y burlándose de Zárate quien se altero pero no perdió la compostura. — No te preocupes general, ellas están acá por la lealtad que me deben y por sí les necesito, pero está claro para mí que ninguna te es una verdadera rival— Respondió Zárate.
— Bien, quiero algunas respuestas Zárate y creo que eres consciente del alcance de mí poder, pero soy un hombre de dialogo y paz, así que serás sabia al responder, dime ¿Dónde están las cascadas del "Vertiente roja"? Tú sabes que es el rio mas grande que atraviesa la villa pero sus aguas nacen en estas montañas y antes de pasar por en medio de Escazú las cascadas que lo alimentan pasan por unas cavernas rocosas que son muy importantes para mí, debo hallarlas.— Dijo Teil a Zárate quien escuchaba atentamente —General usted es capaz de llegar hasta acá pero no puede hallar las cavernas del Vertiente roja, es decepcionante— Respondió Zárate caminando entre las flores del jardín de Maria y sonriendo —Por favor no seas modesta, la razón por la que vine a visitarlas es muy clara, para mí seria muy sencillo hallar unas cavernas en medio de cualquier bosque o montaña, pero da la casualidad que los cerros de Escazú y sus alrededores están protegidas por una poderosa magia que es evidente te pertenece, para crear ese campo de protección y hacerme perder la pista incluso a mí es porque eres realmente hábil, y reconozco que el poder que se requiere para hacer algo así debe ser muy grande, insisto nadie es capaz de hacer esto conmigo, pero debo reconocer que me hallo ante una fuerza semejante a la mía eso lo respeto hace mucho que no me hallaba frente a alguien así, bien lo que quiero es simple llevame hasta ese sitio, tengo una misión y no me ire hasta terminarla, soy hombre de disciplinas las sigo rigurosamente— Teil fue muy honesto con Zárate, tal y como lo decía el poder de la reina de las brujas era lo suficiente para incluso distraerlo a él, el bosque entero se hallaba custodiado por las brujas por territorios, pero Zárate era la única zona impenetrable, la más importante las cavernas donde ella residía como sí se tratará de un santuario. — Debes estar realmente loco si crees que te llevaré a mi propia casa ni siquiera las brujas que me sirven pueden entrar a ese sitio y si lo resguardo es por la privacidad que implica mi lugar, es mi recamara y nadie tiene permitido entrar sin mi consentimiento, quien logré adentrarse jamás saldrá de nuevo— Dijo Zárate desafiante —Me sorprende Zárate, pero dejame ponerte en contexto de la situación es necesario que me lleves ahí, el mundo pronto cambiara y me encargaré que sea para el bien de todos, el poder que busco será la llave para traer una era libre de todo mal así que aunque no subestimo su poder tampoco debe subestimar el mío una vez me adentré ahi y consiga lo que quiero saldré victorioso, sólo tu te interpones entre yo y mi cometido es mejor que colabores o tus queridas siervas no verán otro día en la tierra sino la penumbra eterna del infierno y no regresaran, y la siguiente serás tú no importa si me cuesta derrotarte lo haré— Dijo Teil —No entiendo tu interés por mis cavernas y esa cascada que pretendes hacer— Pregunto Zárate muy interesada — La reina de las brujas desconoce lo que protege ¡Vaya que inocente! Supongo que has notado el resplandor verde en el fondo de las aguas que caen dentro la caverna — Dijo Teil, Zárate recordaba la cascada que caía en sus cuevas y efectivamente había una profunda posa que producía un resplandor verde, en el pasado los antiguos caciques huetares entre ellos su propio maestro el poderoso Garabito habían hecho mención de una misteriosa roca luminosa que según decían podia curar males o traerlos dependiendo de su uso, la historia contaba que vino de los cielos en forma de fuego y que los dioses lo habían obsequiado a los huetares para proteger la tierra.— ¿Qué tiene que ver eso contigo?, ¿Por qué te interesa?— preguntó Zárate algo inquieta, pues Teil conocía demasiado sobre ella y su guarida — Eso a ti no te incumbe, todo lo que tienes que hacer es dejarme pasar para hacer lo que tengo que hacer, en verdad ha sido un largo camino así que retira la barrera que protege estos cerros y dejame entrar— Dijo directamente Teil sin vacilaciones — ¡Eres un verdadero atrevido! Vienes hasta acá a mis terrenos atacas a una de mis siervas y ahora me exiges entrar a mi propio recinto sin decirme nada concretamente, no me interesa con quien estoy lidiando, ¡Tú no tienes derecho a tratarme así! Nadie nunca me había hecho enfurecer tanto — El aire se agito violentamente y una densa energía tensó los músculos de Teil Zárate empezó a liberar poco a poco su indomable poder — ¡Tranquilizate Zárate no es momento de luchar ahora! Tú sabes que enfrentarme no tiene caso — Grito Teil mientras soportaba el embate de la poderosa reina de las brujas, a diferencia del ataque de Maria, este sí estaba afectando su cuerpo, Teil era capaz de soportar y enfrentar a Zárate más decidió no atacar. — No vine a luchar Zárate, sólo a advertirte algo— Dijo el general mientras el aire se apaciguaba — Sí decides interponerte entre yo y mí comisión mataré a todas las personas que encuentre a mi placer matar en la villa— Dijo el general sonriendo — ¿Qué clase de amenaza es esa? A mi no me importa que cantidad de personas asesines en la villa, pronto se pondrán en tu cintra por tu manera de ser — Respondió desafiante Zárate —Los mataré ... — Continuo el general — Y culpare a tus sequito de brujas de los asesinatos, la gente de la villa no lo tomara nada bien, y sé lo que te importa la reputación de ustedes las brujas, no me digas que todo este tiempo marginadas en estos bosques no les ha afectado, a ti te importa dejar un buen nombre, dejar a tu clan de brujas libre del estigma que durante décadas han infundado en la villa a cada generación, una masacre en nombre tuyo y de estas seguidoras tuyas no les vendría nada bien para limpiar su nombre— Dijo Teil dejando impávida a Zárate quien suspiro un poco pues se encontraba muy alterada e impotente por primera vez en su vida delante de alguien — ¿Por qué crees que me importaría que nos incrimines? El señor general puede estarse equivocando sin darse cuenta — Respondió Zárate tratando de mostrar confianza — ¡Oh por favor! No seas modesta, hay algo de corazón dentro de ese hermoso busto— Dijo Teil burlándose de ella — Sí no te importara, no hubieras enviado a Raquel con una comisión ni hubieras aceptado el trato que hicieron ambas— Dijo Teil riéndose de la seguridad que intentaba mostrar la reina de las brujas que se sorprendió de lo que Teil sabía — Tú como sabes lo de Raquel— Pregunto Zárate— La enviaste a mí con la intención de desviar mi atención y aceptaste su ayuda para cuando logrará su cometido les diera una segunda oportunidad de incorporarse a la villa como ciudadanas, como alguna vez fueron reconocidas antes de su exilio, siendo temidas y respetadas y no la lacra del pueblo al que nadie quiere tener cerca— Dijo el general haciendo que Zárate templara de cólera, pero la reina de las brujas saco fuerzas de ella misma — Escuchame moustro no sé aún como detenerte, ni que es lo que quieres exactamente, pero entiendo que deseas desatar un mal incontrolable al mundo, quizás valga la pena el sacrificio del nombre de las brujas de Escazú a permitir que tú sigas adelante con esta locura , esa sería mi respuesta mal nacido — Dijo Zárate devolviéndole la sonrisa a Teil quien permaneció inmutable — De acuerdo, si es lo que deseas entonces desataré el caos y sé también que no eres del todo indiferente al sufrimiento de la villa, a partir de mañana dile a tus emisarias que disfruten la sinfonia de la muerte que escucharan en alaridos y ríos de sangre sonando en nombre de su reina— Con esto dicho Teil le dio la espalda a la reina de las brujas y con la velocidad con la que llegó avanzó pasando entre Maria y Caeli quienes ni siquiera pudieron verlo pasar, Zárate por primera vez se sentía derrotada pero no era su ultima palabra.
Teil atravesaba el bosque con la naturalidad con la que los lobos se desplazan en su entorno, pensaba en lo cerca que estaba de llevar a cabo sus planes y el tiempo debía jugar a su favor. Una figura conocida se dejaba entrever al final del camino muy cerca del edificio Nox, Wust Bist esperaba . —Observe todo lo que pasó en esos bosques, no es justo que derrames más sangre, no en este lugar, se suponía que sólo vendríamos a hacer el trabajo y nos iríamos ya has hecho suficiente Wolfgang no es necesario tomar esas medidas con esas brujas. Estuve investigando a esas mujeres y por lo que me informaron han vivido en paz con los pobladores de Escazú hasta ahora, han cometido hechos atroces pero las personas que han sido sus victimas se los han buscado, de hecho no fue hasta la restauración de la villa que se les veía con respeto, no es necesario provocarlas — Dijo Wust Bist deteniendo a Teil en la inmediaciones del bosque mientras la luna iluminaba las copas de los arboles intensa de forma constante en un escenario que envolvía a ambos hombres en la tenebrosa inmensidad natural que les rodeaba. —Wust debo aconsejarte que dejes tu obsesión de espiarme, no era necesario que me cuidaras yo podía encargarme de ellas con facilidad que amable eres— dijo Teil mientras se reía —No te hagas el tonto conmigo, sabes que te sigo porque no quiero riesgos innecesarios eres un maestro complicándolo todo— Respondió Wust alterado —Mi querido hermano del alma, como si en verdad te importara la misión, a ti sólo te importa que las miserables vidas de todas estas personas no se sacrifiquen, como si fuera la primera vez que observas morir por mis manos a muchos inocentes como tu los llamas. ¿Qué tengo que hacer para convencerte que no vale la pena esforzarte por ellos?— Dijo Teil un poco mortificado —Es precisamente por eso que te sigo de cerca porque conozco tu naturaleza indolente que no puedo estar tranquilo y si puedo hacer que no se derrame sangre innecesaria lo haré—Dijo Wust encarando a Teil —No importa, de cualquier forma no hay mucho que puedas hacer, y lo sabes— Dijo Teil mirando directamente a los ojos a Wust.
_ He decido grandes cosas esta noche Wust, a éste lugar le falta esperanza, no la esperanza angelical por la que el mártir muere, sino la que llena de codicia al mundo, quiero enseñar algo nuevo a estas miserables almas _ Wust entendía muy bien algo, algo que le preocupaba mucho pues, Wolfgang se determinó a destruir la vida de la villa entera. Alguna vez lo hizo, alguna vez hizo trizas la vida de algunos ya sea a través de las sombras con las que perturbó sus destinos, o con ver las cosas que más amaban pérdidas para nunca más volver. Su mirada delataba el brillo apasionante del depredador, como la inspiración en el corazón de un artesano de la muerte. _ Cualquier cosa que surja de ti, que sea justa Wolfgang, que sea lo que deba ser, estoy harto de derramar sangre en nombre de tus malditos caprichos— Pese a haber dicho esto a Teil, en el fondo de su corazón Wust sabía que una era oscura se avecinaba, y que por mucho que negara la situación la muerte se encaminaba sobre las incautas vidas de todos los residentes de la villa. La noche se tornaba tenebrosa conforme la madrugada se adentraba paso a paso, Zárate aun conservaba la rabia en su corazón, la impotencia dejada tras ser moralmente derrotada, por un ser desafiante como Teil, Maria y Caeli guardaban silencio delante de su reina que evidentemente pensaba, y pensaba, en las palabras del general, no deseaba ver sucio el nombre de las brujas, ser el escarnio, y la aberración por una villa cada vez más frívola e indiferente. Su alma aunque oscura, conservaba un fuerte apego a sus memorias, a su origen que representaba su propio orgullo, alguna vez vio la gloria de su propia majestad reinar en el corazón de los pobladores de villa Escazú, pues se le temía y respetaba, e incluso era símbolo de orgullo en cuanto a mención a los extranjeros quienes se les helaba la sangre al escuchar los relatos de la bruja Zárate y su poderoso clan de malvadas sirvientas, y durante años vio como su reputación decaía, la amenaza de Teil significaba un enorme retroceso en su lucha, pero dejarlo adentrarse en las cavernas de su hogar era un riesgo aún mayor, pues desencadenaría el incierto mal que resguardaban aquellos cerros. «¡No, le puedo permitir ni un paso adelante en mis terrenos, ni un paso adelante, ni un acercamiento pues es un riesgo! Sacrificaría mucho, sacrificaría a muchos» Pensó la reina de las brujas mientras sus sirvientas tres de ellas se postraban delante suyo en señal de veneración y respeto, en medio de aquel jardín de flores blancas, Maria, Caeli, y Camila quien recientemente se unió a ellas pues (observaba oculta) se postraron ante Zárate, las cosas a partir de esa noche nunca volverían a ser iguales, así como los cielos muestran un mar de estrellas, que con el tiempo desaparecen, así la paz de la villa se iría para no volver en mucho tiempo, es así como todo cambia, como fluyen los reveses del destino. Encaminados esta vez a la muerte, la muerte espiritual, la muerte del corazón.
Gloria mortem
Tres semanas bastaron después de la noche del evento homenajeando a el general Teil, para que las cosas dentro de la villa mostraran sus primeros cambios relevantes, partiendo por la nueva lista que el capitán Lawrence levantó por ordenes de Teil, que reclutaban a los hijos de los terratenientes que hasta ese entonces evitaron los entrenamientos más severos, pese a que reprocharon al general su comportamiento estricto, la suerte en cuanto a la dirección de la guardia oficial de la villa ya estaba echada. Teil tuvo la oportunidad de someter a exhaustivos ejercicios físicos que requerían un esfuerzo extra a estos chicos, las fracturas y desgarramientos de varios oficiales no se hicieron esperar, y Guillen con su equipo medico, diariamente debían atender las severas lesiones ocasionadas por dichas disciplinas brutales, pero, pese a ser algo extremadamente pesado para la mayoría de jóvenes acostumbrados a lo fácil, había uno entre ellos que no mostraba señales de cansancio, más bien conforme el pasar de los días, su fortaleza se acrecentaba, como si aquel despiadado tratamiento al cuerpo lo mejorara más y más. Desde luego no pasó desapercibido por el general Teil, quien veía este progreso inesperado en el joven, en efecto Bernardo Azevedo, lo había soportado todo. Los ejercicios, consistían en su mayoría de luchas entre ellos, cuerpo a cuerpo, Wust era quien dirigía por lo general estos combates, que solían terminar en heridas y fracturas serias, la idea era según Teil, mejorar las facultades de los jóvenes en cuanto a destreza, y voluntad, Bernardo era el único que día a día sobrevivía a los rudos entrenamientos, dispuesto a recibir más daño y desde luego causarlo. Su voluntad no parecía quebrantarse, y esto no le agradaba a Teil, pues suponía que corazón infectado por la bonanza de una villa indiferente, debía tener sólo almas débiles, Teil estaba convencido de esto y Bernardo desafiaba sus convicciones abiertamente. —¡Bernardo! Al centro, quiero un combate más definido de tu parte, quiero que esta vez me logres golpear, soportas mucho, pero en un combate debes ser certero, debes lograr lastimar a tu enemigo— Dijo Wust, empuñando un bastón firme de bambú con el que la guardia entrenaba. —Golpear a mis compañeros es cosa fácil señor Wust, pero golpearlo a usted para eso se requiere leer la mente no hay nadie con la anticipación, ni la fuerza suya, hasta ahora me ha sido muy difícil pero le prometo encestar en un golpe— Bernardo sonreía, pese a tener severos golpes en su rostro y varias heridas que aun sangraban en maltrecha piel, se hallaba en pie, desafiante ante un Wust quien debido a su superioridad en el arte del combate, no tenia ni un rasguño. Bernardo tomó un bastón, y sus compañeros heridos, le veían con recelo, pues era el único con el coraje de seguir luchando como lo hacia todos los días. —Bien, Bernardo adelante encesta tu golpe— El primer movimiento de Bernardo fue atacar las piernas de Wust a una velocidad extraordinaria para un soldado promedio, ataque que fácil fue esquivado por Wust, quien respondió con un poderoso golpe al rostro de Bernardo, enviándolo algunos metros atrás, desparramando sangre en la improvisada arena creada por la guardia en la plaza principal de San Antonio, ahí donde aquel atentado se dio alguna vez. Bernardo se incorporó despacio limpiando la sangre de su boca que contaba con una herida nueva proporcionada, arremetió de nuevo esta vez probando suerte al costado del cuerpo de Wust, mas este bloqueando con su bastón el golpe, patio las entrañas de Bernardo con una fuerza descomunal, haciéndolo vomitar más sangre, Bernardo cayó de rodillas ante un severo entrenador y Teil observaba la lucha de lejos.
Cansado de observarlos Teil decidió intervenir, camino al centro de la arena ante la mirada de todos los demás soldados quienes veían con asombro al general, debe destacarse la presencia impresionante que causaba este hombre pues no solo era su persona en si misma la que impactaba, sino la reputación despiadada y sanguinaria que había construido a lo largo de las semanas de entrenamiento. — Ustedes esperan sacar resultados de esta danza interpretativa que llaman combate, Bernardo para ser el único en pie es bastante errático tu rendimiento, sí eres tan fuerte como tu convicción de proteger a la villa, deberías de ser capaz de encestar un golpe a Wust a estas alturas— Desafiante Teil invitaba a continuar el combate a Bernardo quien no dudo en ponerse de pie.— General, mis fuerzas por proteger a la villa son tan grandes como las inigualables habilidades de Wust, sólo necesito corregir y avanzar, es todo lo que debo hacer señor— Respondió el joven retandolo— Entonces ponte en pie, quiero saber más de ese coraje embravecido, si me permites darte una lección de civismo real— Teil sonreía ante un imponete Bernardo, mientras Wust observaba la sonrisa maliciosa del general quien lo observaba de reojo
